Planeta y DC: triunfos y tragedias.
Coincidiendo con el final de la edición de DC en nuestro país a manos de Planeta, es un buen momento para hacer un resumen de lo que ha sido su labor a lo largo de casi siete años. Una labor difícil, pues parece que DC nunca es capaz de arraigar del todo entre el fandom patrio.
Desde que Zinco cerró sus puertas a mediados de los 90, la edición de cómics de DC en nuestro país se había convertido casi en una carrera de obstáculos. Tras la fallida intentona de la mexicana Vid llegó el turno de Norma Editorial pero su decisión de publicar solo parte del material, unida a una discutible política de precios, supuso un freno para muchos lectores. Las modestas iniciativas de sellos como Recerca (Vértigo) o Dolmen (Starman) tampoco estuvieron a la altura. Así, en 2005 el panorama del cómic sufrió un vuelco cuando Planeta, sólo unos meses después de perder los derechos de Marvel, se hacía con la publicación de DC.
Podría decirse que fue el momento perfecto, pues justo en los EE.UU la editorial acaba de empezar una serie de eventos (Crisis de Identidad, Crisis infinita, 52, etc) destinados a redefinir y cohesionar su universo de ficción como no había vuelto a hacerse desde los años 80. Algo que difícilmente habría podido disfrutarse igual con la publicación parcial y aperiódica realizada por Norma. Uno podía volver a encontrar mensualmente en su librería y/o quiosco no sólo a los personajes más icónicos como Superman y Batman, sino la práctica totalidad de series de la editorial. Incluso cuando era evidente que las ventas no acompañaban se hizo un esfuerzo por mantenerlas mediante fórmulas alternativas (cabeceras compartidas, paso a tomo). En un esfuerzo encomiable, Planeta fue capaz de poner al día a los lectores cara a los grandes megaeventos que DC estaba orquestando, completando el material inmediatamente anterior con una mejor relación calidad/precio. El otro punto fuerte de la política de Planeta fueron las reediciones. Tanto de material reciente como las de numeroso material antiguo, en muchos casos inédito. Así, se reeditaron trabajos emblemáticos como Los Nuevos Titanes de Marv Wolfman y George Perez, la JLA del trío Giffen/Dematteis/Maguire, Question de Dennis O´Neil y Denys Cowan, Flash de Mark Waid, Animal Man y Doom Patrol de Grant Morrison u Orquídea Negra de Neil Gaiman y Dave McKean (el favorito de los especuladores) pero también Batman y Green Lantern/Green Arrow de O´Neil y Neal Adams, Batman de Steve Englehart y Marshall Rogers, el Green Lantern de Gardner Fox y Gil Kane, The Brave and the Bold de Jim Aparo, El 4º Mundo, Demon y Kamandi de Jack Kirby, Archivos de Batman y Superman… títulos antiquísimos en algunos casos y de difícil salida que finalmente pudieron disfrutarse en español. Se completaron asimismo grandes huecos en la edición de títulos como Hellblazer (la eternamente pospuesta etapa de Jamie Delano), Hitman (uno de los mejores trabajos de Garth Ennis) o la problemática Starman. Eso sin olvidar la linea Vertigo y sus títulos menos populares (Sandman Mistery Theatre, Shade, Los Libros de la Magia...) Claro que no todo son alabanzas. En bastantes ocasiones, más de lo recomendable, la edición de Planeta se veía ensombrecida por traducciones bastantes chapuceras y abundantes en gazapos. Por tomos que contenían paginas escaneadas con pésima calidad. Por varios parones en la actividad editorial que retrasaron algunas colecciones (incluido uno de casi seis meses que afectó a todo salvo un par de colecciones de grapa y cuyas causas nunca se explicaron). Por ediciones de lujo a precios prohibitivos con unas características que casi nunca estaban a la altura (el formato Absolute, los integrales de más de mil páginas de JLA de Morrison o Flash de Geoff Johns) e incluso se llegó en ocasiones a la doble edición con el consiguiente despiste y/o cabreo de más de un lector. Y mejor no meternos en las condiciones para con las librerías (como la devolución o, mejor dicho, la falta de ella) porque daría para otro texto.
Con todo, el balance final Planeta/DC tiene más cosas a favor que en contra. Las suficientes como para sentir añoranza de una oferta de material tan amplia y temor ante el hecho de que El Catalogo del Cómic no sea capaz de llenar los zapatos de su predecesor.
|
|
|