Fandigital y Comicdigital emplean cookies para determinadas funcionalidades. Si continúa navegando asume la aceptación de las mismas.
La Atalaya del Vigía Comic Digital

critica

Savage Dragon #2

Continúa la recopilación de esta genial serie

REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
"Qué ironía, que la fuente de mis poderes termine por matarme cuando todo lo demás ha fallado" Superman / All Star Superman #1
ID

Blake y Mortimer: Aventuras de ayer, clásicos recientes

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 25/01/2017
La Atalaya del Vigía

La publicación del nuevo álbum de Blake y Mortimer por parte de Norma Editorial coincide con el reciente 70º Aniversario de la creación de este clásico entre los clásicos del cómic europeo. Un cómic que supone uno de los máximos exponentes de la modalidad bautizada como “línea clara” y que ha logrado trascender épocas, modas e incluso, autores sin renunciar un ápice a sus señas de identidad a lo largo de su longeva trayectoria.

Blake y Mortimer nació en 1946 en las páginas del semanario Tintín creado y dirigido por Hergé. Su creador Edgar Pierre Jacobs concibió la serie poco después de haber colaborado con el propio Hergé en el coloreado y redibujo de los primeros álbumes de Tintín. Autor tardío –su primera obra profesional, el serial fantástico El Rayo U, la publicó con casi cuarenta años- cuando Hergé recurrió a Jacobs buscando material con el que inaugurar la revista este último se dejó llevar por su amor por los géneros de aventuras y ciencia-ficción creando El Secreto del Espadón.


La trama de dicho serial presentaba un mundo inmerso en una IIIª Guerra mundial donde una potencia asiática conocida como el Imperio Amarillo ha puesto en jaque a las naciones occidentales. La única esperanza para estas reside en el físico británico Philip Mortimer, creador del Espadón, un avión supersónico que podría darle la vuelta al conflicto. Junto a su amigo el capitán Francis Blake, miembro del MI-5 -el servicio de espionaje británico- ambos se embarcaban en una intriga que les llevaría hasta Oriente Medio perseguidos por las fuerzas enemigas y por el coronel Olrik, mercenario europeo destinado a convertirse en la némesis del dúo. A un ritmo de dos páginas semanales, durante los tres años siguientes el serial se convirtió en uno de los favoritos de la revista, propiciando su posterior recopilación en tres álbumes y la creación de nuevas aventuras.


Aunque de manera titubeante, ya en esta primera aventura aparecen las características que Jacobs convertiría en su firma y que iría refinando progresivamente: su hábil manejo de los resortes de la acción y el suspense para dotar a la trama de un ritmo frenético; su estudiada combinación de realismo -fruto de un obsesivo trabajo de documentación- y su querencia por la fantasía más desenfrenada –originada por admiración confesa por el Flash Gordon de Alex Raymond-; sus trabajadas planificaciones de página, evolucionando del modelo inicial de tres o cuatro viñetas hacia elaboradas composiciones de entre diez y doce viñetas por página; la densidad de sus argumentos, tan rebosantes de datos que le obligaban al uso de enormes bocadillos de texto –algo que en ocasiones jugaba en su contra, al redundar en una información ya aportada por el dibujo- y a que sus álbumes superasen la extensión estándar; sus personajes de una pieza, tópicos y simples si se quiere, pero nunca simplones…


Durante las cuatro décadas posteriores, consagradas casi íntegramente a la cabecera, Jacobs produjo doce álbumes con aventuras que oscilaban entre el fantástico desbocado (El Enigma de la Atlántida, La Trampa Diabólica) y el realismo más espartano (El Caso del Collar). Pero sus mejores historias eran aquellas en las que lograba el equilibrio entre ambas vertientes. Muestra de ello es La Marca Amarilla, considerada su cumbre artística, gracias a su intriga ambientada en las brumosas y oscuras calles de Londres donde se dan cita el robo de la Corona Real, experimentos de control mental y un misterioso criminal enmascarado. Todo contado con una milimétrica planificación que supone una obra maestra del thriller en viñetas.


Jacobs falleció en 1987 dejando inacabado el desenlace de Las 3 Fórmulas del Profesor Sato, cuyo dibujo sería completado por Bob de Moor (otro colaborador de Hergé) en 1990 poniendo fin a la serie. O no. Porque en 1996, para conmemorar el 50º aniversario de los personajes, la editorial Dargaud publicaría El Caso Francis Blake, nuevo álbum a cargo de dos prestigiosos autores del panorama europeo: Jean Van Hamme y Ted Benoit. En lugar de llevarse la serie a su propio terreno, ambos autores decidieron plegarse al estilo de su creador, manteniendo no solo la ambientación temporal sino también los tics argumentales y gráficos de Jacobs. El éxito de crítica y ventas propició el reinicio de la serie no con uno, sino con dos equipos creativos –el ya mentado de Van Hamme y Benoit y el formado por Yves Sente y Andre Juillard- que alternándose han ido elaborando nuevas entregas a un ritmo casi anual desde el 2000. Manteniendo con apenas variaciones el mismo estilo que les vio nacer hace ya siete décadas, esta segunda época de Blake y Mortimer ha superado ampliamente la etiqueta de curiosidad vintage para demostrar que aporta algo más que dosis de nostalgia. Una serie a recomendar tanto para veteranos recelosos de ver a sus queridos personajes en manos ajenas como a principiantes dubitativos de aproximarse a una cabecera tan añeja.


contactarEdición impresa