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Series son Amores - DEVS: Ser o no ser, esa es la cuestión Comic Digital
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Series son Amores - DEVS: Ser o no ser, esa es la cuestión

Nueva vuelta de tuerca a la ciencia-ficción de mano del genial Alex Garland

Un artículo de José María Amores Casado - Introducido el 28/04/2020
Series son Amores - DEVS: Ser o no ser, esa es la cuestión

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Hablar de ciencia ficción es abrir un melón muuuuuy grande, y tratar de catalogar una obra dentro de esta categoría se aviene a una discusión ardua sobre en qué subgénero se puede englobar o cuál es la visión predominante de la obra. Al creador de esta serie, Alex Garland, le gusta jugar con todas las cartas a la ciencia ficción, por ejemplo: Ex_Machina (2014) con toques de drama y misterio, Annihilation (2018) con terror, Dredd (2012) en el terreno de la acción y Sunshine( 2007) con el thriller apocalíptico. Por lo que vemos con esos cuatro ejemplos, Garland puede situar la historia donde le plazca (presente, futuro cercano o futuro lejano), en un entorno más o menos cercano a nuestra realidad, tratando temas desde lo más “duro” en ciencia ficción (muy apegado a la ciencia real especulando hacia dónde podríamos llegar) hasta las situaciones donde la fantasía toma el control.

Todas las obras de Garland tienen un mensaje (no es de esos autores que cuenta una historia y ya está), algo que nos plantea el autor y que nos va enseñando poco a poco conforme narra la historia para que, al final, nos tomemos nuestro tiempo y pensemos en lo que hemos visto. No todo lo que ha hecho este autor ha tenido el reconocimiento de los espectadores y lo cierto es que tampoco podemos decir que arrase allá donde vaya, pero sí tiene su fiel grupo de seguidores que disfruta con este tipo de historias.


En DEVS pesa mucho el drama humano, y el pasado, presente y futuro de los personajes gira en torno a este sino, por lo que pocas risas nos vamos a echar con la serie.

Garland opta por quedarse cerca de nuestra realidad, sin pretender fantasear demasiado y planteando un escenario en cierto modo creíble: un mundo donde una megacorporación tecnológica creada por un gurú informático está a la vanguardia de los desarrollos informáticos, el Olimpo de los ingenieros de todo el mundo.

La protagonista de la serie es Sonoya Mizuno, a la que ya hemos visto con Garland en otras dos ocasiones (Ex_Machina y Annihilation) y nos sonará de algo también por la serie Maniac (2018) y La La Land (2016). En esta ocasión interpreta a una joven ingeniera informática que sufre la trágica muerte de su pareja en extrañas circunstancias, papel que ejecuta sin demasiado estruendo (algo normalito tirando a flojito, vaya).


Por otro lado, tenemos a la cada vez más presente Alison Pill (este año la veremos de momento en tres series: Picard, Devs y Them: Covenant) esta vez sin su patentada simpatía y metida de lleno en la oscura trama entregada por el guionista.

En el rol de CEO enigmático y atormentado encontramos a Nick Offerman al que hemos podido ver en multitud de pequeñas participaciones pero al que quizás recordemos mejor de Parks and Recreation. En este caso deja la comedia y borda un rol dramático de peso en la historia. Otro de los secundarios que brilla en nuestra pantalla es Zach Grenier, uno de esos actores que nos acompañan desde hace mucho en todo tipo de producciones, drama, comedia, acción, cine, televisión... que ya ha hecho de todo y lo que siempre se le dio bien es el rol de malote. En DEVS será el jefe de seguridad con recursos y poca moral capaz de conseguir lo que sea por el bien de la empresa.


Los ocho episodios de esa mini serie están dirigidos por el propio Alex Garland (como no) y ya con los dos primeros nos mantiene a la expectativa de saber hacia dónde va la serie. En el apartado musical Garland vuelve a contar con Geoff Barrow y Ben Salisbury a los que se une el dueto The Insects (Bob Locke y Tim Norfolk cuyo trabajo más cercano reconocible es poner la música de la mini serie Hanna), y bueno, no es para gritar de emoción ni extasiarnos con su melodía, pero desde luego se adapta a la serie como anillo al dedo, con momentos buenos y alguno que otro algo rayante.

Pero, ¿de qué va DEVS? En un mundo como en el que vivimos ahora, la joven ingeniera informática Lily Chan (Sonoya Mizuno) y su pareja trabajan para la empresa AMAYA, una suerte de megaempresa de Silicon Valley creada por el típico gurú de la informática: desaliñado, con sudadera, coche viejo y con la mente siempre en otro sitio. El novio de Lily consigue un puesto en el sanctum sanctorum de AMAYA, el departamento DEVS al que sólo los mejores prodigios de la informática pueden aspirar y conocer de primera mano qué es lo que allí sucede.


Al día siguiente, Lily descubre que su novio ha desaparecido y poco después, es informada que se ha suicidado en extrañas circunstancias. Ella no asume lo que ha sucedido y comienza a buscar respuestas que la conducirán a nuevas preguntas hasta que la verdad se desvela en el último capítulo.

El misterio que conduce toda la serie nos parece algo evidente cuando ya llevamos la mitad vista, pero ese no es el enigma que queremos resolver sino el objetivo final de DEVS. Por eso, como thriller funciona más o menos, porque bien pronto descubrimos que la trama principal es un mero macguffin que nos arrastra a lo que realmente queremos saber como espectadores: qué pasa con DEVS y a dónde nos lleva todo lo que vamos descubriendo poco a poco del trabajo que allí se desarrolla.


Como entretenimiento para los más frikis de la ciencia ficción dura, hay momentos de la historia que plantea teorías sobre del determinismo contra el libre albedrío y el autor lanza bastantes referencias a ese tipo de corrientes de pensamiento en las que regodearse si disfrutas de la temática. Hay bastantes guiños y huevos de pascua a todas estas teorías y, si tienes ganas y tiempo, puedes meterte de cabeza hasta casi volverte majareta (yo he buscado un poco por profundizar y mi nivel no alcanza ni de lejos a asimilar los conceptos matemáticos de los que se tratan en las diferentes teorías).

Os prevengo, es una serie para tener la mente abierta, estar dispuestos a razonar (sí, es otra serie de pensar) y dejarse llevar por la intriga y el original planteamiento que de nuevo traza Garland muy al estilo de Ex-Machina donde lo importante pasa de ser conocer la historia que nos quiere contar al paralelismo con lo que podría ser nuestra realidad.


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