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Grandes Autores de Superman: Dennis O´Neill y Curt Swan - Kryptonita Nunca Más Comic Digital
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Grandes Autores de Superman: Dennis O´Neill y Curt Swan - Kryptonita Nunca Más

Una mirada diferente al Hombre de Acero

Un artículo de José María Pérez Cuajares - Introducido el 04/01/2018

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Los años 70 fueron una época complicada para los cómics. Ayudados por adaptaciones a otros medios bastante cuestionables, los principales personajes de DC y sus historias se fueron haciendo cada vez más predecibles, infantiles e incluso insulsos, dejando mes a mes languidecer un arte que, por suerte, sigue vigente hoy en día con mayor fuerza que nunca. El Hombre de Acero no corrió mejor suerte que otros persones de la casa, con historias que rozaban el absurdo, enclavadas en lo que hoy se ha dado en llamar la Edad de Bronce de los cómics.

Sin embargo, hubo autores que supieron que esa ligereza latente en las historietas que llegaban a los kioskos cada mes jugase a su favor, y un claro ejemplo de ello es Dennis O´Neill y el tomo que ahora reedita ECC. Bajo el título Kryptonita Nunca Más, se reúnen 9 números de la colección durante los cuales, como es de suponer, la némesis en forma de roca brillante a la que más temía Superman desaparecía por fin de su vida. Y así sucedía en las primeras páginas del tomo, en las que una gigantesca explosión terminaba con todas las muestras del verde mineral, dejando a Superman con sus poderes algo más debilitados que de costumbre, lo que daba lugar a nuevos enfoques de sus historias de siempre. La subtrama que une a todos los números del tomo llegaba poco después, con una misteriosa figura de arena que poco a poco iba robando los poderes de Superman y pareciéndose más a nuestro protagonista, aunque tendremos que llegar al final del tomo para comprender el significado de su llegada.


Aunque O´Neill dejaría durante esta década muchas buenas historias centradas en la realidad que les había tocado vivir a los americanos y en muchas de ellas la cotidianeidad era el punto de partida (drogadicción, pandillas, la guerra como trasfondo), podemos asegurar que su imaginación estaba también en muy buena forma en aquella época, dejando villanos tan memorables como el trabajador de un museo convertido en una deidad o a Superman transformado en un involuntario mediador en el enfrentamiento entre ángeles y demonios.


Curt Swan se haría cargo del dibujo de la serie, dejando profunda huella entre los lectores de la época con un estilo que para muchos es el que mejor plasma al Hombre de Acero. Muchos momentos memorables se dan cita en estas páginas, como cuando Superman no puede contener las lágrimas ante la destrucción que está contemplando, y uno de mis favoritos, tanto por la carga nostálgica que tiene como por lo bizarro del momento, cuando Superman demuestra al villano que le amenaza con una roca de Kryptonita que ya no le afecta, comiéndose un trozo delante suya para indicar después que le falta sal. Historias tan inocentes como divertidas, que ahora vuelven para demostrar que hay tantas aristas en un personaje como autores van pasando por sus historias.


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