AfterShock Comics: La nueva ola del cómic USA
Desde que Planeta Cómic perdiese los derechos de publicación de DC Comics en España, el gigante editorial había mantenido un perfil relativamente bajo en lo referente a la publicación de cómic norteamericano. Si, tenía amarradas franquicias de éxito de beneficiosa entidad multimedia (Star Wars, Conan, Los Muertos Vivientes...) pero parecía resistirse a apostar de manera más ambiciosa por una marca editorial que diese identidad propia a su oferta de títulos. Algo que cambiará este marzo con la salida de las primeras obras de AfterShock Comics.
Pero ¿De dónde sale esta editorial y por qué el lector debería alegrarse de ello? Creada en 2015 AfterShock nació de la alianza de Mike Marts y Joe Pruett, siendo el primero dueño de una larga carrera como editor en Marvel (Astonishing X-Men, X-Statics) y DC (donde contribuyó a etapas de Batman tan decisivas como las firmadas por Grant Morrison y Scott Snyder) mientras el segundo fue el principal responsable de la prestigiosa cabecera antológica Negative Burn. Junto a un grupo de socios e inversores crearon una nueva plataforma editorial que buscaba aunar la comercialidad de las grandes editoriales con el prestigio del cómic independiente, el talento de autores de renombre con libertad creativa y un modelo económico con posibilidades más interesantes que las ofrecidas por las grandes editoriales.
Siguiendo el ejemplo del hoy malogrado sello Vertigo de DC, la política editorial de AfterShock consiste en facilitar tanto a autores consagrados como ascendentes una plataforma desde la que desarrollar proyectos de creación propia. Sin grandes franquicias interconectadas, sin eventos editoriales ni obligaciones para con licencias de otros medios, sino desarrollando conceptos originales sin un patrón fijo en cuanto a género, tono o extensión. Unas condiciones que, unidas a una política de derechos de autor, propiciarían una sucesión de obras tan interesantes como dispares argumental y estéticamente, permitiendo incluso que algunos autores cultiven de forma simultánea sus diferentes facetas creativas.
Por ello en el catálogo de AfterShock se encuentran obras firmadas por un veterano de la talla de Garth Ennis que van desde las paródicamente violentas andanzas de un agente secreto sospechosamente similar a James Bond enfrentado a su numerosa prole ilegítima (Jimmy´s Bastards) a un documentado drama bélico basado en hechos históricos (The Dreaming Eagles y su repaso al primer escuadrón de aviadores afroamericanos) pasando por una peculiar combinación de policiaco y terror (Walk Thought Hell). Asimismo Marguerite Bennet, autora revelación gracias a su trabajo en Ángela, se descuelga con dos peculiares propuestas que van desde un retrato del feminismo en el siglo XIX aderezado con toques de terror corporal (Insexts) hasta una original visión del género postapocalíptico en un mundo donde los animales han desarrollan espontáneamente una mayor inteligencia y deciden exterminar al ser humano (Animosity).
Esta curiosa mezcla de nombres veteranos y de nuevo cuño propicia combinaciones tan interesantes como las de John Layman y Sam Kieth en un relato de robos (Eleanor and The Egret) tan peculiar que resulta difícil de describir; curiosas relecturas mitológicas como Unholy Grail y Dark Ark con Cullen Bunn haciendo virar hacia el terror puro y duro mitos legendarios como los del Rey Arturo y el Arca de Noé respectivamente; Brian Azzarello y Warren Ellis dando una nueva muestra de su habilidad en géneros como la serie negra más correosa (American Monster) y la ciencia ficción más oscura (Shipwreck); el siempre eficaz tándem formado por Amanda Conner y Jimmy Palmiotti mostrando una visión realista y poco favorecedora de los superhéroes (Superzero); David Hine abordando el género de los serial killers a través de los ojos de un investigador con poderes mentales (Second Sight); Mark Waid reformulando al superhéroe clásico mediante un sosias de Shazam (Captain Kid)… son solo algunas de las propuestas en forma de miniseries autoconclusivas y cabeceras regulares que podemos encontrar en el catálogo de la editorial.
Esa misma mezcla entre lo viejo y lo nuevo también encuentra su reflejo en el apartado gráfico donde ilustradores veteranos tan interesantes como Simon Coleby, Russ Braun, Phil Hester, Goran Sudzuka y Andy Clarke se alternan con nombres prometedores como Juan Doe, Rafael de Latorre, Wilfredo Torres, Garry Brown y dibujantes provenientes de geografías europeas como Alberto Ponticelli, Oleg Okunev y Mirko Colak cuyas contribuciones personales dan pie a una variada gama de estilos que hace que ninguna serie se parezca a otra.
Junto a puntuales experimentos como la cabecera antológica Shock (recopilando historias cortas a cargo de lo más granado del panorama autoral) o un volumen ilustrado dedicado a repasar la trayectoria gráfica de Jim Starlin, la apuesta de Marts, Pruett & cia está a punto de comenzar su cuarto año de andadura con un paso discreto (sus series nunca han conseguido asomar por el Top 100 de ventas) pero firme gracias a un buen recibimiento generalizado por parte de la crítica y a unas crecientes ventas en formato tomo y de descarga digital. La primera andanada de novedades publicadas por Planeta Cómic en este 2019 contiene a priori pedigrí más que de sobra para captar nuestra atención. A falta de ver los resultados editoriales la decisión de dar salida a estos títulos supone una inyección de savia nueva en el mercado ante la que solo cabe estar agradecidos.
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