Sandman presenta: Los spin-offs de los que están hechos los sueños
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Convertida en obra de referencia a la hora de hablar del despegue del cómic para adultos norteamericano, entre las muchas virtudes de The Sandman está su extenso universo de personajes secundarios. Un dramatis personae perteneciente a épocas, lugares y condiciones muy distintas con los que Neil Gaiman podía ir saltando de un tipo de historia a otro según le dictase su vasta imaginación. Tan interesante y lleno de posibilidades era el colectivo que rodeaba las andanzas de Morfeo que pronto los límites de la serie regular se quedaron pequeños.
El propio Gaiman fue el primero en abrir la puerta dedicando al personaje de Muerte dos estupendas miniseries en las que se exploraba a fondo la peculiar personalidad de la hermana del Señor de los Sueños, descubriendo así su cara más íntima y humana. Culminada la serie regular de Morfeo por propio deseo del guionista, DC Comics no estaba dispuesta sin embargo a desaprovechar las posibilidades del escenario creado por Gaiman. Por ello, contando con el beneplácito del autor, procedieron a dar salida a varios títulos dentro del sello Vértigo relacionados con el universo onírico de Gaiman. Bajo esa premisa aparecieron cabeceras como Lucifer, Los Libros de la Magia o The Sandman Mistery Theatre (aunque la vinculación de esta última apenas se limite al nombre del protagonista) que pronto comenzaron a destacar por sus propios méritos.
Caso diferente es el de The Dreaming, serie regular directamente relacionada con The Sandman que narraba, en forma de arcos argumentales más o menos independientes, historias de los peculiares habitantes del reino de Morfeo. Caín y Abel y sus respectivas Casas del Misterio y el Secreto, Eva, el bibliotecario Lucien, la gárgola Goldie, el cuervo Matthew, la terrorífica pesadilla viviente conocida como El Corintio… historias con una duración de entre dos y cuatro números escritas en su mayoría por la novelista Caitlin R. Kiernan, el autor de cómic underground Terry Laban y Peter Hogan, quienes iban rotando en los guiones mientras el apartado gráfico quedaba en manos de ilustradores como Peter Snejberg, Jill Thompson, Paul Lee o Teddy Krinstiansen entre los más destacados. A lo largo de sus sesenta entregas, The Dreaming dejó un puñado de historias interesantes aunque nunca logró evitar las críticas derivadas de las odiosas comparaciones con su ilustre predecesora. Ni siquiera cuando, tras la primera veintena de números, la cabecera abandonó su formato de antología para centrarse en las andanzas de un grupo recurrente de personajes.
En parte para compensar ese cambio argumental y en parte para explotar aún más la marca Sandman, los editores de Vértigo crearon el sello The Sandman Presents, formado por una sucesión de miniseries centradas en personajes concretos. Bajo ese paraguas fueron apareciendo entre otros títulos como Brujería, con James Robinson y Michael Zulli narrando una trama de reencarnación y venganza relacionada con las intrigantes y multiformes Hécates; Love Street, de los citados Hogan y Zulli recreando un episodio de la juventud de John Constantine relacionado con los Eternos; Los Detectives Muertos, sobre las aventuras de los niños fantasma Charles Rowland y Edwin Paine a cargo de Ed Brubaker y Bryan Talbot; El Corintio: Muerte en Venecia, recogiendo las correrías del inquietante villano por Darko Macan y Daniel Zezelj; Las Furias, con Mike Carey y Michael Bolton retomando al personaje de Lyta Hall y su trágico destino tras la conclusión de la serie original; o Destino: Crónica de unas Muertes Anunciadas de Alisa Kwitney y Kent Williams, donde se cede al protagonismo al decano de los Eternos para una oscura historia de supervivencia ambientada a lo largo de varias épocas. Mención destacada para los especiales donde Jill Thompson recrea las historias originales de Gaiman desde el punto de vista de Muerte, dándoles un estilo similar al del manga shojo tan divertido como entrañable.
Con un nivel medio tan dispar como solo puede ser un producto resultante de tan heterogénea mezcla de autores, el sello The Sandman Presents cesó su publicación en 2004. Y si bien ninguno de sus títulos goza de la reputación de las obras más destacadas de sus responsables (no digamos ya la reputación de la serie original de la que derivan), sus propuestas ofrecen un nivel medio más que apreciable, conteniendo algunas joyas que ECC Ediciones ha tenido a bien empezar a rescatar poco a poco. Es más: con la línea Vértigo convertida hoy en una sombra de aquella que alumbró los títulos comentados en este texto, hace poco DC anunciaba su enésimo intento de reverdecer los laureles de aquella mediante la creación del sello Sandman Universe, integrado entre otras cabeceras por una nueva versión de The Dreaming. Pese a la incredulidad de muchos debido a la participación meramente simbólica de Gaiman en dicho relanzamiento del “Sandmanverso”, el precedente que supone The Sandman Presents demuestra que hay espacio en la tierra de los sueños para otros autores más allá de su creador.
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