Marvel Saga #73 - El Asombroso Spiderman #34: Spider-Island Cuando todo el mundo es Spiderman, nadie lo es
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Aunque durante su estancia como guionista de Spiderman ganase más detractores que admiradores, me encuentro claramente entre los fans del guionista Dan Slott. No debe resultar nada fácil seguir imaginando nuevas historias de Spidey cuando el personaje tiene miles de cómics en su haber, y si encima el resultado final incluye giros inesperados e interesantes premisas como la de este tomo, no podemos ponerle ni una pega al amigo Slott. También resulta digno de alabanza el formato elegido por Panini para recuperar las mejores aventuras del trepamuros de la última década, comenzando por J.M. Straczynski y llegando de momento hasta la etapa del controvertido Slott, sin que haya un final fijado para este imprescindible Marvel Saga. Sólo así se puede justificar incluir la saga al completo, con más de diez entregas y 260 páginas en tapa dura y manteniendo el precio final en unos ajustados 25 euros.
Volviendo al cómic que nos ocupa, Spider-Island es un muy entretenido ejemplo de cómo Slott estructura sus historias. Lo primero que agradecemos es que la saga no tuviera ningún tipo de cruce con el resto del universo Marvel, lo que sin duda facilita su lectura, y al mismo tiempo, hace que casi todo sea posible, al menos por unas entregas. Slott plantea una premisa tan sencilla como efectiva: un extraño virus ha infectado a los habitantes de la ciudad de Nueva York y el resultado es cuanto menos sorprendente, ya que los neoyorkinos están adquiriendo habilidades similares a las de nuestro amistoso vecino Spiderman. Averiguar quién está detrás de todo esto será el menor de los problemas de un Peter que se verá desbordado por la ingente cantidad de “clones” que van por la ciudad tratando de sacar el mayor provecho a unos poderes que, al menos en este caso, no tienen aparejada aquella responsabilidad de la que hablaba el tío Ben.
Resultan especialmente divertidas las reacciones de algunos secundarios de la serie al explorar la posibilidad que el virus les ofrece y hay momentos muy logrados, como cuando Carlie descubre a Peter pegado al techo de su habitación, un hecho que en circunstancias normales sería de gran transcendencia ya que desvelaría quién es en realidad, pero que gracias al enigmático virus, queda tan solo en una anécdota. Se nota que el guionista le ha cogido el pulso a los personajes y que, con este tipo de ideas que dan para sagas de mayor extensión, tiene a los fans enganchados.
En el dibujo tampoco podemos poner ninguna queja. Por un lado, tenemos a un Humberto Ramos pletórico, que disfruta en las escenas de aglomeraciones, de peleas entre superhéroes, escenarios abarrotados que el artista aprovecha para darlo todo. Su característico estilo ha aguantado bien el paso de los años, manteniendo las figuras estilizadas y algo desgarbadas de sus primeros trabajos, pero añadiéndoles ahora mucha mayor elegancia. Del resto de entregas se encarga el habitual Stefano Caselli que, sin ser espectacular, mantiene el tipo en cada número y es sinónimo de efectividad. Si hace tiempo que no lees nada de Spiderman, es tu oportunidad para llevarte a casa la saga completa, que puede leerse sin conocer al detalle la actual situación del personaje, y dejarte atrapar por Dan Slott y su particular visión del trepamuros y su entorno.
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