Como ya señalamos en la anterior entrega, la publicación de El Dossier Negro supuso un punto y aparte para The League of Extraordinary Gentlemen. No solo a nivel creativo, sino también editorial e incluso, empresarial. Durante la publicación de la serie la relación entre Alan Moore y DC se fue tensando mediante una serie de desencuentros que comenzaron con la destrucción de la tirada original del #5 de la primera miniserie. Una maniobra censora provocada por la inclusión en los extras de un anuncio sobre un ficticio consolador marca “Marvel” (sic) que la propia DC eliminó para evitar posibles problemas con su competidora. Algo que hicieron sin molestarse siquiera en advertir al autor.
A lo anterior se suma la existencia de una problemática adaptación cinematográfica que fue repudiada por Moore –hasta el punto de impedir que su nombre figurase en posteriores adaptaciones fílmicas de su obra- y masacrada por crítica y público. Sin embargo, para Moore el elemento más grave fue recibir una demanda de plagio en la que se argumentaba que el cómic había sido creado como mera excusa (sic) para fusilar un guión cinematográfico elaborado años atrás por el veterano realizador y escritor Larry Cohen. Un proceso legal en el que Moore no recibió ningún apoyo por parte de la editorial, motivando su ruptura con la misma.
Esas circunstancias provocaron que la publicación de El Dossier Negro se retrasase casi tres años hasta 2007 –aunque debido a problemas de derechos su publicación en Europa se retrasaría varios años más-, siendo el último episodio de la franquicia editado por DC/Wildstorm. Pese a que DC sigue ostentando los derechos de publicación de los primeros volúmenes, la serie continuaría en el seno de la independiente Top Shelf mediante un tercer volumen titulado Century.
Este nuevo ciclo constaría de tres especiales de ochenta páginas ambientados en otras tantas época -1910, 1969 y 2009- donde el trío formado por Mina, Allan y Orlando investigan una conspiración ocultista para desencadenar el apocalipsis que se extiende a lo largo de un siglo. Una historia donde Moore rompe con la tradición literaria clásica para abrazar personajes pertenecientes a disciplinas artísticas como el cine, la televisión, el cómic y la música. Algo que en más de una ocasión le obliga a eludir nombres y/o inventarse versiones paralelas de ciertos personajes -Jerry Cornelius, los Rolling Stones, Harry Potter, Mary Poppins, los diferentes James Bond cinematográficos- para esquivar problemas de copyright, haciendo asimismo su propia contribución al canon mediante la creación de Janni Dakkar, hija y heredera del capitán Nemo. Asimismo con Century los autores dejarían de lado el tono aventurero de las primeras entregas para aproximarse al género del suspense y terror, imprimiendo a la narración un aire más decadente y psicodélico donde caben desde números musicales a escenas de sexo y violencia explícitas pasando por secuencias alucinógenas.
Tras tanta experimentación, el siguiente volumen volvería a las raíces literarias mediante una trilogía de especiales centrados en la citada Janni Dakkar. En la misma, Moore y Kevin O´Neill revisitan escenarios como los mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft, los clásicos del cine expresionista alemán o la literatura pulp norteamericana entre otras historias. Con Nemo la franquicia recupera el tono aventurero de sus primeras entregas en lo que supone la última aportación a la misma en el momento de escribir estas líneas.
Creada a partir de innumerables referentes, The League of… se ha convertido a su vez en referencia para autores y obras posteriores por su lectura posmoderna del imaginario popular y sus prácticamente infinitas posibilidades creativas. Cómics como Planetary de Warren Ellis, La Brigada Quimera de Serge Lehman e incluso series televisivas como Penny Dreadful (Showtime 2014-2016) beben claramente de sus logros. Asimismo su vasto trasfondo referencial ha generado la publicación de numerosos ensayos y webs dedicadas a identificar y explicar sus casi infinitos homenajes, despertando en más de un caso nuevo interés por las añejas obras literarias que sirven de fuente de inspiración. The League of… también constituye el trabajo más personal y constante de ambos autores durante los últimos tres lustros. Reciente el anuncio de Moore de abandonar de forma definitiva el medio del cómic, las infinitas posibilidades de la cabecera suponen un resquicio de esperanza para que el guionista de Northampton decida seguir vinculado al medio que le ha hecho (y al que ha hecho) grande.