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Heavy Metal: 35 años de fantasía salvaje

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 11/06/2016
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El estreno de Heavy Metal (Gerald Potterton, 1981) supuso para el cine de animación occidental un impacto similar al que la revista que adaptaba supuso para el cómic norteamericano. Y es que, como su homóloga en papel, la película ha dejado una herencia desigual e indirecta pero destacada e innegable de la que ahora se cumple su 35º aniversario.

Heavy Metal la revista nació en 1977 como traducción norteamericana de la francesa Metal Hurlant creada tres años antes. La editorial responsable de la versión norteamericana también lo era de la revista satírica National Lampoon, con la que compartía creativos que a su vez estaban vinculados con el mundo de la comedia televisiva y cinematográfica. Semejante caldo de cultivo acabaría concretándose en un proyecto de adaptación cinematográfica respaldado por el productor y realizador Ivan Reitman. Respetando el carácter episódico de la revista los guionistas Len Blum y Daniel Goldberg concibieron el film como una antología de historias vagamente conectadas por la presencia del Loc-Nar, una poderosa esfera verde con conciencia propia que parece representar el mal en estado puro. Alrededor de la misma acontecen seis segmentos de muy distintos estilos y géneros que adaptan y/o toman como inspiración sendas historietas publicadas en la revista.



Den, la irónica y sexualizada visión de Richard Corben sobre el género de espada y brujería, Capitan Stern, el cínico y tramposo aventurero espacial creado por Bernie Wrightson y Tan bella y tan peligrosa, paródica vuelta de tuerca de Angus McKie sobre las abducciones extraterrestres a manos de unos aliens descerebrados, fiesteros y salidos, eran adaptados a la pantalla manteniendo sus componentes adultos.


Por su parte B-17, una historia de zombis a bordo de un bombardero de la IIª Guerra Mundial escrita por el guionista cinematográfico Dan O'BannonAlien (1979), Desafío Total (1990)- materializaba un viejo borrador que había servido de inspiración para el film de terror espacial de Ridley Scott. Harry Canyon, trama sobre cínico taxista metido en una conspiración interplanetaria, se inspiraba libremente en The Long Tommorrow (emblemática historieta obra del citado O'Bannon y Moebius donde se mezclaban serie negra clásica y ambientación futurista) y se convertiría a su vez en inspiración para El Quinto Elemento (1997). Finalmente Taarna, épica historia sobre una heroína vengadora en un mundo de fantasía, tomaba prestada la estética de Arzach, emblemática creación de Moebius con la que comparte montura alada.


Pese a conservar el tono transgresor del material original y de contar con la colaboración de dibujantes como Juan Giménez, Neal Adams, Mike Ploog y Howard Chaykin en el diseño de personajes y escenarios de las nuevas historias, lo cierto es que el film es prisionero de las limitaciones técnicas de su época, con una animación que pese al uso de distintas técnicas –incluida la rotoscopia o animación sobre imágenes reales en movimiento- es incapaz de reproducir el detalle y personalidad gráfica de los ilustradores en que se inspira. Pero el estilo irreverente, los abundantes detalles de sexo y violencia explícitos y una potentísima selección musical (que incluye nombres como Sammy Hagar, Black Sabbath, Devo, Blue Oyster Cult o Nazareth) incendiaron la imaginación de los espectadores. Ese impacto no supuso un boom para la animación adulta en occidente, pero consiguió convertir el film en un título de culto automático cuya reputación fue creciendo con los años. A dicha fama contribuyó el hecho de que problemas de derechos con la banda sonora impidieron la edición del film en formato domestico hasta mediados de los años noventa, con su aureola de rareza creciendo en paralelo al número de copias pirata.


Años después Kevin Eastman –co-creador de las Tortugas Ninja y propietario de la revista a partir de 1992- impulsó la producción de una secuela titulada Heavy Metal 2000 (2000). Abandonando el formato antología a favor de una única historia, la secuela adaptaba el cómic The Melting Pot obra del propio Eastman junto a Eric Talbot y Simon Bisley. Pero en realidad resultaba una especie de remake extendido del episodio de Taarna, con sus mismas limitaciones gráficas pese a los avances en el campo de la animación y el ocasional uso de una deficiente infografía. En 2012 Eastman anunció la puesta en marcha de un nuevo film que implicaría a prestigiosos nombres del mundo del cine –James Cameron, David Fincher, Guillermo del Toro, Zack Snyder- pero el proyecto fue cancelado antes de poder concretarse mínimamente.


Esferas vivientes, taxistas del futuro, invasores alienígenas, soldados no muertos, hordas de bárbaros mutantes… tan delirante y excesivo como sorprendente y disfrutable Heavy Metal la película estableció las posibilidades de implicar directamente a autores gráficos procedentes del mundo del cómic en la creación fílmica. Y aunque el paso del tiempo no ha favorecido las virtudes técnicas de la cinta, su arrojo a la hora de abrir nuevos caminos en la animación occidental para adultos resulta tan loable ahora como lo fue en su estreno más de tres décadas atrás.


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