Marvel Saga #21 - El Castigador #3: Cocina Irlandesa

San Patricio se tiñe de rojo

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Años después de la publicación de esta etapa del Castigador de Garth Ennis podemos preguntarnos el motivo por el cual a nadie se le ocurrió antes unir el camino de personaje y guionista. Los resultados hablan por sí solos y estos tebeos, los correspondientes a la línea MAX, sello para adultos de Marvel, son considerados por todo el mundo como uno de los mejores cómics de los últimos años. Obviamente, desde aquí pensamos que no había mejor escritor para Frank Castle que el irlandés.


Precisamente su Irlanda natal tendrá mucho que ver con este Marvel Saga #21 - El Castigador #3: Cocina Irlandesa, un arco argumental de gran crudeza (algo que también sirvió para mejorar bastante la concepción que se tenía del personaje) donde se trata un tema tan espinoso como es el del IRA y el terrorismo, justo en medio se verá atrapado Castle, una línea de fuego donde las familias irlandesas residentes en los Estados Unidos pondrán a prueba al rocoso personaje.


Ya desde las primeras páginas del volumen nos damos cuenta que no estamos ante otra historia al uso, seremos testigos de unos atentados que tienen lugar en La Cocina del Infierno, el humor negro queda aparcado para mostrarnos a civiles mutilados que se han visto sorprendidos por el vil acto. Nesbitt, uno de los fallecidos, desencadenará una lucha entre los distintos clanes por hacerse con su legado (se trata de un poderoso irlandés que sembraba la discordia entre los distintos grupos de la zona). Pero claro, no será una tarea fácil ya que para hacerse con tan preciado “tesoro” muchos de estos “buscadores” tendrán que aprender a colaborar entre ellos.


Sabiendo cómo se las gasta Ennis en este tipo de historias, cada uno de los clanes implicados estará comandado por los más variopintos jefazos. Las Ratas, Los Westies o el propio IRA tendrán que rendir cuentas ante Maginty, un tipo que aterroriza por su aspecto y por sus ideas, el desfigurado Finn Cooley o una matriarca que no muestra ningún tipo de sentimientos. Se vuelve a cumplir una máxima en los cómics firmados por Ennis, los personajes secundarios suelen ser más interesantes que los principales.


El dibujo corre a cargo de Leandro Fernández, un artista de trazo limpio y claro, cualidades que acentúan más la violencia de los guiones firmados por Ennis. Si encima añadimos los colores aplicados por un grande como es Dean White, la atmósfera que nos vamos a encontrar en cada una de las páginas que componen el volumen nos puede ser más cruda y desasosegante. No hace falta mucho más para convertir a este volumen en todo un clásico moderno, como el resto de la etapa que poco a poco veremos recuperada gracias a otro acierto de Panini.