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Apuntes para un nuevo Caballero Oscuro

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 30/03/2016

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La presentación del nuevo Batman cinematográfico encarnado por Ben Affleck en Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia (2016) se ha saldado con uno de los triunfos de tan polémica cinta. Un nuevo Caballero Oscuro ya bregado y con un amplio bagaje que deja con ganas de saber más de ese pasado que se apunta en pequeñas referencias. El anuncio de una próxima película en solitario del personaje con el propio Affleck también en la dirección y la participación de Geoff Johns en el guión auguran la posibilidad de una visión del personaje que recoja aspectos obviados por el cine en las versiones previas.


Serie Negra: en sus anteriores encarnaciones Batman ha conocido enfoques que van de la fantasía gótica de Tim Burton a la acción “jamesbondiana” de Christopher Nolan, pasando por los coloristas delirios glam y autoparodicos de Joel Schumacher. Pero la faceta investigadora de un personaje calificado como “el mejor detective del mundo” (sic) pocas veces ha sido explotada por el cine. Sí, los ambientes criminales, los policías corruptos y los mafiosos sin escrúpulos han tenido una fuerte presencia en películas previas. Pero pocas veces hemos visto al Bruce Wayne cinematográfico utilizar su capacidad de deducción en vez del gadget de alta tecnología de turno. Y aunque El Caballero Oscuro (2008) sea un thriller de alto octanaje, difícilmente puede ser definido como un film noir. La buena mano demostrada por Affleck en el género –Adiós pequeña, adiós (2007), The Town (2010)- podría darnos una aventura donde “CerillasMalone –la falsa identidad que Bruce Wayne usa como tapadera en los bajos fondos- tenga cabida.


Villano: a pesar del tirón popular de personajes como el Joker, Catwoman o Dos Caras, el (ab)uso continuado de posteriores versiones de los mismos amenaza con matar cualquier atisbo de novedad en este apartado. Teniendo Batman una de las mejores galerías de villanos de la historia del cómic, es un tanto frustrante que se recurra siempre a los mismos tres o cuatro. Batman Begins (2005) demostró el potencial sin explotar de enemigos como Ra's Al Ghul y el Espantapájaros. La presencia de un guionista tan versado en la materia como Johns podría ser la clave para desarrollar cinematográficamente a personajes como Enigma, Máscara Negra o Deadshot –interpretado por Will Smith en la próxima Escuadrón Suicida (2016)-, que asimismo se ajustarían al enfoque policiaco antes señalado. Usar de primeras al nuevo Joker de Jared Leto equivaldría a malgastar toda la munición en la primera andanada.


Acción: en el Hollywood actual, donde los movimientos de cámara frenéticos, el montaje confuso y el CGI descontrolado parecen haber prostituido la forma de rodar escenas de acción, el hombre murciélago presentado por Snyder se muestra como el hábil y experto luchador cuerpo a cuerpo que es en las viñetas. La velocidad y contundencia mostrada en la secuencia del rescate en el almacén –con un ojo puesto en la saga de videojuegos Batman Arkham- así lo prueba. El nuevo diseño del traje, aparentemente más flexible y funcional que las armaduras de goma vestidas por Michael Keatón o Christian Bale, parece pensado para dicho fin. El buen ojo del Affleck realizador para planificar y rodar este tipo de secuencias conseguiría dignificar este aspecto frente a las limitaciones que el personaje ha padecido previamente. Un estilo que, como ha demostrado recientemente Daredevil (Netflix, 2015) puede ser aplicado a los superhéroes con excelentes resultados.


Ambientación: descrita como una ciudad oscura con edificios de estilo gótico a medio camino entre la postal retro y la utopía futurista, la Gotham cinematográfica ha ido del barroquismo desatado de Batman Vuelve (1992) -donde parecía parte de un mundo fantástico- al realismo espartano de El Caballero Oscuro -indistinguible de cualquier metrópoli occidental moderna- pasando por la locura de colores chillones vista en Batman & Robin (1997). Batman Begins, con su tren elevado y sus barrios marginales claustrofóbicos, suponía un perfecto término medio que, desgraciadamente, fue ignorado tanto en las secuelas como en el film de Snyder, donde la opresiva oscuridad no esconde una Gotham de diseño bastante plano. Algo que los responsables de esta nueva versión deberían tener muy en cuenta, al ser la urbe del murciélago tan protagonista de sus historias como él mismo.


Independencia: a pesar de formar parte de una franquicia interconectada –de cumplirse el plan de producción previsto Affleck interpretará cinco veces al personaje en apenas cuatro años-, la relación de continuidad directa con otros films también conlleva su parte de connotaciones negativas. Como que el desarrollo de ciertas tramas y personajes queden vetados por entorpecer el plan general. Una limitación que parece replicar la problemática existente en los cómics con las series individuales y los crossovers. Con dos films de la Liga de la Justicia en camino sería absurdo no poder ver al menos una aventura completamente independiente del nuevo Batman. Máxime cuando la versión de Affleck presenta una versión más madura y cínica, fuertemente basada en el trabajo de Frank Miller para El Regreso del Caballero Oscuro. Una versión no atada al sempiterno esquema argumental del origen y con de un amplio trasfondo previo a desarrollar abierto a interesantes posibilidades.


Es posible que poco o nada de lo anterior acabe por hacerse realidad. Como Neil Gaiman planteó en su ¿Qué le sucedió al cruzado enmascarado\? Batman es un personaje tan potente que es capaz de integrar interpretaciones completamente dispares sin perder su esencia básica. Pero ya que tal abanico de posibilidades está disponible, ojalá una de ellas respondiese a la planteada en este humilde texto.

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