Frecuencia Global Tienes una llamada de Aleph. ¿Estás en la frecuencia Global?
Frecuencia Global USA - 2016 Guionista:Warren Ellis Dibujante:Chris Sprouse, Gene Ha, Lee Bermejo, Jason Pearson y otros
Editorial:ECC Ediciones -
288 páginas - color
Precio:28,50€
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Si algo podemos sacar en claro después de leer alguna de las transgresoras propuestas de Warren Ellis, como Planetary o Transmetropolitan, es que el mundo está en constante cambio y que, sin duda alguna, las fuerzas de seguridad que velan por los ciudadanos hace tiempo que se quedaron cortas y existen intereses mayores a los de los particulares que nos gobiernan sin saberlo. Por este motivo, da igual que confiemos en la afilada pluma de Spider Jerusalem para sacar a la luz las más enrevesadas conspiraciones o del grupo definitivo de superhéroes que venga a rescatarnos, está muy claro que alguien debe ayudarnos si no queremos estar condenados a la más inminente extinción.
La Frecuencia Global es una agencia clandestina independiente que vela por nuestra seguridad, apoyada por 1001 agentes que operan desde todos los rincones del mundo, y del que conoceremos a uno diferente en cada una de las 12 entregas que ahora recopila ECC en un majestuoso tomo en tapa dura. Cada uno de los números está dibujado por un artista diferente y el único nexo en común que conoceremos a los largo de la historia es la aparición de Miranda Zero, tan enigmática como la propia agencia, y Aleph, experta en telecomunicaciones y encargada de llamar a los distintos agentes y “despertarlos” de su vida cotidiana para que lleven a cabo la misión que la Frecuencia Global les ha encomendado en cada ocasión.
El diseño de cada historia es tan cambiante como el artista encargado del dibujo, que pasa del sombrío David Lloyd al estático Steve Dillon, del estilo realista de Lee Bermejo al más sucio de Simon Bisley. La lista da para contentar a todos los lectores y, aunque el cambio de artista sea un poco desconcertante al leer la historia en tomo, esta variedad enriquece mucho el resultado final dejando claro que todo es posible en esta historia, de la que solo veremos una pequeña parte en cada entrega.
También resultan del todo cambiantes las habilidades requeridas por Aleph en cada ocasión y Ellis aprovecha esta circunstancia para alejarse de la típica historia de espías y explosiones, y nos deja brillantes ejemplos de su buen hacer narrativo, explotando al máximo el hecho de que se trate de historias autoconclusivas y acompañando a los protagonistas mientras corren por tejados, desactivan bombas o tratan de averiguar qué demonios pasa mientras escapan de la amenaza de turno. Un nuevo ejemplo de las infinitas posibilidades que un guionista como Ellis puede ofrecer a un género que resulta manido y repetitivo en manos de cualquier otro.
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