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La Última Cacería de Kraven: Muerte y renacimiento del Hombre Araña

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 16/09/2017
La Atalaya del Vigía
AVISO: Éste artículo contiene posibles spoilers. En él se revelan aspectos argumentales que el lector podría preferir descubir por sí mismo.

Si no has leído la historia aún, te aconsejamos que no sigas. Este artículo contiene infinidad de spoilers...

A mediados de los años 80 el cómic de superhéroes estaba inmerso en aires de renovación que empujaban al género hacia contenidos más adultos. Watchmen, El Regreso del Caballero Oscuro o Born Again sorprendían a propios y extraños por el tono oscuro y realista aplicado a los coloridos héroes enmascarados. Pero incluso en ese clima nadie pudo predecir lo que 1987 iba a significar para Spiderman gracias a la publicación de una historia titulada La Última Cacería de Kraven.


Visto en perspectiva, La Última Cacería de Kraven puede considerarse resultado de un cúmulo de errores y/o casualidades tan imprevisto como afortunado. El guionista J. M. DeMatteis había concebido originalmente el argumento como una historia de Batman donde este era enterrado vivo por el Joker. Este último, libre al fin de su némesis, recuperaba la cordura solo para recaer sin remedio en la demencia cuando el héroe regresaba. Pero los editores de DC descartaron dicha historia alegando su parecido con otro título en preparación llamado La Broma Asesina. Pese a dicha negativa la historia siguió dando vueltas en la cabeza del escritor. Su posterior fichaje como guionista de The Spectacular Spiderman provocaría que reformulase la trama para adaptarla al Hombre Araña.


Aunque inicialmente DeMatteis se planteó crear un nuevo villano para la ocasión, pronto se fijaría en Kraven el Cazador. Pese a su condición de enemigo veterano de Spiderman, Kraven siempre se había mantenido en un segundo plano, infrautilizado por los autores y ridiculizado por los fans. DeMatteis vio, sin embargo, el potencial sin explotar de un personaje cuyas raíces aristocráticas y su mentalidad caracterizada por un peculiar sentido del honor, el poder y la lucha eran terreno abonado para una historia con fuertes dosis de fatalismo e introspección psicológica. Por otro lado, el entonces reciente matrimonio de Peter Parker con Mary Jane Watson permitía al guionista explorar el tormento del héroe enterrado vivo desde una perspectiva distinta y aún más dramática.


Cuando el primer número de los seis de los que consta la historia –repartidos entre Spectacular, Amazing y Web of…, las tres series regulares del personaje- llegó a los lectores, estos se quedaron impactados. En lugar de la enésima confrontación de golpes, chistes y frases rimbombantes se encontraron con un Kraven que abatía a tiros fría y contundentemente al protagonista para enterrarlo inmisericordemente bajo una lápida. La narración del villano reformulaba al personaje con un aura trágica y cansada. Sergei Kravinoff se descubría así como una persona ajena al mundo civilizado moderno que solo encontraba su razón de ser en la naturaleza salvaje y el placer de la caza. Empujando al borde de la locura tras años de derrotas y tragedias familiares, superar al único rival que jamás ha logrado vencer se convertía la única motivación que le quedaba. Obedeciendo instintos más propios de un animal que de un hombre, un Kraven vestido con el disfraz de su enemigo comenzaba a sembrar el terror por la ciudad, intentando reclamar como suyo el papel de la presa a la que finalmente había cazado.

Mientras eso sucedía, Peter Parker se enfrentaba a un tipo distinto de batalla. Enterrado vivo, su mente se embarcaba en una angustiosa travesía que desafiaba su cordura así como su propia existencia como héroe, persona y marido. Un traumático proceso del que resurgía cambiado física y mentalmente. El previsible reencuentro entre ambos rivales, donde jugaba un papel secundario el perturbado villano Alimaña, se resolvía de forma igualmente insólita, con Spiderman abrazando su recién modificada humanidad y Kraven poniendo fin a su propia vida acorde a los principios de honor que habían guiado esta.


Consciente de las insólitas formas de la historia, el dibujante Mike Zeck se emplearía a fondo subrayando la atmosfera oscura y violenta de la trama, ambientada en lugares cerrados y siniestros sometidos a una intensa lluvia bajo una noche casi permanente. Incluso el detalle circunstancial de que Spiderman luciese su traje negro –diseñado por el propio Zeck para Secret Wars- parecía pensado para reforzar una angustiosa atmósfera a la que el dibujante aportaba su característica fluidez narrativa, reforzando visualmente instantes tan poderosos como la splash-page donde un Spiderman al límite de sus fuerzas –no solo físicas- consigue salir finalmente de la tumba.


Convertida en un fenómeno desde el mismo momento de su publicación. la historia, pensada como un final definitivo para el villano, consiguió reivindicar la valía de este como uno de los mayores enemigos del trepamuros. En 1992 DeMatteis y Zeck retomarían la historia con el especial El Alma del Cazador, mostrando a Peter Parker lidiando con las cicatrices psicológicas de su entierro y acosado por el espectro de un Kraven incapaz de hallar el descanso prometido en la muerte. Un más que digno epílogo que permitió al guionista desmentir ciertas interpretaciones del argumento original y preservar el impacto de una historia que la propia Marvel acabaría adulterando posteriormente. Primero mediante la aparición de varios hijos del villano intentando asumir su puesto y finalmente con la resurrección del propio Kraven, quien por descontado jamás ha vuelto a gozar un tratamiento tan excelso como el de esta historia, una de las mejores (¿la mejor?) de cuantas han tenido al trepamuros en su más de medio siglo de existencia.


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