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"He atravesado incontables dimensiones distintas y realidades paralelas, y aún no he encontrado un problema que no pueda resolverse con una serie de balas bien dirigidas." Marvel Boy / Reinado Oscuro: La Lista
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Arma-X: Pesadillas de carne y metal

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 14/02/2017
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A principios de la década de los noventa, la franquicia mutante atravesaba un periodo de incertidumbre: lideraba el mercado con ventas millonarias pero creativamente iba a la deriva tras la marcha de Chris Claremont, su principal guionista durante diecisiete años. Con su partida también se fueron varias restricciones creativas impuestas por el patriarca mutante, entre ellas las referentes a Lobezno. Un personaje cuyos orígenes siempre se habían mantenido ocultos convirtiendo el misterio sobre los mismos en parte importante de su atractivo. Pero con el guionista fuera de la ecuación, los editores decidieron dar un golpe de efecto respondiendo algo que los lectores siempre se habían preguntado: como consiguió el personaje su esqueleto y garras de adamantium. Pero tan insólito como la respuesta fue la elección de Barry Windsor-Smith para llevarla a cabo.

Autor ajeno a modas y franquicias, Windsor-Smith había abordado ocasionalmente al personaje en un par de historia cortas previas en X-Men sobre guiones de Claremont. Entre ellas destaca Lobo Herido (Uncanny X-Men #205 USA), relato con un Lobezno al límite de la supervivencia que en perspectiva puede considerarse un ensayo de la obra que nos ocupa. Ya en solitario, Windsor-Smith abordaría la narración del experimento que transformó irremediablemente al personaje como un simple encargo, pero a medida que comenzaba a trabajar en el mismo el proyecto comenzó a crecer en interés y tamaño. Lo que inicialmente iba a ser un pequeño relato de diez páginas evolucionó hasta convertirse en una alambicada historia de ciento veinte en la que el autor británico se volcó por completo. No solo firmando el dibujo, sino también escribiendo el guión –el primero que firmaba de forma oficial- y ocupándose personalmente del entintado, el color e incluso la rotulación de los bocadillos y cuadros de texto.


La trama urdida por Windsor-Smith es tan sencilla como directa, yendo al grano desde el primer momento en su narración de la captura de Logan, el proceso quirúrgico de implantación del metal indestructible, los intentos de controlar su mente y su violenta fuga. Pero el verdadero interés de Arma-X no es tanto lo que cuenta sino como lo cuenta, utilizando elementos narrativos que elevan el resultado muy por encima de la mera anécdota argumental. Para empezar, pese a ser el centro de la trama Lobezno no es realmente el protagonista de la misma. Capturado, torturado física y mentalmente y reducido a un amasijo letal de carne, sangre y metal, Logan se convierte en un espectador involuntario de su propia historia, oscilando entre la catatonia y la furia asesina con apenas una docena de líneas de diálogo.


El peso de la narración queda en manos de los tres principales responsable del experimento: el cruel y manipulador Profesor –cuyo apelativo y aspecto remiten, cruel ironía, a una versión maligna de Charles Xavier-, el ambiguo doctor Cornelius y su asistente la señorita Hines. Sus diálogos y voces en off, que Windsor-Smith distribuye de inventiva manera por las páginas, van matizando una narración más propia del género de terror que del de superhéroes y cuya estética no escatima escenas de violencia explícita, dotadas de un tono crudo e incómodo insólito en un cómic Marvel.


Asimismo, Smith añade complejidad a la premisa mediante un elaborado manejo del tiempo narrativo –con un inteligente uso de flashbacks y flashfowards- y un estilo que combina el realismo más implacable –la sangrienta primera aparición de las garras- y la ensoñación más pesadillesca –Logan huyendo mientras imagina que su cuerpo se convierte en un amasijo de pinchos-. Un tono de conspiración paranoica y juegos mentales baña un relato que da lo prometido con pelos y señales pero mantiene intacto el misterio sobre el personaje dejando al lector con más preguntas que respuestas: ¿Realmente existe un anónimo cuarto hombre verdadero responsable del proyecto? ¿Logan ha matado a todos los responsables o solo ha creído hacerlo? ¿Ha conseguido escapar o le han dejado marcharse? Una estudiada ambigüedad que origina varios niveles de lectura para una obra sorprendentemente compleja. Más viniendo de un guionista teóricamente inexperto.


Publicada originalmente por capítulos en la cabecera colectiva Marvel Comics Presents, Arma-X marcó un antes y un después en la trayectoria del personaje. Su inclusión en la continuidad y su impacto en los lectores provocó que en años posteriores varios autores volviesen sobre sus tramas con nuevos y no siempre acertados añadidos en ocasiones contradictorios entre sí. Pero ninguna de esas “secuelas”, mejores o peores, restan un ápice de talento a las virtudes de una obra fruto de una serie de circunstancias creativas irrepetibles. Con el personaje privado de su misterio víctima de la sobreexplotación y Windsor-Smith voluntariamente apartado del cómic desde hace años, la presente reedición de Panini supone una cita ineludible para (re)descubrir una obra insólita.


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