Los Muertos Vivientes - Integral #7 Rick planifica cuidadosamente su venganza contra los susurradores
Artículos relacionados
· Los Muertos Vivientes toman Entertainment Weekly
· Los Muertos Vivientes: Guía de supervivencia # 1
· Llegan los Pequeños Muertos Vivientes
Ahora que acaba de finalizar en Estados Unidos la publicación de la serie y que la llegada de su trigésimo segundo y último volumen en tapa blanda es inminente, es hora de echar la vista atrás y valorar lo que ha dado de sí esta historia (casi) interminable de zombies, al tiempo que analizamos la impecable edición en tapa dura que Planeta Cómic acaba de lanzar. El lanzamiento de la serie de zombies favorita de muchos lectores de la mano de Robert Kirkman llegó casi sin hacer ruido a las librerías. Poco a poco se iba comentando entre el fandom que había una serie nueva de Image que merecía mucho la pena y no debía pasar desapercibida. Se trataba de un cómic que contaba el apocalipsis zombie basándose en un nutrido grupo de personajes, que iba creciendo y menguando en cada nueva entrega, y es que algo importante que el amigo Kirkman nos enseñó desde el principio es que no se debía coger cariño a ninguno de los personajes.
Como el propio guionista y creador de la serie la definía, se trataba de una película de zombies sin final, y es que el autor, aburrido de que las películas de muertos vivientes llegasen a su fin cuando aún no se sabía el destino último de todos los protagonistas, decidió crear un comic en el que las peripecias de los supervivientes por conseguir comida y escapar del incesante ataque de los zombies siguiese mes a mes, y así ha sido durante los 193 números de cadencia mensual durante los cuales se ha publicado la serie de forma ininterrumpida. Durante este tiempo se han producido muchos cambios de alineación entre sus personajes, manteniéndose en casi todos los casos a Rick Grimes como protagonista casi absoluto, y a su hijo, en muchas ocasiones durante la serie verdadera causa para seguir su incesante lucha.
El final del volumen anterior nos dejaba con una impactante imagen en la que conocíamos varias importantes bajas entre las filas de Rick y los suyos. Como si Kirkman pensase que existe algún riesgo de que el lector pierda el interés en la serie después de tantos años, se despide de golpe de algunos rostros conocidos en los últimos tiempos de la serie, aprovechando el mazazo emocional para los supervivientes que pronto comenzarán a hacer planes para luchar de forma tajante contra los Susurradores, un todavía misterioso grupo que, oculto tras máscaras hechas de los propios zombies, se esconde entre estos para realizar atroces actos contra los que deciden plantarle cara. En las primeras páginas veremos como Michonne decide abandonar la aparente calma que ha presidido su vida desde hace algún tiempo, como si demostrase que no ha sido buena idea dejarse domesticar por las nuevas sociedades en las que se ha ido integrando.
Otra importante baza con la que juega la serie es la gran cantidad de historias paralelas que se están contando, lo que provoca que cada nuevo ataque o suceso sea visto desde varios puntos de vista y que lleguemos a preocuparnos de veras por el futuro de tal o cual personaje. El arte de Charlie Adlard también ha sufrido una importante evolución, y no solo por la llegada de Stefano Gaudiano como entintador de la serie, lo que permite al dibujante cumplir con su apretada agenda y llegar puntual a su ineludible cita mensual, sino también porque se adapta con facilidad al ritmo que Kirkman le va marcando en cada momento, jugando con ilustraciones a página completa cuando hay que pararse a llorar a algún personaje caído, hasta llegar a las 16 viñetas por página cuando las tramas se subdividen en momentos puntuales de la colección. Una magnífica evolución de un dibujante al que esperamos ver en nuevos proyectos. Ahora que se acerca su final, es el momento perfecto de apostar por una edición a la altura de una serie que ha cambiado para siempre el panorama del cómic independiente y que, sin duda, nos deja una lectura sólida y entretenida a partes iguales.
|
|
|