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La Atalaya del Vigía Comic Digital
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Zot!: Un héroe (y un cómic) entre dos mundos

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 21/07/2016
La Atalaya del Vigía

Posiblemente Scott McCloud sea más conocido y/o reconocido como teórico del cómic gracias a sus ensayos sobre el medio y sus recursos narrativos. Pero parafraseando el refrán fue cocinero antes que fraile. Y buena parte de todo el saber volcado en textos como Entender el Cómic (1993), La Revolución de los Cómics (2000) y Hacer el Cómic (2006) tiene su semilla en Zot!, su primera obra de ficción como autor profesional. Un aparente pastiche clásico de superhéroes que esconde bajo su superficie mucho más de lo que aparenta.

Publicada por la independiente Eclipse Comics, el primer número de Zot! llegó a las librerías norteamericanas en 1984, justo cuando el cómic norteamericano estaba a las puertas de una profunda renovación tanto dentro de las grandes editoriales –Watchmen, El Regreso del Caballero Oscuro- como en el sector independiente –Maus, Love & Rockets-.


En esa tesitura muchos miraron con cierto desdén la historia de Zachary Paleozogt, un joven superhéroe adolescente procedente de un utópico mundo alternativo anclado en un retrofuturista año 1965 (sic) donde los grandes avances científicos (androides, coches voladores, viajes espaciales) se desarrollan con total normalidad en un ambiente de paz y prosperidad. Mediante un portal construido por su tío científico Max, Zachary -popularmente conocido como Zot- llega a nuestro mundo donde conoce a una adolescente llamada Jenny Weaver con la que inicia una relación en la que ambos parecen quedar fascinados por el mundo del otro y sus complejidades.


Durante sus primeros diez números McCloud ofreció historias con un tono ligero y marcadamente “retro”. Y aunque esas primeras historias puedan pecar de ser demasiado inocentes y/o simplonas –el propio autor parece haberlas repudiado al excluirlas en posteriores reediciones- en el apartado gráfico McCloud demuestra poseer un importante bagaje donde se deja ver la influencia de clásicos de la viñeta norteamericana como Alex Raymond –la propia estética del personaje recuerda a Flash Gordon- junto a rasgos tomados de autores nipones –especialmente Astroboy de Osamu Tezuka- en una época donde el manga era prácticamente desconocido fuera de Japón. Unas referencias que el autor no se limita a copiar superficialmente, sino que interioriza y disecciona, comprendiendo el funcionamiento de sus mecanismos narrativos –la planificación de página, el ritmo entre viñetas, el uso de líneas cinéticas y onomatopeyas, la profundidad de campo, el uso del espacio en blanco, etc- y procurando exprimir todo su potencial expresivo. Un despliegue narrativo que compensa sobradamente las carencias en apartados como la anatomía o expresividad de sus personajes.


Sin embargo McCloud supo ser lo suficientemente astuto como para darle la vuelta a este último aspecto, subvirtiendo esa estética clásica y amable mediante el contraste con temas mucho más serios. A partir del #11 USA –en el que se abandonaba el color luminoso por un rígido blanco y negro que potenciaba dicho contraste- el autor comenzó a introducir en sus guiones temas como la angustia adolescente, los límites éticos del progreso tecnológico, la homofobia, el corporativismo o el despertar sexual. Temas donde el autor forzaba a su positivista e inocente personaje a enfrentarse con dilemas reales de no siempre feliz resolución. Sirva de ejemplo la historia Buscando un Crimen (#29), donde Zot viaja a Nueva York para ejercer como héroe encontrándose con la pasividad, cinismo e incluso desprecio de la población a sus acciones, propiciando un contraste entre ficción y realidad tremendamente ilustrativo.


Asimismo, a medida que la serie iba progresando la estética fantástica y los personajes excéntricos en forma de supervillanos -el científico loco Bellows, la computadora viviente Zybox, el mafioso Mancha, el asesino astral 9-Jack-9- iban desapareciendo para dar paso a historias de estética realista y corte más íntimo. El cierre de la cabecera se produciría en el #36 con forma de emotivo epílogo donde McCloud establece que la madurez de la realidad no tiene por qué excluir el escapismo de la ficción.


Con su autor centrado en otros proyectos Zot! solo ha conocido un pequeño revival en el año 2000 mediante un webcomic publicado gratuitamente en la página oficial del propio McCloud como ejemplo didáctico de las posibilidades narrativas del formato digital. La nueva edición editada por Planeta, pese a estar incompleta por decisión del propio autor –no incluye ni la etapa inicial a color ni un par de historias dibujadas por autores invitados-, supone la oportunidad perfecta para acercarse a este aparente homenaje al cómic de superhéroes clásico que en realidad esconde una visión tan atípica como interesante del mismo.


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