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Batman: Condenado Comic Digital

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Eden #9

El destino final de la humanidad

REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
"El amor no es de los sueños. El amor pertenece al deseo, y el deseo es siempre cruel." Morfeo, The Sandman 9
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Batman: Condenado

¿Ha ido el Caballero Oscuro demasiado lejos?

Un artículo de Javier Jiménez Jiménez - Introducido el 17/09/2020

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El tándem formado por Brian Azzarello y Lee Bermejo es una de esas uniones nacidas en el Olimpo del cómic. En una esquina tenemos a Azzarello, un guionista con una voz muy personal fascinado por los más oscuros rincones del alma humana y las profundidades morales que están dispuestos a visitar los hombres movidos por sus ilusiones y codicia. Títulos como Cage -una de sus pocas incursiones marvelitas ilustrada por el icónico Richard Corben-, Antes de Watchmen: El Comediante -que, pese a quien pese, supuso una interesante mirada al justiciero y un repaso a la historia de las infamias políticas americana-, su etapa al frente de Hellblazer -que le puso en contanto con el traicionero John Constantine y nos regaló la única versión “no británica” del personaje (y no contamos la vergonzosa etapa en la que ha estado atrapado en el universo DC superheroico, por si teníais dudas. Eso, al igual que la cuarta entrega de Indiana Jones, nunca ha existido)-, Jonny Double y, por supuesto, la excelente 100 Balas, título imprescindible del sello Vértigo que nos ofreció una de las más enredadas y complejas tramas comiqueras que podemos recordar.


En la otra esquina encontramos a Bermejo, uno de esos artistas que definen esta forma de arte con cada nuevo trabajo. Su estilo realista e intrincado convierte cada una de sus planchas en una obra de arte digna de ser degustada como un buen vino y admirada como una confirmación de las cotas máximas que el noveno arte puede alcanzar. Obras como Wednesday Comics, Batman: Noel, Frecuencia Global o Suiciders -donde además probó suerte como guionista y se nos desveló como un más que competente narrador- demuestran su pasión por el detalle y su extrema habilidad como historietista.

Por suerte para los aficionados a la viñeta, ambos creadores cruzaron sus caminos profesionales y encontraron un entusiasmo común por colaborar en proyectos que les permitieran dar sus versiones de algunos de los personajes más icónicos del cómic. De esta manera, la dupla nos entregó trabajos como Antes de Watchmen: Rorscharch, Batman-Deathblow o Lex Luthor, serie limitada que no debería perderse ningún aficionado al universo del Hombre de Acero por su realista y profunda mirada al, normalmente, esquemático villano definitivo de Superman.


Como podéis ver por esta extensa introducción, ambos artistas son antiguos conocidos del Caballero Oscuro y sus caminos profesionales, tanto conjunto como separados, le han permitido varios paseos por los oscuros callejones de Gotham City. De hecho, la novela gráfica Joker se ha convertido por méritos propios en una de las lecturas gothamitas esenciales, gracias tanto al cruel retrato del Payaso de Crimen ofrecido por el escritor como por la representación gráfica icónica y definitiva -con un homenaje inevitable a la estética usada por Heath Ledger en la definitoria El Caballero Oscuro de Christopher Nolan- planteada por Bermejo en sus páginas.

Tenemos que lanzar un sello. ¡Traed a Batman y sus cronistas!


Corría el año 2018 cuando DC decidió presentar una nueva iniciativa que, a la manera Vértigo creativamente hablando, buscaba dar a creadores de primera categoría la oportunidad de trabajar con los personajes más importantes de la editorial de manera más adulta y transgresora sin tener que preocuparse de cuestiones como la continuidad. Dentro de esa alineación de guionistas y dibujantes encontramos a nombres de la talla de Scott Snyder, Jeff Lemire, Geoff Johns, Greg Capullo, Jason Fabok o Andrea Sorrentino.


La apuesta era alta y debían encontrar un título que definiera perfectamente esta propuesta convenciendo al público de su relevancia dentro del superpoblado panorama editorial actual. Como no podía ser de otra manera, el primer título de la línea que llegaría a las librerías especializadas estaría protagonizado por Batman y el equipo soñado de Azzarello y Bermejo tendría vía libre para contar la historia que deseara sin tener que preocuparse de intromisiones editoriales ni problemas de censura.

Por supuesto, todos sabemos que la realidad no suele ser tan bonita y menos tras ese batchurragate que sacudió la industria comiquera en el momento del lanzamiento del numero inaugural de Batman: Condenado. Como no podía ser de otra manera, una parte de los lectores perdió la cabeza al ver las vergüenzas de su héroe colgando y DC tuvo que retirar todos los ejemplares de las estanterías para evitar una quema sistemática de cómics en los rincones ultraconservadores de Estados Unidos. Una polémica que, como sucede en todos estos casos, situó al título en la portada de todos los periódicos y trajo a primera plana al mundo de la viñeta por las estúpidas razones habituales: no se podía permitir que Batman fuera por ahí como sus creadores lo trajeron a este mundo, sin importar que el cómic en cuestión fuera para adultos ni la posible calidad de la obra en cuestión. Lo dicho, que todo el asunto no fue más que otra p***ada del sacrosanto puritanismo yanqui.


Pero, ¿de qué va Batman: Condenado?


Batman: Condenado es una mirada muy oscura a la mitología gothamita que comienza con nuestro protagonista herido de gravedad tras una brutal lucha con el Joker, su enemigo definitivo. Tras una fuga con violencia de la ambulancia que lo llevaba al hospital, el Caballero Oscuro sufrirá una aparentemente mortal -de nuevo- caída de un puente que lo llevará a cruzar su camino con el siempre tramposo John Constantine.

A partir de este momento, Batman emprenderá una búsqueda que lo llevará a desenterrar recuerdos peligrosos de su infancia, adentrarse en el rincón más esotérico y enigmático del universo DC -con personajes como Zatanna, Deadman, Etigran o La Cosa del Pantano en la mezcla- e intentar encontrar la respuesta a un enigma que escapa a su turbada psique: ¿ha asesinado realmente a su némesis y perdido por completo la cordura?


Azzarello realiza un trabajo extraordinario a la hora de transmitirnos la desorientación de un protagonista perdido en las más recónditas regiones de su mente gracias a un uso exhaustivo de textos de apoyos interconectados -marca de la casa, por supuesto-, frases con dobles y triples sentidos y un plantel de secundarios que han hecho del misterio y el engaño su razón de existir. Mención especial merece ese nuevo encuentro entre Constantine y la Cosa del Pantano, en el que el ser elemental deja bien claro su inmortal e imperecedero odio hacia nuestro bastardo favorito.

Por supuesto, nada sería remotamente parecido en esta obra si no contáramos con el apabullantemente detallado arte de Bermejo que decide darlo todo en cada viñeta y consigue una experiencia inmersiva inigualable en los sofocantes y perniciosos callejones de Gotham. Su perfección a la hora de retratar las emociones de los personajes, extraordinaria capacidad narrativa y obsesión palpable por convertir la ciudad y cada uno de sus más mínimos detalles en partes del todo que es esta historia convierten este cómic en una experiencia inigualable.

En resumen, una obra que va mucho más allá de los escándalos que la precedieron y que nos presenta a un Batman dispuesto a sorprendernos con decisiones inesperadas, originales vueltas de tuerca y alguna que otra controversia narrativa. No será del gusto de todos los fans del personaje pero, en nuestra modesta opinión, nadie debería dejar pasar este definitorio volumen en la historia del personaje.


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