Wonder Woman: Huesos

Amazona, Princesa, Guerrera y Diosa

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Desde hace algunos años, y aunque el personaje tiene un peso importante dentro del Universo DC, Wonder Woman venía pidiendo a gritos un cambio, un giro radical después de números y números de historias correctas pero olvidables. Y en esta tesitura, llegaron los Nuevos 52 y la oportunidad del equipo creativo que se hiciese cargo de la serie de hacer borrón y cuenta nueva y amoldar a la amazona a los nuevos tiempos. Por eso, el primer acierto que Brian Azzarello tuvo a la hora de enfocar esta nueva y celebrada etapa fue precisamente valerse del rico pasado del personaje y, sobre todo, de sus raíces mitológicas, en lugar de inventarse un nuevo origen y un nuevo entorno, como hicieron algunos de sus colegas.


Tenemos aquí una Diana que recupera personajes y relaciones familiares perdidas durante años, con un guionista en estado de gracia que juega con sus diálogos repletos de dobles sentidos a imaginar la familia disfuncional que tiene delante, donde infidelidades, traiciones y menosprecios se dan la mano como si se tratase de un capítulo de un culebrón. Ahora, después de cinco tomos repletos de maquinaciones, engaños y secretos, es hora de que todas las tramas confluyan y de darle un cierre a una etapa que será recordada por haber vuelto a colocar a la Amazona en el lugar de privilegio que le corresponde, junto a Superman y Batman, como uno de los personajes principales de este nuevo universo.


El Primogénito está deseoso de vengarse de Wonder Woman, a quien culpa de todos los años de reclusión que ha sufrido y, para ello, no dudará en llevarse por delante a quien sea. Diana está de vuelta en la Isla Paraíso, evaluando los daños y su nuevo rol como reina de las amazonas, con Hipólita convertida de nuevo en figura de arcilla y tratando de reunir a los ahora dispersos Eros, Afrodita, Hefesto, Hermes y Dionisio, que deberán permanecer juntos si quieren derrotar al Primogénito, que quiere a toda costa unirse a Diana como Diosa de la guerra y gobernar juntos. Aún quedan por resolver muchas tramas abiertas, como el regreso de Orión o el verdadero rol de Zeke, el bebé que puso en marcha todo en los primeros números de la serie, cuando descubrimos su verdadero linaje y que, según la profecía, debe sentarse en el trono si quiere detener al Primogénito.


Aunque Goran Sudzuka hace un brillante trabajo en la parte gráfica como sustituto de Cliff Chiang en los primeros números del tomo, el regreso de éste en los últimos números de la etapa dan muestra de que, a pesar de la aparente sencillez de su trazo, el artista sabe muy bien lo que se hace, y nos deja muestras tan evidentes como las páginas en que Diana se enfrenta al Primogénito, divididas en pequeñas viñetas que son un despliegue de diseño y buen gusto. Una memorable etapa que toca ahora a su fin y que debo recomendar encarecidamente a todos aquellos fans del personaje de ayer y hoy, ya sea en esta edición, o en el nuevo coleccionable que ECC ha puesto a la venta coincidiendo con el estreno de la película dedicada al personaje.