Los Mitos de Cthulhu: Diez pesadillas en formato viñeta
“Lovecraftiano”: cuando tu apellido se ha convertido en un adjetivo utilizado para identificar a un estilo concreto de narrar es inútil señalar la tremenda influencia de tu obra. Tal es el caso del escritor norteamericano Howard Phillips Lovecraft quien en las primeras décadas del siglo XX renovó por completo el género de terror mediante una serie de relatos, poemas y novelas cortas publicadas originalmente en revistas de literatura pulp. Su visión del género generó una nueva perspectiva cuya influencia no solo ha ido acrecentándose con el paso de los años, sino que ha permeado el imaginario colectivo de forma no siempre consciente y expansible a otros medios. Aprovechando la reciente reedición por parte de Astiberri Ediciones de una de las mejores adaptaciones gráficas de su obra, en el siguiente artículo se reseñan algunas de las mejores versiones en cómic de su trabajo:
-Los Mitos de Cthulhu (Astiberri Ediciones): publicados originalmente a principios de los setenta y con la ayuda de Norberto Buscaglia (su yerno) en los guiones, Alberto Breccia adaptaría un total de nueve relatos de Lovecraft en forma de historias de entre seis y dieciocho páginas. Una adaptación que utiliza los textos de apoyo –en ocasiones reproduciendo pasajes de manera literal- como base para un impresionante despliegue grafico donde el dibujante de origen uruguayo exprimió las posibilidades del blanco y negro mediante diferentes técnicas gráficas (collage, monotipos, fotografías) logrando un tono expresionista con el que buscaba plasmar la sugerencia de conceptos abstractos y seres informes característica del escritor.
-Los Mitos de Cthulhu de Lovecraft (Planeta Cómic): poco antes de cerrar sus puertas a principios de los ochenta la emblemática editorial de cómic infantil Bruguera encargó a Esteban Maroto la adaptación de varias historias del autor de Providence. Solo tres (El Ceremonial, La Ciudad sin Nombre y La Llamada de Cthulhu) vieron la luz. Frente a las versiones de Breccia, Maroto impone una estética menos abstracta que se beneficia sin embargo de su estilo enjuto y cargado de detalles aunque, al igual que su predecesor, prefiere descargar el peso de la narración en forma de abundantes textos de apoyo. Su reedición décadas después eliminaría el funcional coloreado original en favor de un blanco y negro que permite apreciar la verdadera fuerza de los lápices del ilustrador español y su uso de las sombras para crear atmósferas.
-La Guarida del Horror: H. P. Lovecraft (Panini Cómics): tras recuperar sus adaptaciones de Edgar Allan Poe y desde la libertad creativa que le permitía la línea MAX de Marvel en 2008, Richard Corben volvió por sus fueros más clásicos con esta antología en blanco y negro donde su trazo grueso y estudiadamente exagerado se amoldaba a la prosa ambigua y demente de los relatos adaptados sin perder un ápice de su propia personalidad, otorgándoles asimismo un mayor dinamismo acorde a la narración secuencial frente al estatismo de adaptadores previos.
-Lovecraft (DC Comics); partiendo de un guión originalmente escrito para cine por Hans Rodionoff adaptado por Keith Giffen, este especial constituye una de las joyas menos conocidas de la recientemente desaparecida línea Vértigo. Mezclando elementos de la vida real del propio Lovecraft (su torturado linaje familiar, su infancia como niño enfermizo, su peculiar matrimonio) con otros provenientes de sus historias esta “biografía ficticia” logra emborronar la línea entre realidad y ficción haciendo ver que la relación entre ambas puede ser inquietantemente fina. La guinda la pone un Enrique Breccia tomando el relevo de su propio padre Alberto mediante un detallado grafismo que tiene su punto fuerte en el uso pictórico del color como instrumento para definir realidad y ficción.
