Marvel Saga #50 - El Castigador #10: Las Viudas

Cinco viudas claman venganza contra Frank Castle

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Cuando trabajas con un personaje tan simple a primera vista como el Castigador, debe resultar bastante complicado crear nuevas historias que no se repitan entre sí. Es muy común que veamos a Frank Castle llevando a cabo algún tipo de venganza cuidadosamente planeada contra algún capo de la mafia al que ha jurado destruir, pero lo que suele suceder es que el Castigador es quien ejecuta la venganza y no quien va a recibirla. Por eso este arco de la etapa de Garth Ennis que ahora nos llega resulta tan original. Como si de la versión seria del gag del film Austin Powers que aseguraba que “nadie piensa en las familias de los esbirros” se tratase, la trama central del volumen reúne a cinco mujeres, todas ellas viudas por culpa de Castle (de ahí la “fábrica de hacer viudas” a la que alude el título original de la saga), que deciden reunirse y ajustarle las cuentas al hombre que les arrebató a sus maridos.


Otra de las tramas que aparece en estas siete entregas de que consta el tomo es la de un policía que, después de haber acabado con la vida de un niño durante un tiroteo y harto de que el sistema le ponga mil y una trabas para hacer bien su trabajo, decide seguir los pasos del Castigador y tomarse la justicia por su mano, aunque pronto comprobará que el trabajo requiere más agallas y menos estómago del que tiene. A través de este personaje, comenzamos a comprender la dureza de la gesta llevada a cabo por el justiciero y que, más allá de la sed de venganza por el asesinato de su mujer e hijos que ponía en marcha su historia, cumple ahora un papel muy ingrato manteniendo las calles limpias aunque sus métodos nunca puedan ser compartidos por sus compañeros superhéroes.


Tenemos aquí al Ennis más radical de toda su etapa. Alejado de salvajes divertimentos como la aparición de Barracuda hace algunos tomos, en los que la sangre y violencia que aparece en las páginas se toma menos en serio, aquí tenemos un cómic duro y brutal a ratos, ayudado por el arte de Lan Medina, que no duda en poner la atención en la parte en la que todo el mundo aparta la mirada. Aquí, como sucede en muchas historias guionizadas por Ennis que tienen un trasfondo belicista, se deja un espacio para la reflexión al lector. ¿Están justificados los deseos de venganza de las viudas?, ¿era justa la muerte de sus maridos?, ¿tiene fin el ciclo de violencia abierto por Castle o es un ciclo condenado a repetirse eternamente? Ennis hace un buen trabajo alejándose de los cánones establecidos y comenzando su historia justo donde otras terminan, dejándonos un cómic atractivo y diferente, que sirve para reivindicar su longeva etapa en la serie más allá de la gamberrada de turno o la ocasional violencia gratuita.