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Capa y Puñal: Perdidos y Encontrados Comic Digital
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"El cielo de un guerrero lo dan los actos, no las creencias. Las estrellas no nos piden nuestra fe antes de sonreírnos." Thor, Thor #16
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Capa y Puñal: Perdidos y Encontrados

Tandy y Tyrone se gradúan como superhéroes sociales a tiempo completo

Un artículo de Javier Jiménez Jiménez - Introducido el 27/04/2019

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Hace unos meses dedicamos una reseña al primer volumen de Panini dedicado a Capa y Puñal y, como no podía ser de otra manera, abríamos el texto hablando de los años 80, sus preocupantes problemas en la sociedad americana y el papel que esa epidemia de drogas tuvo en la creación de esta pareja de jóvenes héroes. La Marvel de aquellos años seguía siendo una empresa ávida de ingresos y mercado, pero también guardaba un importante rincón en su catálogo para propuestas que se centraran en mostrar a sus lectores los peores aspectos de una sociedad que se encontraba con algunos de sus más difíciles retos: el citado incremento en el consumo de drogas catalogada de emergencia nacional, la creciente pobreza y abandono de los estratos sociales más débiles y una desconfianza cada vez más acentuada en la clase política y sus capacidades para construir un mejor futuro.

Este sentimiento de desencanto y soledad se contagió a las páginas de un medio tan centrado en la actualidad y los cambios sociales como el cómic y, sobre todo, en el apartado Marvel de las viñetas. La Casa de las Ideas había nacido como el hogar de los superhéroes anclados en la realidad y sus personajes conseguían el favor del público no sólo por sus impresionantes poderes sino también por su necesidad de enfrentarse a problemas del mundo real. Peter Parker tenía problemas amorosos y debía pagar el alquiler cada mes, Reed y Sue Richards hacían frente a toda una serie de retos de la vida familiar, el Doctor Extraño con todo su poder no podía arreglar su mermada salud…


Por esta razón y tras varias historias que trataban con el tristemente popular auge de la adicción a las drogas en EE.UU., Bill Mantlo decidió presentar a la pareja protagonista de este título en las páginas de Peter Parker, The Spectacular Spiderman y sumergirnos en los más oscuros rincones de la verdad americana de la época: aquellos poblados por los abandonados y olvidados que eran, en su mayor parte, ignorados y apartados del ojo público.

Ty Johnson y Tandy Bowen eran dos adolescentes fugados que caían en manos de una pérfida corporación que experimentaría con ellos de manera despiadada. Sin embargo, las sustancias usadas en dichos experimentos acabarían otorgando superpoderes a ambos jóvenes y dando nacimiento a Capa y Puñal. La popularidad de la pareja no tardó en llegar y sacudió los cimientos de la Casa de las Ideas gracias al favor de los lectores que buscaban un universo Marvel aún más conectado a la realidad del momento y cargado de interés social.


No se vayan todavía. Ahora tenemos serie regular…


Tras las historias contenidas en el anterior volumen, los héroes consiguieron hacerse con un título propio y estrenar cabecera en 1985. Mantlo continuaba como guionista de sus creaciones y un excelente Rick Leonardi se unía con energía a la crónica de estos justicieros urbanos que se enfrentaban a todos aquellos villanos que, aún sin horribles poderes increíbles o invenciones imposibles, amenazaban a los más débiles con su repulsiva ambición y falta de escrúpulos.

El guionista dedicó sus primeros números a sumergirse en las psiques de sus protagonistas mientras se enfrentaban a los cambios que las sustancias que les habían sido inoculadas realizaban en sus organismos y aprendían a dominar esos inestables poderes que se les habían otorgado a las puertas de su muerte. De esta manera, Mantlo volvía a establecer un paralelismo entre el crecimiento personal y mental de Ty y Tandy y los jóvenes lectores que tomaban conciencia de los tiempos en los que les había tocado vivir y que, indudablemente, iban a guiar su futuro adulto.


Aunque, como suele pasar con cualquier colección marveliana, no todo iba a ser crítica social y el equipo creativo se guardaba apariciones superheroicas, batallas increíbles y hasta participaciones en eventos para asegurar el éxito total de la propuesta. Como no podía ser de otra manera, Spiderman se paseó por las páginas del título para mantener controlados a los jóvenes y evitar que siguieran el camino del Castigador, otra de las célebres creaciones de aquellos años que llevaba aún más al extremo la justicia urbana y los parecidos más que preocupantes con las filosofías defendidas por películas de dudosa calidad humana como aquellas protagonizadas en la época por Charles Bronson o Clint Eastwood.


También tendremos espacio en el recomendable tomo que presenta Panini para presenciar como Capa y Puñal cruzan su destino con personajes como Daimon Hellstrom, el Doctor Muerte o incluso, el Todopoderoso y su ochentero uniforme en un número que los llevó a participar en las multitudinarias Secret Wars II.

No podemos despedirnos sin hablar del apartado gráfico del volumen en el que, aparte del genial Leonardi, hacen su aparición artistas tan importantes como Bret Blevins, Marc Silvestri, Mike Mignola o Arthur Adams, consiguiendo que las páginas contenidas en esta obra sean aún más recomendables para todos aquellos lectores que busquen navegar en una de las épocas más exitosas en el aspecto creativo de la Casa de las Ideas.


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