Star Wars Tomo #1 El renacer de la Fuerza clásica
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Pero centrémonos un segundo en los cómics de la saga. La realidad es que Dark Horse se había convertido en la cronista oficial de las aventuras de este rico universo y, para deleite de lectores y aficionados, sus propuestas mantenían una calidad envidiable dentro del mercado de la ciencia ficción. Decenas de títulos habían llenado los huecos de continuidad entre las sagas existentes, ofrecido más que correctas continuaciones a las historias de personajes como Han Solo o Luke Skywalker y llevado la mitología de Lucas hasta nuevos e inexplorados futuros.
Sin embargo, si tienes mucho dinero, una de las franquicias más exitosas de la historia del cine y la editorial comiquera más grande del mundo, ¿no sería mucho más fácil tomar ese magníficamente enorme universo y explotar sus posibilidades viñetiles en tu propia casa? Pues dicho y hecho. En cuestión de meses, aquellas series y relatos que se habían considerado canon debido al buen hacer de los autores de Dark Horse se convertían en ‘leyendas’ y narraciones apartadas para asegurar que el pasado, presente y futuro de Star Wars sería el relatado por la Casa de las Ideas. Y es que, señores, nada escapa al poder del Ratón.
La cuenta atrás hacia la nueva entrega
Por supuesto, el retorno de los cómics Marvel basados en los personajes de Lucas se producía antes del estreno de la nueva película de la franquicia que preparaba J.J. Abrams –y que, como todos sabemos a estas alturas, se saldó con uno de los más impresionantes éxitos de los últimos tiempos dejando bien claro que el mundo seguía completamente entregado a la Guerra de las Galaxias- lo que planteaba un esperado problema: ¿cómo ofrecer a los lectores historias virtualmente relevantes sin poder desvelar algunas de las tramas que Abrams y compañía tenían preparadas para los espectadores de El Renacer de la Fuerza?
La respuesta era muy fácil. Coger a los fan favorites de la saga, ampliar la mitología existente y narrar qué había ocurrido en los períodos entre películas ya estrenadas. De este modo, la editorial decidió que sus principales colecciones acontecieran entre el lapso temporal entre Una Nueva Esperanza y El Imperio Contraataca, al menos sus primeras propuestas.
Esta sutil maniobra tenía varios objetivos claros. Por un lado, la irrupción de personajes como Luke Skywalker, Han Solo o Leia aseguraban que los fans originales se acercaran a los títulos para ser testigos de las aventuras de aquellos héroes que se habían convertido en parte definitoria de su imaginario fandom. Por otro, reintroducirlos permitiría a aquellos que los habían conocido más tarde o que aún debían hacerlo acercarse a este universo y prepararlos para su anunciada aparición en el Episodio VII. Y por último… Vamos, que hay más grande que volver a ser testigos de los piques entre Solo y Chewbacca, la mojigatez extrema de C-3PO o la brutal amenaza de Darth Vader sin tener que preocuparse del paso del tiempo.
Por supuesto, la gran máquina de marketing que es Disney lanzó la noticia en un despliegue sin precedentes que sumió al mundo en un frenesí absoluto por todo lo que sonara a Star Wars y, en un importante y magnífico movimiento, ofreció las colecciones a los mejores guionistas y dibujantes de la industria para certificar que los lectores recibirían propuestas de una calidad indudable.
Star Wars: Piedra angular del nuevo universo cósmico
La primera colección en aparecer recibía por título Star Wars y, como comentábamos anteriormente, tiene por protagonistas a los luchadores de la Resistencia que tan bien conocíamos y que tanto adorábamos.
La destrucción de la Estrella de la Muerte ha sumido al Imperio en un período de inestabilidad aunque su poder está lejos de haber sido completamente debilitado. Las siniestras fuerzas del Emperador cazan sin descanso a los combatientes por la libertad mientras los partidarios de la Resistencia llevan a cabo maniobras de guerrilla para seguir diezmando las posibilidades tiránicas de los opresores.
Una partida de negociación llega a Cymoon 1 con el propósito de servir de nexo entre el Imperio y el despreciable Jabba el Hutt en un acuerdo para entregar armas a las fuerzas del Emperador. El único problema con este encuentro es que la mediación será llevada a cabo por el inigualable Han Solo lo que nos asegura que el contrabandista galáctico de poca monta –lo sentimos, Han, son palabras de uno de los soldados imperiales- tiene un as escondido en su manga o, al menos, planea robar uno antes de que nos demos cuenta.
Por supuesto, el grupo negociador se desvela como una tropa formada por Solo, Leia y Luke enviada para hacer desaparecer la planta de armamento que se esconde en el planeta. El problema es que hay alguien más que ha decidido visitar las instalaciones para comprobar su operatividad: el implacable y mortal Darth Vader.
El guionista Jason Aaron está decidido a pasárselo en grande con esta serie y a entregarnos una historia con un marcado sabor clásico que, en ningún momento, se pierde en la consabida niebla nostálgica que suele empañar este tipo de productos. En sus manos, nuestros protagonistas son los personajes que adoramos y por los que parece no haber pasado el tiempo. La decisión de mostrárnoslos en los días de la saga original hace brillar estas aventuras devolviéndonos a aquellos días en que nos quedaban por descubrir todas las posibilidades, magia y espectacularidad que Lucas nos tenía reservados.
Pero, sin duda alguna, gran parte del éxito de la propuesta esta en los lápices de John Cassaday. El dibujante capta a la perfección los rostros de los iconos cinematográficos al tiempo que construye escenas de acción más grandes que cualquiera que nunca nos hayamos atrevido a soñar. La espectacular huida de los rebeldes a bordo de un AT-AT, el primer encuentro entre Skywalker y Vader tras la muerte de Obi-Wan Kenobi o la aparición de cierto feroz y despiadado cazarrecompensas son momentos que pertenecen ya a la mitología más pura de esta saga y que se convierten en razones más que obligatorias para no dejar pasar esta colección.
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