Legends of The Dark Knight: Los relatos perdidos de Batman
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Con la publicación de Gótico, ECC parece dar inicio oficialmente a la reedición de la serie Legends of the Dark Knight. Y en un ejemplo de sincronía pocas veces tan atinado, lo hace dentro del sello bautizado como Grandes autores de Batman. Nada más adecuado pues la nomenclatura española no podría hacer más evidente la intención original de los editores de DC cuando dieron inicio a la publicación de la cabecera que nos ocupa.
Surgida a rebufo de la batmania desatada por la versión cinematográfica de Tim Burton, los editores de DC decidieron capitalizar el éxito otorgando al Hombre Murciélago una tercera serie regular que acompañase a las ya longevas Detective Comics y Batman. Pero más allá del puro interés crematístico Dennis O'Neil –en aquel momento editor jefe de todas las publicaciones relacionadas con el personaje- decidió aprovechar la oportunidad para darle un cariz distinto a este nuevo título. A diferencia de sus dos hermanas mayores Legends… no estaría sujeta a la continuidad de manera estricta ni dependería de unos autores fijos. En lugar de eso, y en sintonía con los proyectos especiales que habían relanzado la imagen de Batman desde mediados de los ochenta –El Regreso del Caballero Oscuro, La Broma Asesina, Arkham Asylum-, la nueva cabecera constaría de historias con carácter independiente a cargo de distintos autores dotados de un mayor margen de libertad creativa.
Tomando el definitorio Batman: Año Uno de Frank Miller y David Mazzuchelli como punto de partida conceptual y cronológico, O'Neil reclutó a algunos de los autores más interesantes del momento. Alternando tanto al guión como al dibujo a talentos veteranos con prometedores recién llegados, las historias contaban inicialmente con una extensión de entre tres y cinco números y estaban situadas temporalmente en los primeros años del personaje. Un terreno que daba pie a enfoques inéditos del hombre murciélago tanto por la peculiar sensibilidad aportada por los autores como su ambientación temporal, con un héroe aún en proceso de formación.
Chamán, saga inaugural de la serie a cargo del propio O'Neil junto al malogrado dibujante Ed Hannigan, asentaba claramente los rasgos antes citados mediante un argumento de tono introspectivo que presenta a un Bruce Wayne con dudas sobre su recién iniciado papel como vigilante enmascarado y su proceso de afirmación posterior. Veneno, de nuevo escrita por O'Neil y dibujada por Trevor Von Eeden, enfrenta la asumida responsabilidad como guardián de Gotham del protagonista con sus limitaciones como ser humano, en un espeluznante relato de adicciones en el que aparecía por primera vez la droga Veneno. Fe, de Mike W. Barr y Bart Sears explora las distintas consecuencias de la presencia del héroe entre los habitantes de su ciudad, mientras que en Espadas James Robinson y Tim Sale establecen la aparición de un segundo justiciero en Gotham que no es lo que parece.
Pese al inevitable protagonismo del hombre murciélago Legends… ocasionalmente cedía el protagonismo a otros personajes como los villanos Hugo Strange (Presa, de Doug Moench y Paul Gulacy), Dos Caras (Rostros, por Matt Wagner) o el Joker (Volverse Cuerdo, de J.M. DeMatteis y Joe Staton). Sagas en las que se les reinventaba para la actual continuidad, se examinaba su compleja personalidad o se les mostraba en una faceta inédita respectivamente. Asimismo autores tan poco frecuentes en la series del murciélago como Bryan Talbot (Máscaras), Jamie Delano (Terminus), Garth Ennis (Enloquecidos) o Warren Ellis (Infectados) pudieron aportar su peculiar visión del personaje. Pero tras su primeros sesenta números la serie comenzó a perder gradualmente sus señas de identidad originales, viéndose involucrada en crossovers -La Caída del Murciélago, Tierra de Nadie, Juegos de Guerra-, albergando historias con un enfoque menos ambicioso e indistinguible del resto de bat-series y/o incluyendo premisas más propias del sello Elseworlds (como la futurista Atalaya de Chuck Dixon y Mike McMahon).
Con todo la serie aún acogería las firmas de autores como Mike Mignola, Scott Hampton, Sean Phillips, J.H. Williams, Steve Englehart, Seth Fisher, Archie Goodwin, Bill Willigham, Tony Harris o Eddie Campbell que reverdecían ocasionalmente el elevado listón original de una cabecera que, a su cierre en el #214 en 2007, ya había perdido tanto su personalidad distintiva como su razón de ser. Mención aparte merecen los tres números especiales ambientados en Halloween firmados por Jeph Loeb y Tim Sale, germen de las magnificas colaboraciones realizadas por ambos posteriormente.
En los años posteriores DC intentaría infructuosamente revivir el proyecto con un segundo volumen consistente en números únicos y pensado inicialmente para el mercado digital o mediante un nuevo título (Batman Confidential) con la misma planificación. Ambos intentos fracasaron al no poder reproducir la peculiar mezcla de talento, libertad creativa y clima editorial que dio pie a la serie original. Una serie que incluye algunas de las mejores historias de Batman del último cuarto de siglo y que, descatalogaciones y omisiones editoriales varias, parece que al fin puede ser disfrutada debidamente en nuestro país.
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