Star Wars: Obi-Wan y Anakin La encrucijada Jedi de Anakin Skywalker
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Por supuesto, el estreno de la exitosa nueva entrega de la saga dirigida por J.J. Abrams abría nuevas posibilidades y daba el pistoletazo de salida a propuestas que llenaran los huecos argumentales entre las diferentes entregas, como demostraron títulos como Star Wars: Imperio Destruido, o que nos mostraran los inicios de algunos de los recién llegados como Poe Dameron, en la primera serie abierta dedicada a un personaje de la nueva era de la franquicia.
Pero, como no podía ser de otra manera, Marvel tampoco ha querido olvidar los hechos acontecidos en la segunda trilogía de esta megahistoria galáctica –o sea, los Episodios I al III- y ha abierto una nueva línea de títulos que nos sumergirá en esos años previos a la transformación del idealista Anakin Skywalker en el implacable Darth Vader -¡¡¡Eh, vamos… Esto no puede considerarse spoiler!!!- y en su adiestramiento jedi al cuidado de Obi-Wan Kenobi.
Charles Soule, cronista de las galaxias
Desde el momento de su anuncio oficial, Marvel ha tenido claro que su línea editorial basada en La Guerra de las Galaxias debía estar guiada por algunos de los mejores guionistas del medio. De esta manera, sus series inaugurales fueron entregadas a voces como Jason Aaron, Kieron Gillen, Greg Rucka o Mark Waid que se encargaron de crear historias innovadoras y dinámicas que respetaran el canon establecido mientras ampliaban su cosmos galáctico.
Sin embargo, parece que un guionista ha ido ganando peso gracias a sus propuestas hasta convertirse en la que podría ser la voz del futuro de la franquicia. Su nombre es Charles Soule y en su currículum Star Wars encontramos Lando y la colección protagonizada por Poe Dameron. Este abogado reconvertido en guionista de cómic ya tenía una amplía experiencia en el cómic gracias a sus trabajos tanto para Marvel –Hulka, Thunderbolts, Inhumano, La Muerte de Lobezno, Daredevil…- como para DC – La Cosa del Pantano, Red Lanterns, Superman-Wonder Woman…- y su llegada a la línea Star Wars supuso una magnífica noticia para todos los aficionados.
Soule planteó con Lando una divertida historia de robos espaciales repleta de humor y acción que se convirtió en una de las sorpresas de la línea y que trajo de vuelta a uno de los más queridos personajes de la saga. Además, su trabajo en Poe Dameron se ha convertido en una de las lecturas imprescindibles de la línea gracias a su magnífica caracterización de personajes, continuas sorpresas y, esperamos, presentación de tramas a revisitar en futuras entregas fílmicas.
Maestro y aprendiz perdidos en un planeta en guerra
La base de la serie limitada que ahora nos presenta Planeta es la llegada de nuestros protagonistas a Carnelion IV, mundo situado en los confines de la galaxia, para responder a una misteriosa llamada de auxilio. Allí serán arrastrados a un conflicto armado sin final aparente entre los Cerrados y los Abiertos, razas enfrentadas en un mundo avanzado que ha quedado completamente destruido y contaminado por esta interminable lucha.
Aún así, y a pesar de que los nativos aseguran no haber oído hablar nunca de la Orden Jedi, Obi-Wan y Anakin decidirán desvelar el origen de la llamada e intentar ayudar en lo posible a ambos bandos del enfrentamiento. Una decisión que pondrá en continuo peligro sus vidas y que podría significar el final de todo aquello por lo que han luchado.
Hay que reconocer que la historia principal urdida por Soule, con ayuda de los increíbles lápices de Marco Checchetto -¿por qué no está este hombre dibujando ya una de las series principales de la franquicia?-, no es exactamente un dechado de originalidad pero hay algo que diferencia esta propuesta de todas las demás y que la convierte en lectura necesaria para todos los fans de la saga cósmica.
El autor salpica la trama con numerosos flashbacks en los que nos muestra el adiestramiento de Anakin y las dudas acerca de su futuro jedi. Es en estos pasajes donde guionista y dibujante brillan con luz propia gracias en gran medida a su retrato del manipulador y viperino Canciller Palpatine. La manera en la que este reconoce y manipula las dudas del joven aprendiz y va ganando su confianza queda perfectamente retratada por Soule y, sobre todo, por la genialidad artística de Checchetto que consigue plasmar con absoluto acierto la venenosa personalidad del villano. Todo un ejercicio de sutilidad narrativa que convierte la serie en una lectura necesaria y que nos hace desear que Marvel pretenda continuar las tramas con los mismos autores al frente.
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