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Wonder Woman-Conan El bárbaro y la amazona
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Una de las dificultades más habituales a la hora de plantear un crossover entre personajes de diferentes editoriales y/o medios es la de hacer que las características de cada uno conjuguen bien sin traicionar la personalidad del otro. Más difícil aún es que el encuentro suponga algo más que la habitual pelea donde el argumento es apenas una excusa para enlazar escenas de acción con y/o entre ambos. La cantidad de historias olvidables más allá del hecho de emparejar dos nombres que normalmente sería imposible ver juntos es abrumadora. Por todo ello resulta una grata sorpresa que el encuentro entre Wonder Woman y Conan no solo funcione argumentalmente sino que, además, la química desarrollada entre ambos resulte de lo más disfrutable.
La premisa inicial no es exactamente un dechado de originalidad, yendo al grano desde las primeras páginas. En su continuo vagabundeo por tierras hiborias Conan cruza su camino con el de una amnésica Diana, obligada a luchar a muerte en combates de gladiadores por un turbio esclavista. Sin embargo, el cimmerio cree ver en la fiera guerrera a Yanna, una amiga de su infancia desaparecida y dada por muerta largo tiempo atrás. Dispuesto a liberarla de su cautiverio, su fuga es el principio de una aventura plagada de peligros, traiciones y amenazas sobrenaturales en la que la Princesa Amazona intenta recuperar su memoria y su lazo mágico mientras Conan intenta discernir si ésta última es realmente su antiguo amor de niñez.
El guion firmado por Gail Simone alterna la huida de ambos personajes y sus desventuras como miembros forzosos de la tripulación de un barco pirata primero y defensores de una ciudad frente a un ejército sobrenatural después con el uso de flashbacks donde Conan rememora su infancia junto a Yanna y sobre los que define su relación con Diana. De la buena mano de Simone a la hora de escribir a esta última ya teníamos constancia gracias a su labor en la serie regular de la heroína, cuyo trasfondo mitológico le permite ajustarla sin estridencias al mundo de espada y brujería de la trama. Pero resulta interesante conocer su versión del bárbaro pues, habituados a ver al personaje de Robert E. Howard desde una perspectiva más cínica y salvaje, Simone logra gracias a su relación con Yanna/Diana mostrar una faceta más emotiva y entrañable de Conan sin por ello renunciar a su ferocidad ni picaresca habituales.
El siempre eficaz Aaron Lopresti firma el apartado gráfico, sacando especial partido de las escenas de acción y los detalles sobrenaturales de la trama -véase lo concerniente esa pareja de villanas mitad mujer mitad cuervo- haciendo de la veteranía un grado como narrador que nos hace preguntarnos cómo es posible que un dibujante de su talla no esté más solicitado. Con un tratamiento más próximo al cómic de superhéroes que a la epopeya de espada y brujería y cierto tono melancólico no exento de toques de humor (impagable el episodio de la trifulca tabernaria después de que Conan convenza a Diana de probar la cerveza por primera vez), Wonder Woman-Conan es una eficaz historia que apreciarán por igual a los seguidores de ambos personajes más allá de la curiosidad que supone verles compartiendo viñeta.
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