El 30º aniversario de Aliens, el Regreso (James Cameron, 1986) sirve para ver como el emblemático film ha ejercido una enorme influencia en el imaginario popular. Tanto o más que su predecesora Alien, el 8º Pasajero (Ridley Scott, 1979). Películas, novelas, videojuegos y demás creaciones de las últimas tres décadas acusan influencias (conscientes o no) del film de Cameron. Pero es en el mundo del cómic donde este ha dejado su huella más directa, dando pie a una franquicia en viñetas que acabaría desarrollando entidad propia.
Pese a la magnífica adaptación del film de Scott a cargo de Archie Goodwin y Walter Simonson editada por la revista Heavy Metal, los siniestros xenomorfos diseñados por H.R. Giger tuvieron que esperar a 1988 para gozar de una presencia regular en el cómic a manos de Dark Horse.
La entonces incipiente editorial canadiense decidió negociar con 20th Century Fox los derechos de adaptación de la saga, buscando un éxito que le permitiese labrarse un hueco en el panorama mainstream copado por las omnipresentes Marvel y DC. La clave de dicho éxito fue no proponer una simple adaptación, sino esa secuela directa que todos los espectadores ansiaban nada más salir del cine. Una secuela que asimismo gozaba de una solidez y una ambición por encima del bajo nivel medio usual hasta la fecha en este tipo de productos.
Bautizada simplemente como Aliens, la publicación se iniciaría con una miniserie en blanco y negro (coloreada en ediciones posteriores) a cargo del guionista Mark Verheiden y dibujada por Mark Nelson, quien procuró reproducir la estética de los films. Ambientada diez años después del film de Cameron, la trama recupera a los personajes del cabo Hicks y una ahora adolescente Newt recluida en un manicomio tras los sucesos previos y la desaparición de la teniente Ellen Ripley. Dada su experiencia, ambos son reclutados para una misión consistente en viajar al mundo natal de las criaturas y destruirlas. Sin embargo, todo se descubre como una maniobra de la compañía Weyland-Yutani, que desea hacerse con el control de los aliens para su propio beneficio. Acción, terror, conspiraciones, experimentos genéticos, androides camuflados y demás señas de identidad de la saga se daban cita en seis números que concluían con un inesperado cierre: el planeta Tierra invadido a gran escala por los peligrosos alienígenas.
El éxito fue inmediato y la secuela no se hizo esperar. Otra miniserie de cuatro números, esta vez a color, escrita por Verheiden y dibujada por Denis Beuvais. En la misma Hicks, Newt y el soldado sintético Bueller se veían atrapados en los planes de un maníaco general que pretende utilizar a los aliens como arma contra su propia especie para recuperar el infestado planeta Tierra. Esta secuela terminaba con otro giro argumental mediante la reaparición de Ellen Ripley, abriendo la puerta a una tercera entrega (Guerra contra la Tierra) dibujada por un primerizo Sam Kieth. En la misma los protagonistas debían capturar a la Reina Alien en un enfrentamiento final a gran escala por el destino del planeta. Una épica conclusión que llegó a influir en el desarrollo de la entonces en preparación tercera entrega fílmica, promocionada mediante un primer trailer que daba a entender que la acción tendría lugar en nuestro planeta. El éxito de esta trilogía de miniseries sería tal que, además de varias reediciones con nuevos títulos, conocerían incluso una versión novelada a cargo del escritor Steve Perry.
Pero finalmente Alien 3 (David Fincher, 1992) transcurriría por cauces completamente ajenos a lo mostrado por los cómics. De hecho, la “oficialidad” de los mismos fue torpedeada por dicho film, que mostraba el fallecimiento de los principales protagonistas haciendo imposibles los eventos allí relatados. Para evitar más problemas en series posteriores la editorial utilizaría nuevos personajes creados para la ocasión. Asimismo, y para intentar eliminar incongruencias, las posteriores reediciones de las primeras miniseries alterarían el nombre de los protagonistas. Así Hicks y Newt se convertirían en Wilks y Billie, mientras que Ripley era sustituida de forma retroactiva por una androide con el aspecto e identidad del personaje original (sic).
Cambios y reescrituras aparte, la trilogía de Verheiden sigue siendo un hito dentro de las adaptaciones cinematográficas en viñetas. Su éxito supuso la base sobre la que se edificó Dark Horse y toda su producción posterior (tanto títulos originales como licencias) y, entre muchos fans, sigue siendo esa una tercera parte “oficiosa” que muchos prefieren a la exhibida en cine.
Con motivo del Alien Day 2016 la miniserie original acaba de ser reeditada en un fantástico tomo recopilatorio que recupera tanto el formato blanco y negro original como los auténticos nombres de los personajes, evidenciando que su calidad sigue intacta casi tres décadas después. Publicadas en España por Norma Editorial en una actualmente inencontrable edición en grapa, la trilogía de Verheiden se ha convertido en un merecido objeto de culto. A falta de ver esa hipotética quinta entrega que prepara Neil Blomkamp (y que parece recuperar a Hicks y Newt), una reedición de este material sería más que bienvenida.