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Cuando Garth Ennis se fue a la guerra

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 12/07/2016
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Decir que Garth Ennis es un enamorado del género bélico es casi tan obvio como preguntar si el Papa es católico. Voraz lector durante su infancia de los cómics de género tan populares como el británico Battle Picture Weekly, las historias de guerra han estado presentes en la mayoría de sus obras. Desde sus principales series de creación propia (Predicador, Hitman, The Boys) a sus colaboraciones para las grandes editoriales (Punisher, Furia, El Águila Fantasma) pasando por trabajos sueltos (La Brigada del Rifle, 303, Stitched) todas utilizan elementos bélicos como trasfondo de sus tramas cuando no los abordan directamente. Pero es en War Stories donde Ennis se ha lanzado al mismo sin coartadas ni vacilaciones.


En 2001, aprovechando la libertad creativa de la línea Vértigo de DC, Ennis decidió dar rienda suelta a su amor incondicional por las historias de guerra resucitando el entonces prácticamente difunto subgénero del cómic bélico. Para ello planteó una serie de especiales independientes donde, acompañado por un magnífico plantel de veteranos dibujantes, proponía una visión realista y nada complaciente de la IIª Guerra Mundial desde el punto de vista de diferentes contendientes en los distintos frentes del conflicto. Historias con personajes, estructuras argumentales y estéticas gráficas distintas pero con idéntico matiz desmitificador, solemne y profundamente emotivo, con el característico humor negro del guionista reducido al mínimo –aunque no completamente ausente- en favor de una mayor sobriedad.


Argumentos y personajes ficticios pero construidos a partir de hechos profusamente documentados –Ennis incluiría en la edición original una detallada lista de la bibliografía consultada a modo de apéndice-, la serie también supuso un esfuerzo consciente por evitar el protagonismo mayoritario de personajes norteamericanos dando voz a combatientes procedentes de países como Inglaterra, Irlanda, Alemania, Rusia e incluso España. Así, El Tiger de Johann narra las desventuras de la desertora tripulación de un tanque alemán intentando sobrevivir tanto a enemigo como a su propio ejército durante el final de la guerra. Los Tramposos del Día D reivindica la figura de los injustamente olvidados soldados responsables de la ofensiva en Italia paralela al desembarco del Normandía. Las Águilas Gritonas muestra como los miembros de la estadounidense Compañía Easy encuentran un pequeño remanso de paz tras años de lucha en el frente que les hacen cuestionarse su deber. Y Nightingale recoge la tensión de las misiones de la marina real británica en un Atlántico plagado de submarinos enemigos. Historias dibujadas con oficio y solidez por autores consolidados como Chris Weston, John Higgins, Dave Gibbons y David Lloyd, tan aplicados a la hora de documentarse visualmente como el guionista.


El éxito de ese primer volumen dio luz a una segunda tanda con historias sobre los bombardeos aliados en suelo alemán y sus efectos sobre la población civil (J de Jenny), los orígenes de las fuerzas especiales británicas (Los Incursores) y las misiones casi suicidas de los pilotos escolta de convoys marítimos (Arcángel) dibujadas respectivamente por Lloyd, Cam Kennedy y Gary Erskine. Mención aparte merece Cóndores, ilustrada por Carlos Ezquerra y ambientada en la Guerra Civil española, que contrasta las distintas visiones del conflicto de un aviador alemán, un brigadista inglés, un fascista irlandés y un miliciano español obligados por las circunstancias a compartir trinchera.


Tras esa segunda tanda los compromisos de Ennis le obligarían a poner en pausa la cabecera durante varios años. En 2008 emprendió una suerte de continuación titulada Battlefields para Dynamite Entertainment en forma de miniseries de tres números centradas en una serie de personajes fijos cuya historia se iba prolongando en siguientes entregas. Así, Las Brujas de la Noche y sus secuelas se centran en un escuadrón de aviación soviético íntegramente formado por mujeres enfrentadas tanto a los rigores del frente como al desprecio y las purgas políticas dentro de sus propias filas. Tanquistas y sus continuaciones siguen las peripecias de la tripulación de un tanque durante el Día D, su enfrentamiento con un imparable carro acorazado alemán y sus posteriores peripecias en la Guerra de Corea. Historias que se alternan con otras autoconclusivas como Querido Billy, que muestra los efectos de la guerra desde la perspectiva civil de una enfermera británica en el frente asiático, y Valle Feliz, sobre un joven soldado australiano intentando sobrevivir a sus últimas misiones en un bombardero antes de licenciarse. Todo ilustrado por nombres competentes como Russ Braun, Peter Snejberg y el citado Ezquerra.


En 2014 Ennis revivió el título de War Stories para Avatar Press en forma de serie regular –aunque planificada en sagas independientes- y dibujada por el argentino Tomás Aira con nuevas historias sobre la IIª Guerra Mundial –excepto una ambienta en la guerra árabe-israelí de Yom Kipur en 1973-. A lo largo de la veintena de números publicados hasta le fecha Ennis examina la crueldad del ejército nazi con su propia población, los bombardeos norteamericanos sobre Japón o las tensiones provocadas entre los soldados aliados sus distintas nacionalidades.


El resultado es una franquicia donde el guionista irlandés se mueve como pez en el agua, insuflando personalidad y sentimiento a lo que en otras manos sería una sucesión de tópicos y recuperando episodios históricos poco conocidos desde enfoques menos manidos a los que acostumbra la ficción bélica. Con Battlefields publicándose en España a manos de Aleta Ediciones y la etapa original en Vértigo descatalogada debido a los cambios en el panorama editorial español, sería de agradecer que alguien diese la oportunidad de ver la luz por estos lares al resto de una franquicia que recupera un género casi extinto en viñetas combinando eficazmente tradición con novedad.

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