El Castigador #2: El Final del Camino Liquidando cabos sueltos
El Castigador #2: El Final del Camino USA - 2017 Guionista:Becky Cloonan Dibujante:Laura Braga, Matt Horak
Editorial:Panini Cómics -
136 páginas - color
Precio:15,00€
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El primer tomo de esta nueva etapa de las andanzas de un Castigador remozado física y cronológicamente acorde a los tiempos que corren –y de paso, como quien no quiere la cosa, también a su actual encarnación televisiva- ponía las cartas sobre la mesa. La guionista Becky Cloonan se alejaba de la visión crepuscular de la versión MAX manejada por Garth Ennis o del tono sobrio y realista de la etapa de Greg Rucka por poner dos ejemplos recientes. Cloonan prefería apostar por un festival de acción continua cargado de humor negro, en la línea de la ya añeja etapa de Marvel Knights que devolvió al personaje a primera plana. La elección como dibujante del malogrado Steve Dillon –responsable gráfico de dicha etapa- se encargaba de subrayarlo por si alguno no llegaba a pillarlo.
Este segundo tomo que cierra el primer año de la actual cabecera dedicada a Frank Castle se limita a seguir la inercia de lo presentado en la anterior entrega, tanto literal como figuradamente. Recuperando la historia allí donde se había quedado, con el protagonista enterrado vivo tras una cruenta reyerta, El Final del Camino retoma el proceso de búsqueda y destrucción del cartel paramilitar conocido como Cóndor por parte del justiciero de la calavera. Una continuación directa que no solo obliga la lectura del tomo anterior por parte del lector, sino que se convierte en una suerte de clímax de aquel donde las tramas y personajes allí presentados –la aguerrida agente de la DEA Ortiz, el sanguinario sicario apodado Cara, el mercenario Olaf- convergen en un violento clímax que incluye más muertes, mutilaciones y explosiones de las que los chistes sobre las mismas pueden abarcar.
Con un tratamiento de personajes mínimo y una estructura argumental basada en encadenar sin pausa secuencias de acción con un toque truculento, la lectura transcurre en un suspiro pero sin dejar apenas poso. Más allá de alguna escena casual –el encuentro de Frank con una cascarrabias anciana granjera; la sádica escena donde Cara intenta “cocinar” a uno de los personajes- no hay momentos memorables o diálogos lapidarios que no hayamos visto más y mejor ejecutados anteriormente. Otro tanto sucede con el escaso desarrollo de los secundarios y antagonistas cuyo trasfondo –la antigua relación entre Castle y Olaf durante su época como reclutas; las truculentas prácticas de Cara- apenas es aprovechado.
La narración no obstante mantiene un ritmo ágil durante todo el tomo gracias a la correcta labor de unos dibujantes que intentan mantener el estilo de Dillon –quien llegó a firmar varias páginas del primer capítulo del presente tomo antes de su repentino fallecimiento- y el dinamismo de sus viñetas. Pero ni Laura Braga ni Matt Horak son capaces de reemplazar el mismo oficio aportado por el veterano dibujante irlandés pese a gozar del mismo tratamiento de tintas y coloreado. Un balance que satisfará a los completistas más acérrimos pero cuyos autores necesitan replantear sus objetivos de cara a lograr un mayor interés y longevidad para la presente cabecera.
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