Wonder Woman: Hierro

Dioses del Olimpo vs Nuevos Dioses

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Nueva entrega de la laureada etapa del guionista Brian Azzarello a las órdenes de la amazona favorita de los lectores. El tomo se abre con el número 0 de la serie y demuestra que el guionista sabe aprovechar incluso las maniobras comerciales de la editorial, que decidió dedicar un mes entero a revisitar historias pasadas de los personajes de estos Nuevos 52 publicando el número 0 en lugar del correspondiente. En esta historia autoconclusiva nos encontramos a una joven Diana, entrenándose para convertirse en la aguerrida guerrera que hoy conocemos, entrenada por Guerra y enfrentada al Minotauro. Una historia sencilla y sin pretensiones, que hace un alto en el camino de la gran saga que se inició en el primer volumen pero que profundiza, por ejemplo, en la relación entre Diana y Guerra, dejando con ganas de conocer más historias situadas en el pasado de la protagonista.


El resto de entregas del tomo continúan la historia donde la dejamos, con el Primogénito abriéndose paso para llegar a nuestra civilización, consumido por la venganza que lleva milenios preparando, y más brutal y despiadado conforme avanzan las entregas. Diana por su parte se las verá con Siracca, un poderoso ser que se esconde tras la apariencia de una niña, y recibirá la visita de Orión, uno de los nuevos Dioses creados por Jack Kirby, que Azzarello ha decidido reunir con Wonder Woman y su atípica familia aprovechando la deidad inherente a todos estos personajes. La búsqueda del nuevo miembro de la familia, el bebé que era raptado en la anterior entrega, la llevará hasta el reino de Deméter, donde deberá enfrentarse a Hermes, quien fuera su aliado al inicio de esta aventura, para conseguir rescatarlo.


El principal acierto de Azzarello al retomar este rico universo de personajes, ha sido actualizarlo a nuestros tiempos sin perder su esencia. Cada una de las palabras que Dionisio, Discordia o Guerra intercambian en la barra de un bar o junto a una piscina está cuidadosamente elegida por el guionista, que ha hecho de los dobles sentidos y giros del lenguaje su carta de presentación. Que Dionisio parezca un joven grunge o que mendigos ciegos y viejos decrépitos sean las nuevas apariencias de quienes en otra época reinaron el Olimpo resultan al mismo tiempo fascinantes y frescas visiones, muy relacionadas con las que Neil Gaiman nos ofrecía años atrás de los eternos en su inolvidable Sandman.