Marvel Héroes #99 – Los Vengadores: La Llegada de Proctor Bob Harras y Steve Epting se marcan una de las más recordadas epopeyas vengadoras de los 90
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Como hemos dejado claro en numerosas reseñas previas y cualquier lector de aquella época puede atestiguar sin miedo a equivocarse en lo más mínimo, los años 90 no fueron una etapa especialmente brillante para el noveno arte. El mercado había decidido convertir en dioses todopoderosos a esos dibujantes que, gracias a sus espectaculares aunque quizás anatómicamente erróneas páginas y portadas, conseguían atraer a los lectores y vender miles de ejemplares que, desgraciadamente, no solían apostar por ningún tipo de originalidad, riesgo o, simplemente, coherencia argumental.
A esto había que sumar que esa burbuja creada por los especuladores que habían creído encontrar la viñeta de los huevos de oro comenzaba a deshincharse y que la amplia oferta de estos cómics -con portadas de materiales desconocidos para los humanos en la mezcla- inundaba el mercado hasta la saturación, lo que comenzaba a anunciar una de las mayores crisis creativas del cómic que recuerdan muchos lectores veteranos.
El grupo marveliano más poderoso cumple 30 años
Corría el año 1992 cuando las cabezas pensantes de la Casa de las Ideas debieron darse cuenta de que se acercaba el trigésimo aniversario de Los Vengadores. Por aquel entonces, Bob Harras era el encargado de narrar las aventuras de los más poderosos del universo Marvel aunque, quizás intentando repetir el éxito cosechado por Chris Claremont con sus mutantes, su encarnación del equipo contaba principalmente con personajes poco conocidos y que distaban mucho de esa primera alineación vengadora con pesos pesados como Iron Man, Hulk o el Capitán América en sus filas.
Harras no tenía mucha experiencia como guionista aunque su etapa como editor dentro de la línea mutante le había granjeado el respeto de lectores y compañeros de profesión. De hecho, el escritor heredó esta versión del grupo vengador y decidió establecer un acercamiento continuista a la colección manteniendo como protagonistas a este ramillete de “secundarios”, en el que encontramos a personajes como El Caballero Negro, Sersi, El Espadachín o la inhumana Crystal. Acompañado del arte de un prometedor aunque primerizo Steve Epting, Harras presentaría tramas que buscaban explotar las posibilidades cósmicas del grupo remodelando para este fin a villanos como El Coleccionista, salpicando sus sagas de invitados especiales y secundarios de lujo y presentando nuevas amenazas -no demasiado memorables, todo sea dicho- como la raza alienígena La Cofradía.
No sería hasta la llegada de Proctor que el grupo encontraría su camino y los esfuerzos de Harras comenzarían a dar frutos interesantes en el universo vengador. El escritor había ido plantando pistas de los planes de este villano desde su llegada al título y, desde el principio de esta historia, había dejado claro que su pasado tenía alguna enigmática conexión con la eterna Sersi.
Lenta pero inexorablemente, el escritor fue presentando las claves de su trepidante epopeya con la llegada de Los Recolectores, un grupo reclutado por Proctor y que se componía de Vengadores provenientes de tierras alternativas desaparecidas. A partir de esto punto, asistimos a una etapa repleta de dimensiones alternativas, versiones inesperadas de nuestros protagonistas, dobles y triples traiciones y acción a raudales que ofrece a los fans de Los Vengadores una interesante mirada a esta curiosa encarnación del equipo.
Una lectura perfecta para estas tardes veraniegas que nos traslada a una época muy diferente de los cómics Marvel.
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