Flash de Mark Waid: Deudas Infernales Despidiendo (por una temporada) a Mark Waid y Bryan Augustyn
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Parece imposible comenzar una reseña de Flash sin nombrar a los dos autores que más han hecho por su mitología -con permiso de los creadores de sus diferentes personalidades Gardner Fox, Harry Lampert, Robert Kanigher, John Broome o el genial Carmine Infantino- en su dilatada carrera viñetera. Por un lado, tenemos a Geoff Johns que, gracias a su trabajo en la colección del Velocista Escarlata alcanzó el status de guionista estrella y demostró a todos su enciclopédico conocimiento del universo DC. La infinidad de estrellas invitadas, inesperados giros argumentales y cliffhangers imposibles convierten la lectura de esta etapa en una verdadera montaña rusa superheroica que no hace otra cosa que mejorar con el tiempo.
Sin embargo, a veces olvidamos que muchas de las semillas de las que nacería ese acelerado árbol genealógico escarlata fueron plantadas por otro guionista de igual o mayor importancia para el futuro de Wally West y su alter ego superheroico. Su nombre no era otro que Mark Waid y su estancia en la colección llegaba a su final -al menos hasta que, como cualquier villano comiquero que se precie, regresara en una maniobra sorpresa destinada a poner patas arriba el universo de Flash- con los episodios que ECC ha decidido recopilar en este interesante tomo que nos ocupa.
Waid es un guionista con una abultada carrera a sus espaldas cuyos trabajos para las majors estadounidenses siempre han gozado del beneplácito de los fans más exigentes. Personajes como Capitán América, X-Men, Ka-Zar, Los 4 Fantásticos o Daredevil en la esquina Marvel o Superman, Impulso, Metamorfo, Batman o La Liga de la Justicia en el apartado DC son solo algunos de los ejemplos de su laureado trabajo superheroico. Sin olvidar, por supuesto, esa obra maestra indiscutible que es Kingdom Come ilustrada por un genial Alex Ross, título que se encuentra en todos los rankings de lecturas esenciales del arte secuencial que se precie de serlo.
El guionista había llegado a la colección en 1992 y rápidamente consiguió catapultar la popularidad del personaje gracias a un nutrido elenco de secundarios, trepidantes tramas que sacaban el máximo partido a los poderes del héroe y un sentido del espectáculo y la acción propio de producciones cinematográficas. Sin embargo, en 1997 y tras varias megahistorias que habían engullido gran parte de las energías que Waid y su compañero de procesador de texto Bryan Augustyn dedicaban al título, los escritores decidían tomarse un respiro y renovar fuerzas para poder seguir ofreciendo a los lectores historias que merecieran la pena. No obstante, el título no quedaría a la deriva ya que los autores elegidos para rellenar ese año sabático no serían otros que Grant Morrison y Mark Millar que, para regocijo de los lectores, ofrecerían una saga repleta de la inventiva, surrealismo y acción que ha caracterizado a estos dos escritores desde sus primeros trabajos y que ECC ya ha recuperado en otro brillante tomo de la colección.
El tomo se abre con Wally West recién mudado a California desde su habitual Keystone City, un cambio de residencia que pronto se verá ensombrecido por la llegada de algunos de sus villanos recurrentes que, por alguna extraña razón, no parecen dispuestos a olvidarse de sus enfrentamientos superheroicos con el Velocista Escarlata. Tras los números inaugurales, Waid y Augustyn enfrentarán a Flash contra la amenaza de Nerón, villano de arcanos y demoníacos poderes que ya había cruzado su camino con nuestro protagonista en el evento Inframundo Desencadenado -que podéis encontrar como parte del tomo Flash de Mark Waid: Velocidad Terminal- que parece ser la diabólica mente tras los ataques y que intentará arrebatar al héroe todo aquello que da sentido a su vida.
El volumen se completa con varios proyectos especiales y one-shots centrados en el universo velocista entre los que destaca por su originalidad La Biografía de Flash de Iris Allen, proyecto mediante el que Waid y Augustyn realizan un exhaustivo repaso a la historia completa de los veloces portadores del uniforme bermellón. Toda una delicia para los fans del personaje y una ilimitada fuente de información que, más allá de relanzamientos y reinvenciones, sigue siendo una lectura imprescindible para entender la importancia de Flash en la mitología DC.
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