Fandigital y Comicdigital emplean cookies para determinadas funcionalidades. Si continúa navegando asume la aceptación de las mismas.
Marvel Integral: La Increíble Patrulla-X #1 Comic Digital
REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
"Hay una pregunta que quizás puedas responderme. Algo que llevo años preguntándome. ¿Porqué coño les gusta Benny Hill a los americanos?" Yorkie Mitchell / Punisher Max #37
ID

Marvel Integral: La Increíble Patrulla-X #1

Joss Whedon sacude el universo mutante

Un artículo de Javier Jiménez Jiménez - Introducido el 07/05/2018

Artículos relacionados

· Marvel Gold - La Patrulla X Original Volumen 1

· Marvel Deluxe - Lobezno y la Patrulla-X #1

· Marvel Gold - La Imposible Patrulla-X #4: Desde las cenizas

Corría el año 2004 cuando Marvel se enfrentaba a la complicada misión de encontrar un sucesor para su franquicia mutante a la altura del inclasificable Grant Morrison. El escocés había entregado una de las más adultas y subtextuales etapas de la Patrulla-X en sus tres años en el título, redefiniendo por completo no solo las tramas y personajes de la serie -para acercarlas a su psicotrópico imaginario personal- sino incluso, su estética grupal con diseños que, sin duda alguna, servirían para definir su apariencia en el naciente género superheroico cinematográfico. (si no nos creéis, revisitad la primera entrega de los X-Men de Bryan Singer. Venga, os esperamos aquí…).

La verdad es que, a pesar de contar con un grupo de rabiosos detractores -entre los que no nos encontramos, por supuesto-, Morrison había llevado a la serie mutante a nuevas cotas de popularidad y recuperado algo del envite que los personajes tuvieran en la época en la que eran los indiscutibles reyes de la Casa gracias a los guiones de Chris Claremont. Las arriesgadas decisiones y dudosa moralidad de algunas de las decisiones argumentales del escritor habían elevado a personajes como Cíclope o Emma Frost -pareja extraña e incómoda que, sin embargo, sacaba a Scott Summers de la tumba emocional que compartía con Jean Grey- a un status inesperado que, unido a los continuos metamensajes y referencias que llenaban las viñetas, situaba la colección entre las lecturas obligatorias de la Casa de las Ideas. Cualquier fan del rincón mutante marveliano debería conocer en profundidad esta etapa y, gracias a la magnífica edición de Panini, no perderse ni uno de sus imprevisibles giros argumentales, psicodélicos escenarios e espectacularidad cinematográfica.


Sin embargo, todo lo bueno tiene un final y la llegada de la conclusión de la estancia de Morrison en el título obligaba a Marvel a presentar un proyecto que continuara esa grandiosidad y mantuviera el interés de los lectores. Fue entonces cuando la editorial contactó con Joss Whedon, creador de algunas series televisivas de éxito y fan favorite indiscutible que comenzaba a figurar en las listas de imprescindibles para todos los aficionados a la ciencia-ficción (la imprescindible e injustamente cancelada prematuramente Firefly) y la fantasía (con los proyectos enmarcados dentro del universo Buffy). No olvidemos que estos eran años previos a su llegada al Marvel cinemático con la enorme Vengadores y su definitiva consagración en los corazones del fandom -que, curiosamente, parecen querer relegarle ahora a un segundo plano por las decisiones de los últimos años y su accidentado paso por el DC de la gran pantalla.

Lo que Whedon presentaría, acompañado de manera sublime por los lápices de un John Cassaday en estado de gracia, fue una etapa que se distanciaba de la anterior mirando al pasado y ofreciéndonos historias que devolvían a nuestros personajes preferidos a su estado de iconos mutantes. En sus manos, Kitty Pride volvía a la Mansión-X recuperando, gracias a la genialidad del guionista para componer personajes femeninos independientes y fuertes, esa frescura y personalidad que la habían convertido en parte esencial de los X-Men desde su primera aparición.


Además, el escritor decidía romper con la estética realista y oscura de la Patrulla de Morrison -la X, no la Condenada, otra lectura ineludible del escocés- para recuperar esos uniformes coloristas marca de la casa mutante desde su llegada a las viñetas. La primera saga del título enfrentaba a nuestros protagonistas con una nueva versión de esa cura al gen mutante que aparece intermitentemente en el universo Marvel y que sirve a Whedon para analizar la necesidad de nuestra sociedad actual de eliminar todo aquello que es diferente y que percibe como una amenaza.

El primer tomo de Panini recupera los primeros 12 números de la serie y sienta las bases para un segundo tomo que concluirá el arco iniciado por Whedon y dará al lector una de las más populares y justamente valoradas historias mutantes de los últimos tiempos.


contactarEdición impresa