Superman contra Depredador

“La supervivencia es una opción. El fracaso no”

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Desde hace tiempo, ECC está recuperando algunos de los más importantes cruces editoriales entre DC y Dark Horse Comics, muchos de ellos inéditos en nuestro país y otros casi imposibles de conseguir, ya que el paso del tiempo y los cambios editoriales los han convertido casi en trofeos para los coleccionistas. En estos cruces, protagonizados en su mayoría por los principales héroes de DC, y en el caso de Dark Horse, por algunas de sus mayores franquicias comiqueras surgidas del celuloide para seguir sus aventuras en formato papel, hay una máxima que siempre debe cumplirse y es que la mezcla de estos dos distanciados universos debe resultar coherente para los lectores de ambas series y, aunque a priori esto parezca sencillo, ambas legiones de fans deben quedar igualmente satisfechos con el resultado final.


Parece que David Michelinie tomó buena nota de esta máxima, sobre todo en lo concerniente a los niveles de poder de ambos personajes, y es que si quería que la lucha entre un depredador y el ultimo hijo de Krypton se prolongase durante las tres entregas de que consta la primera miniserie incluida en el tomo, algo debía hacerse. Por eso, en la llegada de Superman a Centroamérica sucederá la consiguiente reducción de sus poderes ya que, de otro modo y en circunstancias normales, debería haber terminado con el depredador en las primeras páginas del tomo. Resulta muy revelador el comentario que Lois hace a su llegada a la jungla, enviada por el Daily Planet, al ver a Clark de rodillas y encadenado, muy por debajo de sus habilidades.


El guión de Michelinie es interesante y totalmente coherente con la mitología de los films y cómics de Depredador, en la que su nave es descubierta en mitad de la jungla, pero en lugar de hacerlo por el grupo de mercenarios que se enfrentaba al alienígena en el primer film, lo hace por una expedición de Laboratorios S.T.A.R. a la que deberá auxiliar un Superman muy debilitado, una premisa que, como digo, resulta tan interesante como el propio cruce en sí. Si a esto añadimos un poco de mitología acerca de la llegada de los depredadores a nuestro planeta, y algunas escenas de acción muy bien ejecutadas, tenemos un entretenimiento de primer orden. Al dibujo tenemos a un primerizo Alex Maleev, lejos aún de sus mejores trabajos con Brian Michael Bendis, pero lo suficientemente interesante como para desarrollar buenos escenarios y personajes.


El tomo también incluye un segundo especial, en este caso unitario, en el que la Liga de la Justicia se enfrentaba a una horda de depredadores. En este caso tenemos al veterano John Ostrander a los guiones junto a Graham Nolan al dibujo. Aunque el guión de Ostrander resulta interesante, sobre todo por la habilidad que presentan estos meta-depredadores, el resultado final queda algo lastrado por su escaso recorrido, todo se plantea y resuelve con demasiada rapidez, como por el dibujo, poco adecuado al guión y demasiado sencillo y cartoon para este tipo de proyectos, donde las sombras y entintados cargados son más agradecidos. En cualquier caso, estamos ante una historia entretenida, que aunque en el tomo que ahora nos llega actúe como simple complemento de la anterior, de mayor calado, resulta cuanto menos curiosa.