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Lupin III: Recuperando el legado criminal

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 27/07/2018
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Entre las recientes novedades manga destaca la reedición de Lupin III, emblemático seinen que la mayoría de lectores españoles conocerán gracias a sus múltiples adaptaciones animadas y cuya peculiar mezcla de acción, humor y suspense unida al peculiar estilo gráfico de su creador lo han convertido en uno de los mangas más populares en Occidente.

Posiblemente esto último no sea ajeno al hecho de que el propio personaje tiene su origen último en la tradición europea. Y es que para concebir a su protagonista el guionista y dibujante Kazuhiko Kato (más conocido por su seudónimo artístico de Monkey Punch) se inspiró directamente en uno de los personajes más queridos de la literatura popular francesa: el aventurero y ladrón de guante blanco Arsène Lupin, creado por Maurice Leblanc en 1905 y protagonista de más de una veintena de libros así como de numerosas adaptaciones en cine, teatro y televisión. Fascinado por las posibilidades que ofrecía el personaje de Leblanc, cuando en 1967 Monkey Punch recibió el encargo de la editorial Futubasha de apoyar el lanzamiento del semanario Weekly Manga Action (futura cuna de Old Boy y El Lobo solitario y su Cachorro entre otras) con una serie regular, imaginó como protagonista a un posible nieto del personaje de Leblanc. Un ladrón de nacionalidad franco-japonesa que había decidido continuar el legado familiar hasta convertirse en el delincuente más buscado del mundo.


El protagonista está acompañado por un equipo de secuaces que incluye al pistolero Daisuke Jigen, el samurái Goemon Ishikawa (descendiente, de manera similar al protagonista, de un legendario personaje de la cultura popular japonesa del S. XVII) y la atractiva ladrona Fujiko Mine, con la que Lupin mantiene una complicada historia de amor y traición continuas que hace que pasen de aliados a enemigos y viceversa de manera frecuente. Y si su literario abuelo siempre tenía al el incansable inspector Justin Ganimard pisándole los talones, el protagonista es perseguido por el inspector de la Interpol Koichi Zenigata (también basado en un personaje de la antigua literatura japonesa) cuya perseverancia solo es comparable a su torpeza. Unos personajes que en su mayoría fueron rebautizados fuera de su Japón natal, bien para occidentalizarlos de cara a las audiencias extranjeras bien para esquivar problemas de copyright con la obra de Leblanc, motivo este último por el que Lupin fue renombrado alternativamente como Edgard, Rupan o Wolf en países como Francia y EE.UU.


Con un ojo puesto tanto en la obra de Leblanc como en el James Bond de Ian Fleming, Monkey Punch concibió la serie como una sucesión de historias cortas donde Lupin y sus compañeros viajan a diferentes puntos del planeta buscando apropiarse de toda clase de botines ajenos. Algo que le lleva ocasionalmente a enfrentarse no solo con las autoridades, sino también con otros criminales como el mago Paikaru, el Clan de las Ratas o la Banda de los Cinco. Aprovechando la calificación para lectores adultos que le brindaba el semanario, Monkey Punch no dudó en añadir a sus personajes elementos de erotismo y violencia, no siempre mitigados por el humor, que serían visiblemente suavizados en las posteriores adaptaciones animadas. El apartado gráfico también resulta inusual debido al muy personal estilo del autor, mucho más estilizado de lo habitual -a ratos sus dibujos casi parecen abocetados- en el manga más reciente, próximo a la caricatura en su diseño de personajes y con una planificación de viñetas que suele romper el estilo académico mediante imágenes panorámicas verticales y/o horizontales que ocupan el alto/ancho de la pagina.


Publicada originalmente entre 1967 y 1969, Lupin III (Rupan Sansei en el original japonés) tuvo tanta popularidad que apenas un par de años después fue adaptada en forma de serie animada. Entre 1977 y 1981 Monkey Punch volvió para escribir un segundo volumen de las aventuras del personaje, que coincidiría con la puesta en marcha de una segunda serie así como varios largometrajes anime, entre los que destaca El Castillo de Cagliostro (1979), debut como director del legendario Hayao Miyazaki. El manga conocería una continuación en 1997 con la publicación de un tercer volumen escrito por Satozumi Takaguchi y dibujado por Sushay que no satisfizo a los seguidores del personaje. Por ese motivo, el propio Monkey Punch volvió a ocuparse del personaje con un cuarto volumen publicado entre 1998 y 2004 donde se limitaba a labores de escritura, dejando el dibujo en manos de un Manatsuki Yamakami cuya estética está más en sintonía con las versiones animadas. Precisamente en 2004 Futubasha lanzó al mercado la revista oficial Lupin III, cabecera cuatrimestral donde se publican sus aventuras desde entonces, alternando nuevas entregas escritas por Monkey Punch con historias a cargo de otros autores.



Con una amplia trayectoria que abarca cinco décadas y varios medios (cinco series de animación, ocho animes, innumerables OVAs y especiales televisivos y, más recientemente, una adaptación en imagen real dirigida por Ryuhei Kitamura), Panini Cómics recupera los 94 episodios que comprenden el primer volumen de las aventuras del personaje en siete tomos. Se subsana así una asignatura pendiente en España tras la descatalogada edición previa a manos de la extinta Mangaline en 2007, la cual a su vez fue muy discutida por la calidad de reproducción de sus páginas. Una oportunidad ideal para (re)descubrir un personaje al que muchos recordarán con nostalgia por la emisión, a principios de los década de los noventa, de su serie animada a manos de Telecinco pero al que pocos conocerán realmente a menos que se acerquen a su primigenia versión en viñetas.


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