Escuadrón Suicida #1: Prueba de Fuego El equipo de mercenarios más prescindible de DC Comics
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Para el gran público, el Escuadrón Suicida tan sólo existe desde hace algunos años en los cómics, con una alineación en la que Harley Quinn tiene un protagonismo absoluto y que se caracteriza por la espectacularidad del grupo de antihéroes que lo forma. Sin embargo, mucho antes de que se convirtiera en una de las sorpresas del verano en su estreno cinematográfico, Amanda Waller había reclutado ya la primera alineación del Escuadrón, con resultados similares a los actuales. Por suerte para los lectores y gracias al éxito de la última versión que nos ha llegado de este peculiar grupo de misiones imposibles, ECC ha querido regalarnos la reedición de un material que llevaba años sin estar disponible en España y que ha sido recibido con los brazos abiertos, con una segunda entrega ya anunciada para el mes de abril.
Corría el año 1987 cuando llegaba a las librerías la entrega 14 de la serie Secret Origins con la que se abre el tomo en tapa dura que ahora nos llega. En sus páginas, conocíamos el nacimiento del grupo cuando el presidente Ronald Reagan autorizaba a Waller la creación de un grupo que no se parecía a ninguno de los que habíamos visto hasta la fecha. Si la Liga de la Justicia no podía hacerse cargo de una misión o si el resultado de la misma era muy arriesgado, siempre podías contar con ellos, sobre todo porque estaba formado por villanos que aceptaban la peligrosidad del trabajo a cambio de reducciones en sus condenas, por lo que si acaban asesinados tampoco se perdía demasiado, y así nacía el primer grupo de mercenarios con fecha de caducidad.
Capitaneados por Rick Flagg, la alineación del grupo era variable, pero en las primeras entregas contábamos con Deadshot, Tigre de Bronce, Encantadora o el Capitán Boomerang, y hasta el Pingüino decidía dejar por un momento las calles de Gotham para unirse al equipo en una ocasión. Las tramas urdidas por John Ostrander eran muy urbanas, con temas como el espionaje ruso o los clásicos documentos secretos que jamás deben ver la luz, pero es que muchos de los personajes tampoco tenían poderes sobrenaturales lo que hacía una perfecta combinación, a medio camino entre Misión Imposible y cualquier comic del Castigador de la época.
El dibujo de Luke McDonnell tampoco tenía la espectacularidad que hoy en día se exige a los artistas, pero ha soportado bien el paso de los años y se defiende en las abundantes páginas de acción que forman parte de la historia. Un cómic que tiene la esencia ochentera de la editorial y que se lee con el mismo cariño que cuando apareció por primera vez, con independencia de los cambios de estilo sufridos por el Escuadrón Suicida con el paso de los años.
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