Bernie Wrightson: Semblanzas del terror
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El pasado 30 de Enero Bernie Wrightson anunciaba su retirada del mundo del cómic. Una retirada forzada por problemas de salud que venía arrastrando durante los últimos años pero que, tras una reciente operación quirúrgica, han devenido en una situación irreversible de parálisis en su brazo izquierdo. Aunque su salud parece fuera de peligro, el comunicado realizado por la esposa del autor certificaba su imposibilidad de realizar nuevos trabajos como ilustrador. Algo que, a sus 68 años, supone el fin a efectos prácticos de una trayectoria profesional modélica dentro del mundo del cómic y la ilustración.
Nacido en Maryland en 1948, Bernad Albert Wrightson se inició en el mundo del arte secuencial tras descubrir los cómics de la editorial EC con cabeceras orientadas al género del horror como The Haunt of Fear, Tales from the Crypt y The Vault of Horror. Lecturas que moldearon la imaginación de aquel niño de corta edad orientándole hacia las historias fantásticas macabras, fijando asimismo las bases de lo que sería su propio estilo como ilustrador a partir de dibujantes como Graham Ingels, Johnny Craig, Wally Wood e ilustradores como Frank Frazetta. Ya adolescente empezaría a publicar profesionalmente ilustraciones en periódicos locales que le llevarían a ser fichado por DC Comics. Los editores de esta, tras ver su habilidad para las historias macabras, rápidamente le destinarían como ilustrador de House of Mistery y House of Secrets, dos de sus cabeceras antológicas de temática terrorífica. Precisamente en esta última aparecería su primera gran obra: la Cosa del Pantano.
Junto al guionista Lein Wein, Wrightson crearía al monstruo vegetal en una historia corta publicada en House of Secrets #92. El éxito de la misma fue tal que la editorial rápidamente dio luz a una serie regular del personaje con ambos autores. En la misma ya podemos asistir a la cristalización de Wrightson como artista con un estilo propio: su trazo nudoso; su uso de las sombras heredero del blanco y negro; su gusto por atmósferas decadentes y recargadas; sus extremo detalle a la hora de plasmar tanto personajes como fondos –y que provocaba frecuentes problemas con los plazos de entrega-; su predilección por personajes monstruosos; su fijación en supervisar personalmente cada paso del proceso de ilustración… el resultado fueron diez números que le situaron profesionalmente como un autor cotizado y de marcada personalidad.
Posteriormente Wrightson recalaría en la editorial Warren, continuadora espiritual de EC, para cuyas cabeceras (Creepy, Eerie) ilustraría numerosas historias de terror y suspense, tanto originales como adaptaciones literarias de escritores como Poe y Lovecraft. En paralelo iniciaría proyectos autopublicados como The Studio –compañía fundada junto a Mike Kaluta, Jeff Jones y Barry Windsor-Smith- y se asentaría como ilustrador realizando portafolios e ilustraciones para novelas. Entre estas últimas destaca por méritos propios Frankenstein, edición de la emblemática novela de Mary Shelley para la que Wrightson realizó más de cuarenta ilustraciones con un resultado que no desmerece a los maestros del grabado de la época victoriana.
Su faceta como ilustrador hizo que su producción como autor de cómics fuese reduciéndose cada vez más a esporádicas colaboraciones con revistas como Heavy Metal -con Capitán Sternn, serial de ciencia-ficción que conocería una adaptación animada-, el especial Freakshow junto a Bruce Jones o la adaptación en viñetas del film Creepshow (George A. Romero, 1982) a petición de Stephen King, guionista del mismo. Este trabajo supuso asimismo el inicio de una larga relación con el archifamoso escritor, para el que ilustraría portadas e interiores de novelas como El Ciclo del Hombre Lobo, Apocalipsis y la saga de La Torre Oscura.
A mediados de la década de 1980 Wrightson volvería al mundo del cómic, trabajando para las grandes editoriales pero mediante proyectos escogidos que le motivasen creatívamente. De esa manera se irían sucediendo títulos como The Weird, Batman: The Cult, Punisher: P.O.V., Hulk y la Cosa, Batman/Aliens o Spiderman: Hooky, la mayoría de ellos con Jim Starlin a los guiones. A mediados de los noventa sus trabajos en el mundo del comic empezarían a disminuir de nuevo, en esta ocasión debido a sus frecuentes encargos como artista conceptual para películas como The Faculty (1998), Spiderman (2002), La Tierra de los Muertos Vivientes (2005) ó La Niebla (2007) entre otras.
Sin embargo en los últimos años su colaboración con Steve Niles para IDW había dado como resultado nuevas propuestas en viñetas como Dijo que estaba muerto, El espectro y Doc Macabre –recopiladas por ECC en el tomo Monstruosidades- así como Frankenstein Alive, Alive!, secuela en viñetas de la novela que él mismo había ilustrado décadas atrás y que, salvo nuevas noticias, se ha convertido de facto en su última obra como dibujante. Obra que demostraba que el paso del tiempo no había hecho mella en su calidad gráfica. Desgraciadamente, su salud no ha sabido corresponder a un grande del cómic al que esta breve semblanza de su trayectoria no es capaz de hacer verdadera justicia y del que nos negamos a creer que aún no tenga más que decir como artista.
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