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Ángela: Crónica de un personaje entre dos mundos

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 14/06/2017
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La publicación de un nuevo tomo dedicado a Ángela por parte de Panini, nos hace centrar nuestra atención en este personaje que en su relativamente escasa trayectoria ha protagonizado una interesante evolución tanto dentro como fuera de las viñetas. Especialmente fuera de ellas donde ha vivido un largo y tortuoso proceso legal que le ha llevado incluso a cambiar de universo editorial.

Ángela nació en 1993 en el seno de la recién creada Image Comics. Más en concreto en las páginas de Spawn #9 USA. Como parte de la estrategia de lanzamiento de su creación, Todd McFarlane había invitado a varios guionistas de prestigio a escribir un episodio de su serie. Uno de ellos era Neil Gaiman, quien expandió la cosmogonía sobrenatural del personaje creando a Ángela, un ángel de las huestes celestiales dedicado a cazar criaturas infernales. Gaiman planteó una historia tan sencilla y con pocas pretensiones como el nombre del personaje, cuyo diseño gráfico a cargo del propio McFarlane se inscribía sin tapujos en la línea de las bad girls de los años 90 impulsada por los autores de la editorial y consistente en atractivas figuras femeninas de físico y poses insinuantes (a poder ser semidesnudas).


Sin embargo Ángela y el trasfondo que Gaiman había insinuado a su alrededor calaron hondo entre unos lectores que rápidamente pidieron más. El propio Gaiman, acompañado por Greg Capullo, elaboraría una divertida miniserie basada en la acción pura y dura y ambientada en un cielo mostrado como una gran empresa sumida en la burocracia y la corrupción. La popularidad del personaje fue a más convirtiéndose en secundaria habitual de Spawn y generando merchandising vario. No muy contento con la idea de ceder a Gaiman parte de las ganancias derivadas del personaje, McFarlane le propuso un trato por el cual Gaiman renunciaba a sus derechos sobre Ángela a cambio de obtener los de Miracleman, adquiridos años atrás por McFarlane. El asunto acabaría derivando en un proceso judicial que se extendió durante años –con McFarlane matando al personaje en Spawn #100 USA para curarse en salud- y finalizaría en 2013 con Marvel anunciando la publicación de Miracleman y, para sorpresa general, introduciendo a Ángela dentro del universo Marvel en las páginas finales de La era de Ultron.


Brian Bendis reclamaría al personaje para Guardianes de la Galaxia, recurriendo al socorrido recurso de la amnesia para justificar el inexistente pasado del personaje. Marvel tenía al personaje, sí. Pero ¿Se atreverían a hacer referencia a su trayectoria en Image? ¿Podían hacerlo? Durante meses jugaron al despiste sin saber muy bien qué hacer con su nueva adquisición hasta que el crossover Pecado Original despejó las dudas. Dicha línea argumental borraba de un plumazo la versión Image para recrear el personaje de cero. Esta Ángela 2.0 se descubría como la hija perdida del dios nórdico Odín –y por tanto hermana de Thor y Loki-, exiliada durante su infancia a una ignota dimensión celestial. Una tabula rasa argumental que abría nuevas e interesantes posibilidades que pronto se concretarían en forma de serie propia.


Ángela: Asesina de Asgard fue escrita a cuatro manos por Kieron Gillen y Marguerite Bennet con un peculiar enfoque: dividir la narración alternando las peripecias presentes de la protagonista –dibujadas por Phil Jiménez- con las de su recién descubierto pasado –ilustradas con un impactante dibujo pictórico por Stephanie Hans-. La mezcla de acción mitológica de una mitad con el tono de fábula amarga de la segunda (en perfecta sintonia con sus respectivos estilos gráficos) ofrecía un interesante resultado donde destacaba la relación entre la protagonista y Sera, otra habitante de esa dimensión celestial y con la que Ángela mantiene una peculiar relación amorosa. Con este último detalle se producía un inesperado pero estupendamente desarrollado giro a la orientación sexual del personaje en una cabecera que, sin ser extremadamente original, desprendía una frescura derivada en buena parte de su enfoque femenino en un género propicio a la testosterona.


Pero con motivo del enésimo reseteo editorial propiciado por las Secret Wars, la serie sería interrumpida tras solo seis números. En medio del gargantuesco crossover fue sustituida por Ángela: Cazadora de Brujas, miniserie a cargo del mismo equipo creativo -con Jiménez sustituido por Marguerite Sauvage- que trasladaba eficazmente al personaje al mundo medieval de 1602 –creado a su vez por Gaiman ¿Casualidad?-. Tras la vuelta a la continuidad normal, el personaje volvería con la serie Angela: Reina de Hel, a cargo de Bennet y Hans con la incorporación del dibujante Kim Jacinto. Recuperando la línea argumental previa, esta nueva serie retomaba la abruptamente interrumpida relación entre Ángela y Sera en una trama con ecos del mito de Orfeo y la Divina Comedia que, pese a su interés, fue cancelada tras apenas siete entregas. Una cancelación rodeada de rumores que apuntan a que, pese a la apuesta de la editorial por aumentar la diversidad e integración de minorías en su universo de ficción, la pertenencia del personaje al colectivo LGTB podría haber jugado un papel en dicha decisión editorial de forma similar al caso de DC con Batwoman.


Rumores fundados o no, es una pena que un título tan interesante tenga que conformarse con una trayectoria tan errática. Máxime cuando hablamos de un personaje (re)nacido en un contexto tan poco propicio a la calidad como es una clausula legal consecuencia de un juicio por derechos de autor. Y de una serie que se ha convertido en una excelente plataforma para mostrar el potencial creativo, tanto argumental como gráfico, de nombres femeninos en un medio donde siguen siendo minoría.


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