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Capitán América: Blanco Comic Digital
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"Yo no soy malo, vil criatura. Soy… complicado." Loki / Amazing Spiderman #503
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Capitán América: Blanco

Jeph Loeb y Tim Sale vuelven a sacarle los colores a Marvel

Un artículo de Javier Jiménez Jiménez - Introducido el 12/05/2016

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En el mundo del cómic hay todo un catálogo de historias presentadas, comenzadas y abandonadas o, simplemente, olvidadas que harían la mente de cualquier fan explotar con anticipación. Normalmente, son sagas ideadas por algunas de las mayores estrellas del medio e incluso, en ocasiones, su publicación podría haber revolucionado el mundo viñetil por completo. Títulos como el Authority de Brian Azzarello y Steve Dillon, el Spiderman de Jeph Loeb y J. Scott Campbell, los proyectados especiales centrados en los villanos DC Portraits of Villainy de Alex Ross y Paul Dini, el cruce entre personajes tan dispares como Batman y Gen13 de nuevo con Campbell o ese brutal Crepúsculo de los Superhéroes nacido de la inigualable pluma de Alan Moore descansan en las estanterías de la biblioteca de Lucien mientras nosotros, pobres mortales, sólo podemos soñar con ellos y anhelar el momento en el que podrían ver la luz. (Y eso sin contar las series empezadas que no cuentan con un final… ¿Me oyes, Kevin Smith? Déjate de tontás y termina de una vez el Daredevil/Bullseye: The Target, copón).


Por eso, cuando uno de esos proyectos arrinconados consigue abrirse camino entre la oferta editorial y alcanzar el estado de cómic real, los aficionados solemos encontrarle un hueco innegociable entre nuestras lecturas urgentes.

Jeph Loeb y Tim Sale son una de esas parejas creativas que consiguen que cada uno de sus trabajos conjuntos se convierta en una fuente inagotable de expectativas y anticipación. Si bien es cierto que los trabajos de Loeb se mueven sin vergüenza alguna entre lo sublime y lo ridículo –pero, podéis estar seguro, nunca lo aburrido-, sus colaboraciones con el personal ilustrador siempre se han saldado con interesantes propuestas a menudo centradas en los personajes más icónicos del noveno arte. Títulos como Batman: El Largo Halloween, su continuación Victoria Oscura o Superman: Las 4 Estaciones sirvieron para ofrecer interesantes miradas a los pesos pesados DC y su trilogía del Color Marvel nos regaló atrayentes versiones de Daredevil, Spiderman o Hulk.


Ese tríptico cromático marveliano se centraba en diferentes aspectos de la existencia de sus protagonistas con una fuerte dosis de retrocontinuidad, las necesarias gotas de nostalgia y la vital importancia de personajes femeninos como Karen Page, Gwen Stacy o Betty Ross tenían en la génesis de estos héroes. Por supuesto, los títulos se convirtieron en un éxito de crítica y público que animó a los autores y la editorial a anunciar en los ya lejanos días de 2008 una nueva propuesta que convertiría la saga en un cuarteto y se centraría en la figura del Capitán América. Poco después se publicó un llamativo #0 y, acto seguido, el silencio…

Sin embargo y cuando parecía todo perdido, aquí tenemos la serie recopilada por Panini en un recomendable tomo que nos devuelve a la época en la que el Capi se movía por Europa desbaratando planes nazis, enfrentándose a Cráneo Rojo e haciendo perder los nervios a Nick Furia y sus Comandos Aulladores.


Tim Sale mira directamente a grandes clásicos como Jack Kirby o Jim Steranko como inspiración para sus trepidantes páginas y consigue rendir un nostálgico homenaje al pasado del personaje aderezado con un agradecido dinamismo que lo separa de otras propuestas de similares características.


La elección de Loeb de vertebrar el relato en torno a los remordimientos de Rogers por su papel en la muerte de Bucky es todo un acierto (Nota: El relato se sitúa cronológicamente mucho antes de la magnífica etapa de Ed Brubaker al frente de los guiones de la colección del Centinela de la Libertad). Los consabidos textos de apoyo del escritor se convierten en una ventana abierta a la psique de nuestro protagonista en la que analizamos sus sentimientos acerca de la decisión de permitir al joven acompañarlo a la Europa ocupada en plena 2ª Guerra Mundial, el inolvidable horror de la batalla y, sobre todo, el sentimiento de culpa del superviviente.

En resumen, una digna continuación de los relatos de Color Marvel con un sinfín de estrellas invitadas, impactantes ilustraciones y magia marveliana a raudales. ¿Para cuándo la quinta entrega, señores Loeb y Sale?


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