Enemigos Superiores de Spiderman: Las virtudes de ser un segundón
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El éxito puede ser una trampa. El miedo a matar a la gallina de los huevos de oro unido a la presión de mantener la atención y aumentar las ventas suponen una estrategia que, a largo plazo, puede provocar el desinterés e incredulidad del aficionado sabedor de que, por muy rupturista que se anuncie el enésimo cambio todo acabará volviendo tarde o temprano a su statu quo inicial. Es por eso que de un tiempo a esta parte las propuestas relacionadas con personajes secundarios y/o relativamente desconocidos resultan ser las más agradecidas creativamente hablando debido a la ausencia de connotaciones editoriales. Enemigos Superiores de Spiderman es un ejemplo palmario de ello.
El cómic que nos ocupa nació a rebufo de Superior Spiderman, polémico arco argumental donde el villano Doctor Octopus intercambiaba su mente con la del héroe arácnido suplantándole supuestamente de forma permanente e irremediable. Un golpe de efecto que generó numerosas críticas, quejas y polémicas durante el año y medio que duró dicha trama antes de que las aguas volviesen previsiblemente a su cauce con el retorno del héroe. Sin embargo, entre tanto ruido pocos se hicieron eco de que, buscando aprovechar el tirón mediático de la trama los editores habían dado luz a una nueva cabecera arácnida basada en potenciar a los villanos. Una propuesta un tanto peculiar, ya que los protagonistas elegidos ni siquiera se encontraban entre los más destacados, siendo varios de ellos solo reconocibles para los lectores más veteranos de la franquicia.
Retomando el concepto de los Seis Siniestros y sus sucesivas alineaciones, el guionista Nick Spencer dejaba de lado a pesos pesados de la galería como el Duende, Electro, Kraven, el Buitre o Veneno para centrarse en las desventuras del grupo formado por Boomerang, Conmocionador, Demonio Veloz, la nueva Escarabajo y el relativamente recién creado Turbo. La premisa inicial contaba como, tras su enésima derrota y encarcelamiento a manos de Spiderman, Boomerang y sus socios eran contratados por el Camaleón para ayudarle a arrebatar el control del crimen organizado a el Búho.
Planteada como una película de robos que incluía hacerse con trofeos tan peculiares como la cabeza del villano Cabello de Plata o un retrato del Dr. Muerte antes de ser desfigurado (sic), el verdadero logro de la cabecera residía en como Spencer trabajaba las personalidades e interacciones de tan peculiar banda de segundones conscientes de su propia condición de perdedores. No había planes megalomaníacos para conquistar el mundo, venganzas malsanas contra el héroe ni motivaciones grandilocuentes sino solamente un grupo de ambicionaba con enriquecerse y poder enderezar sus tristes vidas. Un objetivo que tenía como principal obstáculo su propia falta de profesionalidad y su tendencia a meter la pata.
Pasada por el filtro del humor la narración ponía énfasis en los detalles que caracterizaban a unos protagonistas que nunca habían tenido oportunidad de ser tales, como las acuciantes deudas que impulsan sus acciones criminales, los intentos de forjar relaciones sentimentales saboteados por su condición de villanos, los inesperados lazos de algunos de ellos con malhechores como Lápida y Mr. Negativo o las risibles terapias de grupo para supervillanos que intentan reformarse.
El tono paródico y narrativamente sofisticado empleado por Spencer encuentra aquí su reflejo en los dibujos de Steve Lieber cuya estética detallada y de tazo limpio similar al de una serie de animación ofrece asimismo unas inesperadamente elaboradas y estéticamente cuidadas planificaciones de página. Viñetas llenas de detalles metalingüísticos que, ocasionalmente, rompen la planificación académica dando pie a momentos de que suponen un verdadero despliegue de narración visual.
Planteada como una miniserie de doce entregas –que acabaron siendo diecisiete, incluyendo entre medias dos números de relleno a cargo de James Asmus y Tom Peyer-, Enemigos Superiores de Spiderman incluía un elaborado clímax en el que se sucedían varios giros que revelaban a la serie como una única y elaborada trama cuidadosamente planeada desde su inicio y que, pese a los múltiples guiños y referencias a la continuidad arácnida y a la participación estelar de numeroso invitados sorpresa –Punisher, Bullseye, la Gata Negra- puede ser disfrutada perfectamente tanto por el lector veterano como por el novato. Una propuesta tan divertida como sólida que en su momento pasó inadvertida como simple complemento dentro de las series arácnidas y cuya calidad se ve finalmente reconocida con la edición en tomo que acaba de publicar Panini Cómics. Una agradable sorpresa que no conviene ignorar por segunda vez.
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