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Paria Volumen 3: Esta Pequeña Luz Comic Digital
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"Sólo los libros fantásticos pueden transmitir la realidad desfasada en la que vivo." David B. / Epiléptico
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Paria Volumen 3: Esta Pequeña Luz

Kyle Barnes y el reverendo Anderson siguen buscando respuestas

Un artículo de José María Pérez Cuajares - Introducido el 26/03/2017
Paria Volumen 3: Esta Pequeña Luz
Paria Volumen 3: Esta Pequeña Luz USA - 2017
Guionista:Robert Kirkman
Dibujante:Paul Azaceta
Editorial:Planeta Cómic - 136 páginas - color Precio:15,95€
PUNTUACION
4/5
AVISO: Éste artículo contiene posibles spoilers. En él se revelan aspectos argumentales que el lector podría preferir descubir por sí mismo.

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El final de la segunda entrega de la serie nos dejaba con el corazón en un puño. Megan, la hermana adoptiva de nuestro protagonista, sucumbía a la oscuridad que parece haberse adueñado de la mayoría de habitantes del pueblo, sin que aún hayamos comprendido bien los motivos de tan oscura plaga, el papel que Kyle tiene en todo esto o qué pretende el extraño visitante que llegaba no hace mucho a la pequeña comunidad dispuesto a sembrar el caos a su paso.


Este tomo arranca justo donde lo dejamos, cosa muy de agradecer en estos tiempos, donde la descompresión narrativa de la que algunos autores hacen gala puede resultar desesperante e irritante a partes iguales. Armado de unas armas que aún no comprende bien, Kyle Barnes hace todo lo posible para sacar al mal que habita en Megan, aunque en el transcurso no van a salir muy bien parados. En plena batalla, porque es la mejor forma de describir los intentos del reverendo y de Kyle por ayudarla, aparecerá Mark quien, incapaz de comprender que extraños ritos lleva a cabo el hermano de su mujer, terminará pagando las consecuencias de menospreciar la fuerza de Megan. Y para terminar de complicar la situación, Sydney provocará al reverendo hasta que éste estalle a golpes con el misterioso personaje, lo que le llevará directamente a la cárcel.


Robert Kirkman va dando pequeñas pistas sobre los motivos que han hecho de Kyle el “Paria” al que todos los poseídos temen, nos avanza nuevas tramas que pueden llegar a la serie, en especial en la forma de la hija de Kyle que puede que haya heredado los dones de su padre o, sobre todo, con la afirmación de que Sidney ha creado a su alrededor una pequeña comunidad que suponemos dará bastantes dolores de cabeza a Kyle y su familia en las próximas entregas.


El dibujo de Paul Azaceta sigue tan acertado como siempre, en uno de esos casos en los que ya no imaginamos la serie dibujada por otras manos. Azaceta consigue el equilibrio perfecto entre la sencillez de su dibujo y la oscuridad que tan a menudo se ve obligado a plasmar. Todo parece tranquilo y rutinario, fiel reflejo de un pueblo cualquiera de Norteamérica, hasta que una expresión en el rostro de un personaje nos indica que todo ha cambiado de repente y entramos en el género de terror de forma inesperada. Las escenas de posesiones son contadas por el dibujante con un cuidado exquisito, y hasta los actos de violencia de la serie son tan sutiles que nos duele cada golpe que reciben los protagonistas, como sucede en este tomo cuando Kyle se enfrenta a un descontrolado Maurice al que no puede contener. El uso del color es perfecto y los pequeños recuadros con los que resalta alguna parte de la narración son un recurso brillante que jamás llega a cansar.


Una nueva muestra de la maestría de Kirkman a la hora de contar historias de gente corriente que se ve superada por circunstancias extraordinarias. Aunque el escritor ya ha anunciado que tiene pensado un final para la serie, frente a sus longevos muertos vivientes, que siguen acumulando tomos y tomos, esperemos que a Paria aún le queden algunos tomos más para nuestro disfrute.


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