Flash de Mark Waid: Relámpago Expansivo Estamos aquí reunidos para unir a Wally West y Linda Park…
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Cuando leo reseñas de personajes o series a las que sigo y oigo hablar de la etapa de un guionista o equipo creativo determinado, de cómo cambió al personaje para siempre o de lo imprescindible de que los tomos que componen dicha etapa formen parte de nuestra biblioteca, siempre me entra la duda sobre si se está exagerando y si de verdad merece la pena hacerme con todo el material. Algo parecido me pasó con Flash, que siempre ha sido uno de mis personajes favoritos, a pesar de la simplicidad de su planteamiento. Y es que el hecho de que se mueva más rápido que ningún otro héroe no es lo que le distingue del resto de personajes, sino lo que hace con ellos. Para mí, Flash es uno de los personajes más humanos que jamás se hayan escrito y ya sea como Barry Allen o como Wally West, siempre me gusta identificarme con la parte más personal del héroe, que se preocupa más de su familia que de ninguna otra cosa.
Hasta la fecha, Geoff Johns era el guionista que mejor había sabido capturar la esencia de Flash, aunque continuamente oía hablar de la etapa con la que siempre se compara la de Johns, casi tan longeva como la suya, firmada por Mark Waid. Habida cuenta de que Waid es otro de mis guionistas favoritos y aprovechando que ECC anunciaba la recopilación en tomos en tapa dura de su etapa al completo, casi inencontrable en ese momento, me decidí a hacerme con el tomo y el resultado superaba cualquier expectativa. Viajes en el tiempo, realidades alternativas, y una galería de villanos que iba creciendo por minutos eran las bases de una de las series más entretenidas que había leído en los últimos tiempos y que mejoraba con cada nuevo volumen que me llevaba a casa. Ahora que la etapa llega a su fin con este volumen, es hora de valorar el gran trabajo desarrollado por Waid y su maestría al mantener el nivel durante más de 100 números.
El tomo se abre con uno de los momentos más esperados por los lectores, la boda de Wally y Linda pero, como suele suceder en estos casos, el enlace no transcurrirá como estaba previsto, ya que la desaparición de la novia obligará a Wally a emprender un viaje a través del tiempo que le llevará hasta donde nunca imaginó. Así, el número 142 de la numeración americana nos llevaba al número Un Millón, publicado al mes siguiente, que aprovechaba para echar un vistazo a lo que había sido de los personajes con el paso de los siglos. A la vuelta de tan sorprendente viaje conocíamos a Azul Cobalto, el villano con el que Flash deberá enfrentarse en esta ocasión, que se había presentado poco antes con motivo del especial dedicado al grupo de velocistas y que ahora les amenaza con una poderosa gema que ha creado para destruirlos. Wally deberá reunir de nuevo a Impulso, Jesse, Jay y Max para hacerle frente y recuperar así a Linda, perdida en el tiempo.
Con esta interesante premisa, y ayudado al guión por Brian Augustyn en esta recta final, y a los lápices por Paul Pelletier, Pop Mhan o Josh Hood, Waid tiene tiempo para introducir a un nuevo Flash en la ciudad que, con métodos más radicales que los de Wally, se está haciendo cargo de mantener el orden en la ciudad mientras Flash y los suyos regresan a su línea temporal. Se trata del ejemplo perfecto de todo lo que debería reunir una buena historia de Flash, con líneas temporales alternativas, viajes al pasado y al futuro, y el inevitable encuentro de los personajes con sus correspondientes contrapartidas, todo ello aderezado con grandes dosis de acción y aventuras. Una etapa que ahora llega a su fin pero que, esta vez sin lugar a dudas, debería formar parte de la biblioteca de cualquier fan de Flash que se precie de serlo.
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