Los Defensores: Visicitudes de un no-grupo
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La de los Defensores es por méritos propios una de las trayectorias más contradictorias vistas en el cómic de superhéroes. Un grupo que gozó de cabecera propia durante más de una década pero que nunca ha sido considerado como tal. Una alineación que incluye a varios pesos pesados de la editorial entre sus fundadores pero que durante muchos años no podían ser vistos juntos. Una serie que recogía como ninguna la esencia de universo de ficción interconectado de Marvel pero que pocos mencionan como primera opción al citar los principales títulos del catálogo de la editorial.
Fiel a su sino contradictorio, la historia de este no-grupo (como la propia editorial lo llegó a definir) empezó precisamente con un final: en 1969 Roy Thomas veía como la editorial cancelaba de manera fulminante la serie del Dr. Extraño en el #183 USA justo cuando el guionista había comenzado una saga que enfrentaba al hechicero supremo contra la amenaza interdimensional de los Sin Nombre. Thomas decidió continuar dicha trama en las páginas de The Incredible Hulk #126 y Namor #22 que en aquel momento también escribía, involucrando en el argumento a sus respectivos protagonistas. Para su sorpresa la acogida de los lectores fue tan buena que, tras una segunda historia en las páginas de la serie de Namor donde el trío se convertía en cuarteto con la aparición de Estela Plateada, la editorial decidió concederles su propia serie conjunta. Así en 1972 se publicaba The Defenders #1 a cargo de Steve Englehart y Sal Buscema.
Dispuesto a dar cierta coherencia a un grupo formado por solitarios que asimismo seguían viviendo sus propias aventuras en sus respectivas cabeceras, Englehart ideó un truco argumental consistente en una maldición que obligaba a los protagonistas a reunirse periódicamente para combatir grandes amenazas. El guionista también añadiría a Valkyria y Halcón Nocturno como personajes fijos para dar cierta sensación de consistencia frente a las idas y venidas del resto. Asimismo, y aprovechando su puesto como guionista de Los Vengadores, Englehart escribiría un crossover donde cruzaban sus caminos con los héroes más poderosos de la tierra, estableciéndose así una especie de rivalidad entre ambos grupos que, a posteriori, acabaría convirtiéndose en una especie de tradición. Agobiado por la presión de escribir dos cabeceras grupales, Englehart abandonó la serie tras su primer año siendo sustituido por Lein Wein primero y Steve Gerber después.
Gerber, guionista iconoclasta y con una vena creativa amiga de lo experimental, utilizaría la serie como campo de pruebas en historias donde recuperaba a personajes poco conocidos del universo Marvel como Cabeza de Huevo, el Hombre Gorila, Chondu el Místico e incluía la aparición de nombre tan eclécticos como los de Daredevil, Daimon Hellstrom, Luke Cage o los Guardianes de la Galaxia originales. Una etapa que donde el humor absurdo, casi surrealista, se alternaba con historias plagadas de contenido social como la que enfrentaba al grupo con los racistas Hijos de la Serpiente e incluía tramas a largo plazo relacionadas con el pasado de Valkyria o un misterioso subargumento donde un elfo con una pistola (sic) liquidaba sistemáticamente a varias personas. Una historia esta última que quedaría inconclusa tras la marcha de Gerber y Buscema en el #41 y que el guionista finalmente concluiría en un número de Spiderman Team-Up publicado casi veinte años después (sic). El resultado fue una etapa consideraba de culto y muestra del talento no siempre bien aprovechado por las editoriales del creador de Howard el Pato.
Tras la marcha de ambos autores, la serie pasó por las manos de guionistas como Gerry Conway, David Kraft, Steve Grant y dibujantes como Keith Giffen y Ed Hannigan, incluyendo a nuevos personajes como Gata Infernal, el Exterminador de Demonios, la versión femenina de Guardián Rojo e incluso Drácula (sic) en historias mucho más rutinarias donde la alineación del grupo cambiaba casi continuamente vía miembros esporádicos de escasa permanencia como Kaos, Nova, Hércules, Sota de Corazones y Paladín. No fue hasta la llegada de J.M. Dematteis y Don Perlin en el #92 cuando la serie comenzó a dar un giro con la marcha definitiva de los miembros fundadores a raíz de una profecía que anunciaba el fin del mundo si permanecían juntos y la incorporación de nuevos personajes como Gárgola, Bestia, Ángel y Dragón Lunar. Este último personaje, sus ambiguos motivos y su relación con la criatura alienígena llamada el Dragón de la Luna centrarían los argumentos de la cabecera que pasaría a rebautizarse como Los Nuevos Defensores en el #125. Poco después, Dematteis partía hacia DC y el guión pasó a manos de Peter Gillis quien llevaría la cabecera hasta su conclusión en el #152 debido a las bajas ventas así como a que dos de los protagonistas eran reclamados para el lanzamiento de X-Factor, nuevo gran proyecto de la línea mutante.
Desde entonces los Defensores han reaparecido esporádicamente con muy distintos resultados. En 1992, Roy Thomas, Peter David y Ron Marz reunieron a los cuatro miembros fundadores mediante un crossover de los especiales anuales de sus respectivas series, reescribiendo aquella profecía que les impedía reunirse y abriendo la puerta a una nueva serie. Pero en vez de retomar a los personajes originales, la editorial decidió recuperar solo el concepto con Defensores Secretos, título que durante dos años mostró al Dr. Extraño reuniendo a las más inesperadas combinaciones de héroes (Lobezno, Nomada, Spiderwoman, Máquina de Guerra, Thunderstrike) para hacer frente a amenazas que incluían nada menos a Thanos formando su propio grupo de Defensores. La serie sería cancelada tras apenas veinticinco entregas víctima de la vorágine mercantil de los 90.
Hubo que esperar hasta el 2000 para ver otra serie regular a cargo de Kurt Busiek y Erik Larsen en la que finalmente se recuperaban las tramas y personajes clásicos de principios de los 70. Por desgracia y pese a su calidad, la serie sería cancelada tras apenas doce números, teniendo que resolver sus tramas pendientes en una miniserie posterior llamada La Orden. Desde entonces los Defensores han regresado en forma de miniseries como la desternillante entrega realizada en 2005 por Dematteis junto a Giffen y Kevin Maguire retomando con éxito el enfoque humorístico de su emblemática etapa de Liga de la Justicia; Los Últimos Defensores de Joe Casey; Los Terribles Defensores de Cullen Bunn derivada del evento Miedo Encarnado; y un nuevo intento de serie regular a cargo del prometedor equipo formado por Matt Fraction y Terry Dodson que contra todo pronóstico también fue cancelada tras doce entregas. Mención aparte merece el reciente volumen inscrito en la iniciativa Marvel Legacy a cargo de Brian Bendis y David Márquez. Una nueva encarnación centrada esta vez en capitalizar el éxito de la serie televisiva homónima de Netflix pero sin relación con el no-grupo que nos ocupa más allá del nombre.
El último intento de regreso lo supone La Mejor Defensa, tomo recién publicado por Panini Cómics reuniendo cinco especiales dedicados a los miembros originales y que demuestra que ni profecías apocalípticas ni cifras de venta adversas son capaces de borrar el recuerdo de un (no)grupo que, sin que muchos lo sepan, ejemplifica la esencia misma del universo Marvel.
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