Transmetropolitan Libro 2

Spider Jerusalem nos lleva de paseo por el desquiciado mundo futuro

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Como comentábamos en nuestra reseña para el primer tomo y a riesgo de quedarnos cortos, Transmetropolitan es uno de los más desquiciadamente salvajes títulos de la historia del cómic. Es cierto que nuestro incondicional amor por Warren Ellis nos hace recibir cada nueva obra o reedición del autor con celebrada ansiedad pero la razón no es otra que la incomparable calidad de cada una de sus propuestas.

También hemos dejado claro en la mayoría de nuestras críticas centradas en las obras del guionista de Essex que siempre consideraremos Planetary como el mejor reflejo de su imaginario personal y pasiones literarias pero, sin riesgo a equivocarnos, podemos afirmar que el título que nos ocupa es su obra más personal gracias a ese protagonista de casi psicopática hiperactividad, sarcasmo a niveles nucleares y cáustica prosa en continua lucha contra la desigualdad social, la estupidez humana y, sobre todo, la corrupta clase política que solo vive para usar su poder en una gesta infinita y egoísta para su enriquecimiento personal.


Si en el primer libro de esta imprescindible recopilación con la que ECC ha querido honrar a tan brillante propuesta, Ellis se dedicaba a presentarnos a Spider Jerusalem tras su vuelta a la civilización por motivos laborales y nos hacía caer inmediatamente rendidos ante este estrafalario periodista gonzo con los modos sociales de un gato rabioso y un catálogo de adicciones que bien podrían rellenar varias enciclopedias, gracias a su distintiva mala leche -con esas gotas de flema británica con las que el guionista suele aderezar a sus mejores protagonistas-, inigualable look y pasión por el periodismo más bronco y brutal.


En este segundo tomo, Ellis echará toda la carne en el asador y sumergirá a Spider en su personal gesta contra el más corrupto y amoral molino que nadie podría encontrar: una campaña política con dos candidatos que representan los peores rasgos y cualidades de la raza humana. El autor se sirve de las columnas y escritos de su protagonista para realizar una de las más incisivas y demoledoras críticas a la sociedad actual que, como suele suceder con las mejores obras del género, se disfraza de irónico relato de ciencia-ficción. No debe sorprender entonces que muchas de las tramas y situaciones enfrentadas por Spider en este tomo tengan un reflejo actual en la época que nos ha tocado vivir, repleta de corrupción política, tiránicos gobernantes enfrentados a la realidad y la moral y una disparidad social que amenaza con destrozar cualquier futuro para este planeta.


Vale, quizás el anterior párrafo nos haya quedado algo lúgubre pero, gracias al buen hacer y oscuro humor de Ellis, este título nos permitirá ver todos estos hechos a través de los bicolores cristales de Spider y posibilitará que soltemos toda la bilis y cólera a través de las corrosivas y furiosas columnas periodísticas de alguien que, aunque parezca carecer de cualquier atisbo de decencia o moralidad, intenta sacar los peores monstruos de nuestra realidad a la luz para permitirnos exterminarlos definitivamente.


No podemos terminar esta reseña sin hablar del impresionante trabajo de Darick Robertson que, gracias a su trazo detalladamente sucio, da vida al mundo soñado por Ellis y nos sumerge en las decadentes calles de estos Estados Unidos distópicos en las que se mueve este título. Con un ojo puesto en Blade Runner y el otro en los principios básicos del cyberpunk, el dibujante crea un reparto de secundarios espectaculares que se convierten instantáneamente en referentes dentro del cómic como Vita Severn, las asistentes Yelenna Rossini y Channon Yarrow, el despreciable La Bestia o el psicopáticamente destructivo gato de Spider, una de las más extrañas y peligrosas mascotas que nunca podrán existir.