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La Atalaya del Vigía Comic Digital

critica

Savage Dragon #2

Continúa la recopilación de esta genial serie

REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
"El cielo de un guerrero lo dan los actos, no las creencias. Las estrellas no nos piden nuestra fe antes de sonreírnos." Thor, Thor #16
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Dragon Head: Náufragos del Apocalipsis

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 07/12/2019
La Atalaya del Vigía

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De entre las recientes novedades de manga de los últimos meses en España destaca la agradable sorpresa de la reedición de Dragon Head, serie escrita y dibujada por Minetaro Mochizuki en la que se narra una historia de supervivencia de corte apocalíptico que, frente a lo habitual en este tipo de premisas, plantea su angustiosa narración desde un tono más introspectivo.

Autor todoterreno con obras que van desde el terror puro (La Mujer de la Habitación Oscura) a la aventura con toques de comedia (Maiwai) pasando por el drama costumbrista (Chiisakobee), con Dragon Head (Doraggon Heddo en el original japonés) vuelve a cambiar de registro mediante una premisa inicial que poco a poco va evolucionando a medida que su terrorífico escenario se va desplegando. Publicada originalmente entre 1995 y 2000 por la editorial Kodansha en las páginas del semanario Young Magazine (cuna de hitos como Akira y Ghost in the Shell) Dragon Head narra la historia de Teru Aoki, un joven estudiante que viaja en tren junto al resto de su clase de regreso una excursión. Un aparente terremoto provoca el descarrilamiento del vehículo tras entrar en un túnel cuyas salidas han quedado sepultadas, matando a todos los ocupantes del tren excepto al propio Teru y otros dos compañeros, una chica llamada Ako Seto y un nervioso muchacho llamado Nobuo. Solos, sin recursos y rodeados de cadáveres pronto se dan cuenta de que deberán valerse por sí mismos para salir de dicha situación, especialmente cuando el inestable Nobuo empiece a perder el juicio volviéndose cada vez más violento. Un escenario claustrofóbico que recuerda a una versión minimalista de El Señor de las Moscas donde tanto la narración como el dibujo de figuras estilizadas y escenarios retratados con gran detalle dotan al resultado de un realismo que incrementa la tensión de lo narrado.


Tras un primer acto angustioso que narra la huida de Teru y Ako del túnel, la historia da otro giro cuando tras conseguir salir al exterior la pareja protagonista descubre que el mundo parece haber sido arrasado por un cataclismo y la civilización ha desaparecido. Fenómenos naturales como una densa niebla, aludes, tormentas de fuego y seísmos se van sucediendo a medida que ambos emprenden camino hacia Tokyo en busca tanto de sus familias como de respuestas. Entre medias cruzan su camino con supervivientes como un grupo de soldados superados por las circunstancias o varias comunidades que parecen haber perdido el juicio y liquidar a cualquier extraño.

Prácticamente hasta el final de la narración Mochizuki procura no desvelar la causa de la catástrofe, lanzando pistas en varias direcciones (¿El impacto de un meteorito?, ¿Una erupción volcánica masiva?, ¿Un ataque nuclear?) de manera que ni los personajes ni los propios lectores puedan aferrarse a una causa lógica que explique la situación. Tampoco es lo que le interesa, pues la intención de la historia es la de reflejar cómo, privados de una civilización y unas leyes que garanticen un orden, los seres humanos pueden llegar a cometer toda clase de excesos en nombre la supervivencia. Una ambigüedad moral que no obstante se refleja más en los personajes secundarios (el citado Nobuo, el soldado Nimura) que en la pareja protagonista, mucho más plana en cuanto a desarrollo y con ciertos elementos que parecen más propios del manga shonen para adolescentes que de la propuesta adulta planteada por el autor. Todo ello procurando mantener una estética tremendamente verosímil pese a algún ocasional exceso visual como la llamativa pintura corporal que acaba aplicándose un desquiciado Nobuo, el uso casi fetichista de máscaras antiguas o la aparición de unos inquietantes personajes con el cráneo trepanado.


Pese a no aportar ninguna novedad especialmente destacable dentro del género (de hecho sus escenarios, personajes y situaciones posiblemente hagan que el lector veterano recuerde trabajos previos dentro del género post-apocalíptico tanto dentro como fuera de la viñeta), Dragon Head maneja estupendamente los elementos definitorios del mismo gracias al talento como narrador de Mochizuki, manipulando con habilidad tanto la tensión (esas primeras 200 páginas ambientadas en el tren siniestrado) y el misterio (ese vagabundeo por un Japón desolado donde nunca se sabe lo que se puede encontrar a continuación) como el ritmo, que alterna escenas con un tono más contemplativo (la llegada de Teru a Tokyo caminando por sus calles arrasadas) a otras de sesgo más frenético (peleas, tiroteos, derrumbes, persecuciones) con igual eficacia.


La popularidad de la serie en su país natal llegaría a propiciar una adaptación cinematográfica en imagen real dirigida por Joji Iida en 2003 que, pese a su fidelidad al manga, acaba cayendo con más fuerza en los tópicos que su homólogo en viñetas lograba esquivar. Originalmente publicada en España por Glenat en diez entregas formato tankobon, la nueva edición a cargo de Planeta Cómic se presenta en cinco tomos cuya duración se corresponde con uno de los puntos de giro de la trama. Una obra inquietante que en su primera edición paso inadvertida para muchos que no deberían dejar escapar esta segunda oportunidad.


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