-En las Montañas de la Locura (Ediciones Sinsentido): Que nadie se confunda. Aunque su estética perteneciente a la “línea clara” puede parecer un contrasentido a la hora de adaptar una de las obras más conocidas de Lovecraft, la versión gráfica a cargo de I.N.J. Culbard no solo resulta extremadamente fiel, sino que dota de un mayor trabajo de personajes y ritmo narrativo a una obra que el novelista utilizaba casi como una excusa para enlazar numerosos flashbacks donde describía la historia de los primigenios y su civilización pre-humana. Todo ello sin renunciar a la atmósfera fatalista y agobiante del texto original.
-Lovecraft: Visiones (Norma Editorial): siguiendo los pasos de su compatriota Breccia, el uruguayo Hernán Rodríguez adaptaría varios relatos de Lovecraft. Pero a diferencia de este, sus versiones toman la prosa del escritor como mero trampolín para llevar el argumento a nuevos terrenos. Así El Grabado en la Casa se convierte en una historia de samuráis del Japón feudal mientras que Nyarlathotep deviene en una metáfora sobre la pobreza y la desigualdad en la época de la gran depresión. Versiones libres ilustradas con un dibujo de corte esquemático pero muy expresivo que recuerdan al trazo de Teddy Kristiansen, concediendo un enorme valor expresivo al uso del color.
-El Sabueso y Otras Historias (Editorial Ivrea): aunque la influencia de Lovecraft en el J-Horror sea patente, pocos son los autores nipones que le han adaptado directamente. Es el caso de Gou Tanabe, quien adaptaría tres historias (El Templo, El Sabueso y La Ciudad sin Nombre) recogidas en un tomo que pese a algún patinazo cronológico (¿Nazis en la Iª Guerra Mundial?) adapta los mismos con gran fidelidad, utilizando un trazo crudo y detallado alejado del estilo amable y caricaturesco influenciado por Osamu Tezuka y que saca partido del formato blanco y negro para reproducir la atmósfera opresiva de los relatos originales.
-Revista Cthulhu (Diábolo Ediciones): Creada originalmente en 2006 como un fanzine editado por un grupo de fans malagueños, esta revista pronto pasaría a adquirir hechuras profesionales gracias a la distribución por parte de Diábolo Ediciones y, sobre todo, al buen hacer de sus autores, en su mayoría aficionados pero entre los que también es posible encontrar nombres consagrados como El Torres, Raulo Cáceres, Enrique Corominas e incluso veteranos como Adolfo Usero. Pese a homenajear en cada entrega a diferentes autores (Poe, Bradbury, Machen, Stoker), esta publicación semestral a base de historias cortas y artículos tiene su principal inspiración en los personajes e imaginario lovecraftianos. Recuperando la añeja tradición de publicaciones como Creepy o El Dossier Negro, su éxito ha traspasado fronteras llegando ser publicada en EE.UU.
-Lovecraft: La Antología Gráfica (Norma Editorial): cajón desastre de formas narrativas y estilos gráficos, esta antología de historias cortas alberga joyas a cargo de autores británicos como las adaptaciones de La Ciudad sin Nombre de Pat Mills y Attila Futaki, La Llamada de Chtulhu de Ian Edginton y D´Israeli o El Modelo de Pickman de Jamie Delano y Steve Pugh
-Providence (Panini Cómics): Lo que empezó siendo un trabajo alimenticio de Alan Moore (la miniserie Neonomicon) acabó dando paso al pastiche lovecraftiano definitivo. Mediante la historia de un periodista cuya investigación le lleva a conocer de primera mano los lugares y personajes descritos por Lovecraft en sus relatos, Moore destapa el trasfondo oculto de los mitos de Cthulhu (sus componentes sexuales y raciales) mientras reflexiona acerca del cómo y el porqué de su influencia en todo el imaginario posterior, borrando asimismo las fronteras entre realidad y ficción con terroríficos resultados. Una obra compleja de construcción tan inteligente como sutil que, pese a pedir a gritos un dibujante con mayores capacidades que el correcto Jacen Burrows, puede mirar a la cara a otros grandes títulos del autor de Northampton.
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