Conan Rey: Lobos de allende la Frontera

El crepúsculo del bárbaro

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Durante la última década el dúo formado por Timothy Truman y Tomás Giorello ha ido realizando una destacable labor dentro de la nueva encarnación en viñetas del personaje creado por Robert E. Howard. Artífices de la serie bautizada como Conan el Cimmerio, en los últimos años sus esfuerzos se han centrado en la última etapa de la cronología del personaje, donde un Conan ya maduro y establecido como monarca de Aquilonia se enfrenta no solo a los enemigos de su reino, sino también al inexorable paso del tiempo.


Dando un salto cronológico respecto a aventuras previas del monarca cimmerio, los autores abordan aquí de forma directa y sin medias tintas la figura de un Conan anciano, de pelo cano y rostro marcado por cicatrices que comienza a sentir el peso de la edad a pese a seguir albergando el fuego de antaño en su corazón. Hastiado de la vida civilizada y del peso de la corona, la aparición de una milenaria reliquia maldita será la excusa para que el anciano bárbaro se embarque en una aventura que le llevará al corazón de la nación picta. Aquella donde antaño vivió algunas de sus correrías más peligrosas y donde se reencontrará con viejos conocidos.


Tomando como base el relato inacabado de Howard que da título a la presente miniserie –e ignorando la versión literaria del mismo completada por L. Sprage de Camp-, Truman teje una violenta trama de aventuras donde Conan se verá envuelto en una guerra tribal que le obligará a realizar incomodas alianzas para salvar tanto su propia vida como su reino. Una historia de supervivencia plagada de escenas de acción en las que, sin embargo, lo más interesante resulta el retrato que Truman hace de ese viejo guerrero que valora la batalla y la gloria más que la paz y las riquezas, a las cuales renunciaría sin dudarlo a cambio de una última aventura. Asimismo, el guión añade a la trama detalles que le permiten enlazar al protagonista con otras creaciones de Howard como Kull el Conquistador y Bran Mak Morn, dando al resultado un tono épico por momentos.


El tándem gráfico formado por Giorello y el colorista José Villarrubia sigue mostrando su excelencia mediante la descripción de una atmósfera salvaje y decadente que va desde los peligrosos y malolientes tugurios de Tarantia al espectacular infierno verde de las junglas pictas. La fisicidad de las escenas de acción y el detalle con el que se plasma la violencia –ese prisionero incinerado vivo tras negarse a hablar- redondean la representación de esa versión anciana del personaje, visiblemente machacada pero aún dura como el pedernal.


Historia crepuscular de frontera, a ratos rayana con el western, esta nueva adaptación en viñetas del relato de Howard resulta una lectura notable presentada en un cuidado tomo acompañado de contenidos extra que, no obstante, a duras penas compensan el elevado precio de la edición debido a su brevedad. Un detalle negativo que no resta un ápice de calidad a la historia en sí, cuyo tono crepuscular se concreta en unas páginas finales que apuntan la inminente despedida. Servidor se frota las manos pensando en una adaptación a cargo del presente equipo creativo de Conan de las Islas, relato final del personaje con el que éste entra definitivamente en las brumas de la leyenda.