Aún reciente el fallecimiento de Darwin Cooke, la editorial ECC le rinde el mejor de los homenajes recuperando en una lujosa edición con contenidos inéditos DC: La Nueva Frontera (The New Frontier), el trabajo más ambicioso de su autor y una de las mejores obras que ha dado el cómic de superhéroes desde el inicio del siglo XXI.
Publicada fuera de la continuidad “oficial” del universo DC, La Nueva Frontera utiliza sin embargo esa condición ajena para recuperar las raíces históricas de dicha continuidad, ambientando el grueso de su argumento durante la década de 1950. Y lo hace recuperando a los personajes de la editorial de la manera en que lucían –tanto en lo argumental como estéticamente- en los cómics del periodo conocido como la Edad de Plata y que supuso el renacer de la ficción superheroica. Pero el guión, obra del propio Cooke, va mucho más allá de la simple excusa para el despliegue gráfico de nostalgia “retro”. El propio título, tomado del primer discurso presidencial de John F. Kennedy, ya supone una declaración de intenciones en ese aspecto.
Combinando la épica propia del género con los convulsos sucesos reales acontecidos en EE.UU. durante los cincuenta -la Guerra Fría, la paranoia anticomunista, el pánico nuclear, el movimiento por los derechos civiles…- Cooke elabora un gran fresco histórico donde los principales nombres de la editorial (Superman, Batman, Wonder Woman, Flash) se dan de la mano con otros menos conocidos (Los Perdedores originales, King Faraday, Rick Flagg Sr) y alguno “recreado” para la ocasión (John Henry Irons) mientras se cruzan con personajes históricos reales como los políticos Eisenhower y Nixon, el periodista Edward R. Murrow o el piloto Chuck Yeager). El Green Lantern Hal Jordan ejerce como principal hilo conductor de una narración coral que alterna tramas aparentemente independientes que acaban confluyendo en una misma historia que culmina con su unión frente a una gran amenaza.
Más allá de los cómics de dicho periodo histórico a los que homenajea -a veces explícitamente, como ese epílogo de la JLA contra Starro que recrea su primera aparición en The Brave and the Bold #28 (1960)- el autor parece manejar dos grandes referentes. El primero es La Edad de Oro, miniserie donde una década antes James Robinson y Paul Smith realizaron una relectura adulta de los personajes de DC durante la época que da nombre a la misma y su idiosincrasia social y política tras la IIª Guerra Mundial. Una obra de la que La Nueva Frontera podría considerarse una suerte de secuela oficiosa. El segundo es Elegidos para la Gloria (The Right Stuff, 1983), película de Philip Kaufman basada en el libro de Tom Wolfe sobre los inicios de la carrera espacial norteamericana. Película de la que Cooke toma prestado no solo escenas concretas –el encuentro entre un joven Hal Jordan y Chuck Yeager- sino también su tono narrativo que otorgaba a las andanzas de sus protagonista un halo legendario.
Si argumentalmente La Nueva Frontera sorprende por la desenvoltura con la que Cooke se maneja exitosamente en una trama tan ambiciosa (más aún teniendo en cuenta su escasa trayectoria profesional como guionista), gráficamente Cooke no decepciona desplegando todo su ya reconocido talento como ilustrador. Su estilo cartoon heredado de su etapa como animador se depura aquí para lograr una estética retro que varía su trazo claro y sencillo para conjugar diferentes registros emocionales –épica, suspense, drama e incluso terror- cuando el guión así lo exige.
Publicada originalmente en 2004 como miniserie de seis números dobles, La Nueva Frontera sería reconocida por la industria con numerosos galardones -cuatro Eisner, cuatro Harvey, un Shuster-. En 2008 conocería una adaptación en forma de largometraje animado supervisado por el propio Cooke y nominado a los Emmy que, pese a reducir considerablemente el números de tramas y personajes debido a la duración estándar, resultó ser una de las producciones mejor valoradas del universo DC animado.
Ese mismo año, el propio Cooke publicaría un especial con varias historias cortas donde, a modo de precuela, exploraba ciertos detalles apuntados en la obra original como la primera pelea entre Batman y Superman. Finalmente con la creación del nuevo multiverso DC, La Nueva Frontera pasó a convertirse en la nueva Tierra-21, oficializándose así la relevancia de la obra. Logros todos ellos derivados de la sobresaliente calidad de un cómic que exprime el potencial del género superheroico y al que solo se le puede echar en cara que el fallecimiento de su creador no haya privado de verle continuar con el mismo en un futuro.