¿Desde cuando Spiderman se llama Miles Morales y es de raza negra? Esa será la pregunta que seguramente muchos espectadores se harán cuando acudan a los cines para el estreno de Spiderman: Un Nuevo Universo (2018) y observen como el papel principal en este film de animación no corre a cargo del habitual Peter Parker, sino de este joven sucesor que, contra todo pronóstico, ha sabido labrarse un hueco propio hueco tanto en el universo Marvel como entre los propios aficionados.
Los orígenes de este nuevo Hombre Araña de ascendencia afrolatina pueden rastrearse hasta la línea Ultimate, sello editorial creado a principios de los 2000 para capitalizar el éxito de la naciente oleada de adaptaciones cinematográficas de cara a captar nuevos lectores ajenos al medio. En el caso concreto de Spiderman, el responsable fue Brian Michael Bendis, quien junto a dibujantes como Mark Bagley y Stuart Immonen consiguió revitalizar la figura de Peter Parker mediante una más que competente mezcla de tradición y actualización que jugaba con los personajes e historias más conocidas del personaje dándoles un nuevo y en ocasiones inesperado giro que sedujo tanto a los lectores neófitos como a los veteranos. Siempre dispuesto a sorprender y tras una década guiando el destino de esta nueva versión de Peter Parker, Bendis decidió lanzar un órdago insólito: matar al protagonista. Sin embargo acto seguido se anunciaba que Bendis se ocuparía de una nueva serie titulada Ultimate Comics: Spider-Man dibujada por Sarah Pichelli. Así, los que leyeron aquel primer número no se encontraron con un Peter Parker que había cambiado de uniforme, sino con un nuevo personaje con un nuevo trasfondo y rodeado de nuevos secundarios que se veía obligado a lidiar con el legado de su predecesor.
Aunque técnicamente Miles hizo su debut en la miniserie Ultimate: Fallout, fue en el primer número de su propia serie donde se narra su origen. Inspirándose libremente en el actor Donald Glover -y más en concreto en la obsesión con el trepamuros que poseía el personaje que este interpretaba en la serie televisiva Community (NBC 2009-15)- Bendis y Pichelli crearon a este estudiante de trece años que compartía con Parker tanto su origen humilde como su talento para las ciencias. Tras obtener sus poderes arácnidos fruto de una casualidad relacionada con los experimentos del Duende Verde para recrear la formula que creó a Spiderman, Miles decide ocultar sus nuevas habilidades debido a un traumático pasado familiar relacionado con el crimen. Sin embargo tras ser testigo de la muerte de Parker decide asumir la identidad del héroe caído, viéndose implicado no solo en sus propios problemas sino también con los personajes que conocieron a su difunto predecesor. Tras un primera etapa de veintiocho números la serie fue relanzada con el nombre de Miles Morales: Spiderman donde el personaje, ya asentado, había recibido no solo el apoyo de los lectores, sino también del Hombre Araña original tanto en su versión Ultimate (recuperada de entre los muertos) como del Peter Parker del universo Marvel primigenio, con el que Miles cruzaría su camino en la miniserie Spider-Men también a cargo de Bendis y Pichelli.
Más allá de las competentes historias superhéroicas formuladas por Bendis y Pichelli, su trabajo es loable no solo por haber sido capaces de reinventar (por segunda vez) los conceptos creados cinco décadas atrás por Stan Lee y Steve Ditko. También por haber sabido ir más allá de lo que a priori parecía una estrategia de marketing que aunaba comercialidad con cierto componente de sensacionalismo que jugaba conscientemente con el debate racial que supondría suplantar al personaje caucásico tradicional por otro de piel negra. Y es que más allá del cambio estético y de algunas nuevas habilidades sobrehumanas (como la de camuflarse con el entorno y lanzar una descarga paralizante), Bendis logró dotar a Miles de una personalidad propia que comparte con su predecesor la misma angustia existencial propia de la adolescencia, pero desarrollada en un contexto social y familiar distinto que le lleva a situaciones y decisiones diferentes. Algo patente en su interacción con personajes del entorno del Parker Ultimate como Mary Jane, la tía May o el resto de la comunidad superheroica.
En una continuidad condicionada por la comercialidad como la de Marvel, que impide desarrollar a sus personajes más allá de cierto punto por miedo a que su evolución lógica mate a la gallina de los huevos de oro, la figura de Miles supone un agradecido paso adelante –aunque sea saliéndose por la tangente- al mito de Spiderman. Algo que mano a mano con la diversidad racial que aporta su condición –la misma que recientemente ha acabado desatando polémicas tan ruidosas como estériles bajo el sello de Comicgate- aporta una frescura más que bienvenida al cómic mainstream en general y a su versión superheroica en particular.
La propia Marvel era tan consciente de ello que cuando tras quince años de existencia decidió clausurar el universo Ultimate, su primera prioridad fue la de recolocar a Miles en el universo Marvel tradicional con todas la consecuencias sin por ello suponer un demerito hacia el personaje original. Es más: la presencia del personaje se ha expandido a otros medios como la serie de animación Ultimate Spiderman, videojuegos como el reciente Spiderman de PS4, el film animado mencionado al inicio del texto e incluso en la película de imagen real Spiderman: Homecoming (2017), donde su nombre es mencionado por un personaje secundario interpretado por… Donald Glover (el círculo se cierra). Quién sabe si dada la compleja situación legal del Peter Parker cinematográfico –controlado por Marvel Studios mientras Sony pone en marcha un universo cinematográfico propio basado en secundarios arácnidos como Veneno, Morbius o la Gata Negra-, Miles no acabará conviviendo con su predecesor también en la gran pantalla.