100% Marvel - El Espectacular Spiderman: El Niño que Llevas Dentro

Traumas sobrehumanos

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La década de los 90 supuso un periodo difícil para Spiderman. La mediática etapa a cargo de Todd McFarlane, crossovers como Matanza Máxima o historias tan polémicas como la Saga del Clon supusieron una curiosa paradoja en la que la proliferación de cabeceras arácnidas y su enorme éxito de ventas contrastaba con la discutible calidad argumental y gráfica de las mismas. Pese a ello, esa turbulenta época también dejó algunos cómics tan notables como los escritos por J.M DeMatteis en su regreso a la franquicia del trepamuros.


Tras haber dejado una impactante huella con La Última Cacería de Kraven, DeMatteis volvió a Spiderman con El Niño que Llevas Dentro, arco que inicialmente fue promocionado como secuela de la ya emblemática historia del cazador. Un truco publicitario bastante discutible pues la nueva historia no solo funcionaba de manera independiente sino que su relación con la trama de Kraven no iba más allá de la presencia en ambos argumentos del villano Alimaña. Dicho personaje, creado por el propio DeMatteis durante su etapa en Capitán América, se convirtió en la excusa perfecta para que el guionista elaborase una historia donde daba rienda suelta a su fascinación por la psicología mediante la exploración de la torturada mente del citado villano así como de las psiques del aparentemente reformado Duende Verde y del propio Spiderman.


Tras detallar la sangrienta huida de Alimaña del sanatorio mental en el que se encontraba recluido, el guión se centra no tanto en el inevitable choque entre el héroe y el villano, sino en describir la traumática personalidad de este último cuando, debido a la terapia recibida, ciertos recuerdos reprimidos de su infancia salen a la luz. Una circunstancia que incita a Peter Parker a hacer frente al recuerdo de unos padres difuntos a los que apenas conoció y que acaba incluyendo a un inestable Harry Osborn dominado por el fantasma de su difunto y supervillano progenitor y la inseguridad que este le provoca respecto a su propio hijo. En los tres casos el guionista disecciona como esos traumas relacionados con la figura de los padres han condicionado la personalidad de los protagonistas e influye incluso en su propia condición sobrehumana. Bien mediante el personaje de la psicóloga Dra. Kafka, bien mediante las perfectamente caracterizadas narraciones en off de cada personaje, DeMatteis reflexiona sobre conceptos como la culpabilidad, la responsabilidad, la pérdida o la capacidad de perdonar mientras toca temas tan peliagudos como el abuso sexual a menores. Todo cual logra dotar de un trasfondo mucho más intenso, amargo y desesperado a los enfrentamientos que se suceden a lo largo de la trama.


Para visualizar un argumento con semejante trasfondo, DeMatteis contó con los servicios del veterano Sal Buscema entintando aquí sus propios lápices. Y si bien en ocasiones su trazo puede resultar algo esquemático en los detalles (ahorrándose los fondos siempre que puede) su pericia como narrador es innegable. Tanto por la expresividad de sus rostros como por la elaborada resolución visual de páginas como las que muestran escenas en paralelo de la vida cotidiana de los protagonistas, los flashbacks sobre la terapia de Alimaña dibujados cono si se tratase de grabaciones en video o el alucinógena episodio donde un narcotizado Spiderman queda a merced de un vengativo Duende Verde. Una gran historia no lo suficientemente reconocida dentro de la bibliografía arácnida (nunca había sido reeditada desde su publicación original) que merece la pena (re)descubrir.