Grandes Autores de Vértigo: Dave McKean

Seis razones para amar el cómic

Tweet

Artículos relacionados

Hay que reconocer el esfuerzo que está realizando ECC Ediciones para acercar el mejor cómic a los lectores españoles. Las excelentes recuperaciones de imprescindibles obras como Sandman, Predicador, Transmetropolitan, Planetary, Lucifer, Scalped y, por supuesto, Animal Man y Hellblazer se han convertido en citas ineludibles para todos aquellos que quieren descubrir, reivindicar o redescubrir las mejores propuestas que un medio tan extraordinario como este puede ofrecernos.


Además, la editorial ha comenzado a presentar una nueva línea llamada Grandes Autores de… que ya ha tenido ramificaciones en el sector superheroico –con propuestas centradas en la Liga de la Justicia, Batman o Superman- y en el sello adulto DC que se encargó de redefinir el arte secuencial hace unos años. Vertigo se convirtió en el hogar de un grupo de autores empeñados en doblar, cambiar y modelar las reglas del cómic con el único propósito de crear títulos tan esenciales e imperecederos que demostraran de manera directa y radical que las viñetas podían escapar al pijameo, las peleas y las poses exageradas.


Por supuesto, uno de los dibujantes claves en este sello fue Dave McKean, una suerte de hombre del Renacimiento cuyas aspiraciones artísticas tocaban la pintura, el diseño gráfico, la fotografía, el cine, el dibujo e incluso, la música. Su estilo único e inigualable sirvió para dotar de una personalidad incomparable proyectos como Asilo Arkham, Orquídea Negra, Mr. Punch y, por supuesto, Hellblazer o Sandman. Sus portadas para estos dos últimos títulos se convirtieron en obras tan interesantes como las historias que aguardaban tras ellas, ofreciendo al lector un portal mágico que anticipaba el viaje lleno de emociones, miedos y sorpresas que se agazapaba allí a la espera del confiado lector.

Si hay una razón…

Si hay una razón para hacerse con este tomo es, sin duda alguna, la magnífica historia Abrázame. Incluida en su publicación original dentro de la serie Hellblazer, el relato guionizado por Neil Gaiman se convirtió instantáneamente en un clásico gracias a su mezcla de terror, melancolía y esperanzadora tristeza. La maestría del guionista a la hora de retratar a los personajes que pululan por esta nostálgica y cruda representación de una sociedad que olvida y pisotea a sus integrantes más desvalidos, se convierte en el motor perfecto para que McKean de rienda suelta a su arte y nos ofrezca uno de sus más contenidos trabajos. Sin embargo, esta contención está lejos de restar fuerza al resultado final ya que con un uso mínimo del color –que se mueve entre los fríos azules y los apabullantes negros- el dibujante nos entrega un abanico de emociones insuperables que convierten sus páginas en sensación pura.


Pero está claro que si existe un motivo por el que comprar este volumen es la incorporación al mismo de El Mago, una suerte de visión determinante al significado de John Constantine en el imaginario popular. La cruenta e inquietante imaginería de Jamie Delano, uno de los ‘padres’ del tramposo investigador de lo oculto DC, casa a la perfección con un McKean de estilo más radical y anárquico que busca sumergirnos en el mundo de la sucia magia de nuestro protagonista. Miradas al pasado, presente y futuro de Constantine, desgarradoras premoniciones y sangrientas consecuencias en un glosario místico de la misma esencia de nuestro tramposo protagonista.


Pero es seguro que si una historia es determinante para incorporar este tomo a nuestra biblioteca, esa es la brutalmente bella Un Vaso de Agua en el que Grant Morrison se deja de misterios milenarios, monstruos pandimensionales y megaconceptos estrambóticos y nos ofrece una de las más desgarradoras y sinceras propuestas de su larga y brillante carrera. El dibujante nos sumerge en ella con un único plano alargado de principio a fin que sirve como reflejo de la atormentada y claustrofóbica existencia de nuestra protagonista y que tiene un final tan doloroso y humano que permanecerá con el lector por mucho tiempo después de haber cerrado las cubiertas de este volumen.


Aunque debéis saber que si este tomo es imprescindible es por esa pequeña joya en la que Muerte Habla Sobre la Vida con, de nuevo, Gaiman acompañando a nuestro dibujante en un directo, necesario y simpático recorrido por la seguridad como factor categórico en nuestra sexualidad. La hermana de Sueño protagoniza esta propuesta que nos muestra una nueva vertiente del dibujo de McKean, gracias a un trazo más casual y cercano que consigue situarnos en un plano de cercanía emocional con una de los Eternos.


Y, por supuesto, si hay dos relatos que hagan la adquisición de este volumen inevitable para cualquier aficionado al mejor cómic son La Última Historia de Sandman y Un Pez Fuera del Agua que devuelven a McKean al rico universo de los Eternos y se convierten en oníricas viñetas que no responden a ninguna ley más allá de aquellas dictadas por nuestros más profundos y alucinados sueños.

En resumen, corred a vuestra librería y conseguid este tomo. Por la razón que sea…