Flash: Avanzar

Brian Bucellato y Francis Manapul nos dejan una de las mejores series de los Nuevos 52

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Contra todo pronóstico, y a pesar de haber sido su ojito derecho durante muchos años, el reinicio de Flash con motivo de los Nuevos 52 no contaba con los guiones de Geoff Johns, el autor que le había hecho brillar con luz propia durante una longeva y reconocida historia. En su lugar, aparecían un desconocido Brian Bucellato, conocido hasta la fecha por su labor como colorista, acompañado de Francis Manapul, cuyo único vínculo con el personaje había sido encargarse de los dibujos durante la última etapa de Johns.


Superados los primeros recelos y adentrados en su lectura, pronto descubrimos que se trataba de una serie escrita con mucho cariño a cuatro manos y dibujada de forma soberbia, a la que sin duda había que darle una oportunidad. El paso de los números y la marcha de los autores de la serie nos servían para echar la vista atrás y comprobar la solidez de la etapa, que ahora ECC ha decidido recuperar en tres tomos en tapa dura para deleite de los fans.


Barry Allen sigue debajo de la máscara, combatiendo el crimen de Central City. Poco más necesitamos saber de este reinicio al que fue sometido el universo DC para disfrutar de la historia. Tenemos los imprescindibles villanos, aunque como en el caso del Capitán Frío sus poderes hayan sido algo alterados, tenemos los típicos problemas de pareja provocados por tener que hacer uso de su alter ego más que de su vida real, y tenemos muchas sorpresas, convenientemente colocadas a lo largo de las entregas, dejando claro a los lectores veteranos que a los coguionistas les queda mucho por decir. Por ejemplo, en sus manos la Fuerza de la Velocidad tiene repercusiones en el espacio-tiempo, lo que dará lugar a una historia en varias entregas realmente original y bien ejecutada.


Y sin lugar a dudas y junto a los guiones, sencillos pero efectivos, la otra baza fundamental de la serie reside en su apartado gráfico. El diseño de página del que hace gala Manapul es impresionante, y realmente dan ganas de enmarcar muchas de las dobles páginas con las que presenta los créditos de la colección. La velocidad en manos del artista fluye como si de un personaje más se tratara, y las mil y una formas en que los autores deciden plasmar esa fuerza de la velocidad por la que mueve Barry parecen no tener fin. Una oportunidad perfecta para que los nuevos lectores, quizás atraídos por la versión televisiva de las aventuras de nuestro velocista favorito, se adentren en el universo DC y disfruten de sus historias sin tener los enciclopédicos conocimientos que dan años de lectura.